1 de abril de 1939

Víctor Viciedo el Dom, 01/04/2018 - 21:59
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1 DE ABRIL DE 1939, FIN DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

 

TAL DIA COMO HOY, PERO DE 1939, FRANCO FIRMA EL ÚLTIMO PARTE DE GUERRA: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA HA TERMINADO.

El 1 de abril de 1939, Franco dictaba el último bando de la guerra: «En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado». Lo hacía desde el palacio del Paseo de la Isla de la ciudad de Burgos, donde se encontraba aquejado de una afección gripal; la primera vez en toda la guerra que había enfermado. Cuando se le comunicó el final del incidente de Alicante, y después de dar las gracias, tomó una cuartilla para redactar, excepcionalmente, de su puño y letra, un parte de guerra.

El golpe militar diseñado por el General Mola, que se suponía rápido si hubiera triunfado en todas las ciudades donde se pronunciaron los sublevados, fracasó en las grandes ciudades. Franco se unió al golpe en los últimos momentos y logró, con mucha rapidez, llegar a las puertas de Madrid pero quizá no con la velocidad necesaria al haber perdido unos días vitales en el rescate del Alcázar de Toledo. Franco lo apreció como un elemento propagandístico para la causa; como un emblema y un ejemplo de heroísmo, pero posiblemente perdió el tiempo que necesitó la Republica para organizar la defensa de la capital. Al llegar a Madrid, a los seis meses de conflicto, la defensa ya estaba organizada; los republicanos ofrecieron una férrea defensa y tras la llegada de las Brigadas Internacionales y el desgaste sufrido en la batalla del Jarama, Franco renunció a la capital, iniciando un avance lento y muy costoso, donde cada batalla era una sangría, acabando por convertirse en un infierno interminable: una guerra de trincheras de angustioso desgaste y escasa creatividad táctica. La prolongación de la contienda favoreció la intromisión de las potencias internacionales; Rusia y Francia apoyaron a los republicanos mientras que Italia y Alemania se situaron del lado de los sublevados.

A la batalla del Jarama le siguió la de Guadalajara, donde se produjo el desastre de las tropas italianas que apoyaban a los nacionales; posteriormente, la de Brunete. La Conquista de Madrid se hacía imposible y Franco decidió desplazar las actividades de combate donde los nacionales lograron romper el «cinturón de hierro» de Bilbao y conseguir ocupar todo el Norte de España. Teruel sufrió dos batallas: la conquista por los republicanos y la recuperación por los nacionales; esto permitió a los nacionales llegar al Mediterráneo, partiendo la zona republicana en dos; a un lado Cataluña y al otro Valencia. Y es aquí donde se la juega el General Rojo en un intento desesperado de unir ambas zonas y abrir el camino hacia Zaragoza tras traspasar el Ebro. La batalla del Ebro fue la fase crucial de la guerra; se iniciaba en la primavera de 1938; los republicanos acudieron con todo su potencial y la campaña se convirtió en la más sangrienta de la guerra. Las bajas en ambos lados fueron enormes ya que hubo un éxito inicial de los republicanos, que lograron cruzar el rio y a punto estuvieron de llegar a Gandesa, objetivo principal de su ofensiva. Le siguió una lenta recuperación de los nacionales que, finalmente, obligaron a los republicanos a retroceder y atravesar de nuevo el rio. Esto, para Rojo, fue decisivo, ya que vio la guerra perdida; pronto caería Barcelona y los últimos líderes republicanos se exiliarian a Francia. La República quedaba en manos del eje Madrid-Valencia, con Negrín al frente. En medio de una lenta agonía, Julián Besteiro se impuso a Negrín en una refriega civil dentro del bando republicano y solicitó una «paz honrosa» que fue denegada por los nacionales. Desarbolado el ejercito republicano, terminó cayendo Madrid y finalmente Alicante, su último reducto.

La Guerra Civil fue una catástrofe en la historia de España, con tantos muertos en el Frente como en la Retaguardia; ejecutados en las crueles purgas de los primeros meses de la guerra. La posguerra tampoco sería fácil: hambre, miseria, desconfianza… Todo un país por reconstruir y una idea que madurar: que las dos Españas nunca más volvieran a enfrentarse. No sé si, de verdad, aprendimos algo de aquello y nos esforzamos firmemente hoy por no repetirlo o volvemos continuamente a aquellos tiempos para seguir sosteniendo nuestras diferencias y cambiar el signo de la victoria.

Víctor Pascual Viciedo Colonques es Presidente de la Associació de Llauradors Independents Valencians (ALIV)

 

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