Israel debe medir su respuesta
Con el aliento contenido desde el sábado 7 de octubre, día en que milicianos de Hamás asesinaron a 1.300 israelíes, seguimos día a día los acontecimientos, en una tierra que se denomina Tierra Santa, que debería ser de paz, y penosamente es de violencia, odio y guerra.
Oriente Próximo mantiene en vilo al mundo. El bombardeo del martes a un hospital de Gaza, con cientos de muertos –Hamás acusa a Israel, Israel a Hamás– ha vuelto a subir las amenazas de Hizbulá y de Irán.
Es una guerra compleja. No me parecen acertados ciertos titulares en medios de comunicación, como “guerra de Israel contra Gaza”, ni siquiera “guerra de Israel contra Hamás”, porque transmiten solo una parte de la realidad, o incluso la deforman, por prejuicios o ligereza. Israel tiene derecho a defenderse, no es una guerra que haya iniciado.