Eutanasia

El proyecto socialista de legalizar la eutanasia en España sigue adelante en el Congreso de los Diputados, rechazadas las enmiendas a la totalidad del PP y Vox, que proponen una ley de cuidados paliativos en vez de eutanasia. Es lamentable que la eutanasia pueda legalizarse, porque es un crimen. Percibo que hay una mayoría que piensa que la eutanasia hay que legalizarla, que coincide con encuestas de todo tipo. Menos mal que la dignidad humana no depende de mayorías o minorías. Percibo una aceptación social de la eutanasia, y me apena, pero también pienso que ha de espolearnos a profundizar en cómo argumentar a favor de la vida. Ojalá no se apruebe la ley actualmente en trámite parlamentario. Sin embargo, urge que profundicemos y difundamos, cada uno en su ambiente, el valor de la vida, sin sentirnos derrotados, como algo inevitable.

Hay un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aprobado por el Papa Francisco el 25 de junio de 2020, titulado “Samaritanus bonus”, que trata sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, y en concreto sobre la eutanasia y el suicidio asistido. Animo a releerlo o leerlo ahora, porque tiene un alto valor antropológico, no sólo moral para los católicos, sino para toda persona interesada en defender la dignidad humana, esté o no de moda, en toda circunstancia.

En la opinión pública hay escaso debate, confrontación de ideas en torno a la eutanasia, en parte porque noto que unos reclaman la eutanasia como solución y otros andan escasos de argumentos para defender la vida en la fase terminal. Quienes defienden la eutanasia apelan a que no haya ensañamiento terapéutico. Eso no lo defiende ni la Iglesia ni quienes defienden la vida: es más, el mencionado documento señala el deber de evitar el ensañamiento.

Se apela a la compasión, de que para no sufrir es mejor morir. Los cuidados paliativos han mejorado tanto que se puede evitar el sufrimiento en gran medida. El enfermo necesita afecto y compañía hasta el final, y tal vez es la comodidad de familiares o médicos lo que lleva a claudicar. Seamos sinceros: hay mucha soledad, y ese es el terreno abonado para que la eutanasia se presente como solución. La eutanasia no es la solución, sino un reflejo del utilitarismo y, a veces, del escaso esfuerzo -pereza mental y práctica– para defender la vida de los más débiles, que dentro de un tiempo probablemente seremos los que leemos estas líneas.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.