Señera de dos barras del Tratat d'Almirra, los blaveros y Sentandreu (II)

Aunque invisibles para los ideólogos del Camp de Mirra, hay imágenes de Jaime I en fechas cercanas al Tratat d'Almirra en 1244 y, lo más interesante, con la heráldica de dos barras que exhibía el monarca en actos solemnes. Al ser códices ejecutados bajo la observación de los reyes, si en el Camp de Mirra existiera voluntad de respetar la realidad documental, las dos barras del siglo XIII debieran reflejarse en la indumentaria de Jaume I; pero las intenciones, lamentablemente, son políticas y no culturales.

En las miniaturas de las Cantigas aparece el retrato de Jaume I, obra coetánea del monarca, realizada por deseo de Alfonso el Sabio, el mismo que firmó el Tratat d'Almirra junto a Jaume I, que acabaría siendo su suegro. El rey castellano supervisó personalmente la realización del manuscrito, datado hacia el 1260, y el autor del códice fue fidedigno en la plasmación heráldica del conquistador: dos barras, aunque en grandes banderolas o vestidos de los escuderos se observen desde tres a veinte barras, efecto del mismo horror vacui que hacía repetir castillos y leones en superficies semejantes.

Los derechos del subjetivismo

Si tuviéramos que determinar cuál es la causa profunda de muchos males en el comportamiento individual y colectivo en nuestra época, el diagnóstico ofrecería pocas dudas: es el subjetivismo, que trata de imponer sus derechos arbitrarios en todos los ámbitos. En nuestra sociedad apenas se mencionan deberes, pero se exigen continuamente derechos que hacen referencia a la total libertad del sujeto para hacer lo que quiera, y que todos tienen que respetar y padecer. Porque lo peor no es el mal moral que se hace, sino el talante con que se hace. Cada cual se cree con derechos para expresar, realizar e imponer sus deseos pasándose por encima un principio básico para toda convivencia humana y para todo civismo: que el respeto a las normas no es otra cosa que respeto a los demás. Esa expresión “hago lo que me da la gana” –tan en boca de la gente-, es la expresión perfecta de la arbitrariedad del subjetivismo y de su perversión moral.

Deberes III: Educar, aprender y trabajar

La educación es un derecho. La escuela primaria debería ser gratuita… Nuestros padres pueden elegir lo que aprendemos. (Art. 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos)

De entrada, la citada Declaración nos alerta que la escuela primaria -después de 70 años de ser aprobada por Naciones Unidas en el año 1948- debería ser ya en todo el mundo gratuita, y no lo es. Es decir, en la actualidad solo en algunos países privilegiados como el nuestro se cumple, pero otros están lejos no solo de conseguirla sino que todavía no la han podido iniciar. Son los países llamados del tercer o cuarto mundo que no disponen de lo necesario para cumplimentar este importante y trascendente mandato de Naciones Unidas para el desarrollo, la igualdad y la dignidad de todos los pueblos como es el derecho a la educación.

Libertad educativa

Todo tipo de dictaduras han buscado y buscan suprimir la libertad de enseñanza, de modo que la Administración moldee desde la infancia lo que busca: en vez de servir a la educación, se sirve de la educación para imponer una ideología. También es totalitario el poder emergido de las urnas si lamina derechos y ahoga el pluralismo propio de la libertad. La dictadura en tierras valencianas se traduce ahora en imponer el valenciano y ahogar los conciertos educativos, pero se reviste de eufemismos como “plurilingüismo”: son disfraces del totalitarismo que pilota el conseller Marzà. El sectarismo preside decretos y leyes, que una y otra vez se están encontrando con sentencias judiciales que las anulan y con iniciativas ciudadanas que lo están impidiendo, con gran esfuerzo y constancia, y también con víctimas de este totalitarismo insultante.

Inquietante moción de censura

Si el 60% de los votantes socialistas no se fía de Pedro Sánchez, los no votantes tienen más motivos para no fiarse. Más que inquietante.

La encuesta del CIS del pasado 8 de mayo arrojaba ese dato llamativo sobre la desconfianza que Pedro Sánchez genera en los propios votantes socialistas. Otro dato, para mí de menor entidad, es que es el líder peor valorado, cuando en la anterior encuesta del CIS era Pablo Iglesias.

Que el tercer partido, el PSOE, se atreva a presentar la moción de censura pone muy en tela de juicio su peso y fuerza. Pero curiosamente su fuerza es precisamente su debilidad: Pedro Sánchez quiere llegar a la Moncloa como sea, con los apoyos que vengan de donde vengan, porque su “ego” puede más que la estabilidad, argumentando que hay que echar a Rajoy sea como sea, al precio que sea. El fin justifica los medios, una vez más, en políticos como el secretario general del PSOE, y lo está demostrando de nuevo estos días.

Amparo Cabanes Pecourt

La Asociación Cultural Cardona i Vives organizó una conferencia este martes 15 de mayo de 2018 con el título: “EL NAIXIMENT DEL REGNE DE VALÉNCIA”, a cargo de Doña Amparo Cabanes Pecourt, en el salón de actos de la Fundació Cajamar Castelló-Centre Social San Isidro, carrer d’Enmig nº 49 de la ciudad de Castellón de la Plana.

Doña Amparo Cabanes Pecourt (Valencia 1938) cursó estudios de Bachillerato y Magisterio, en Valencia. Obtuvo los grados de Licenciatura en Filosofía y Letras (1962) con Premio Extraordinario y de Doctora en Historia (1968) bajo la dirección de Don Antonio Ubieto Arteta, en la Universidad Literaria de Valencia. Desde 1963 hasta 1983 ejerció la docencia como Profesora Titular en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia.

Hartazgo de encuestas

Están proliferando en exceso las encuestas y sondeos electorales, a un año de las autonómicas y municipales, y a dos años de las generales. Casi todo en la vida tiene una regla muy popularmente conocida: “jugar al siete y medio, que tiene el riesgo de pasarse o de quedarse corto”. Y con las encuestas hay una saturación, que incluso va en contra de su propia credibilidad y eficacia. La sobredosis marea y genera pasotismo.

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