10.000 MILLONES DE EUROS

En estos días estamos de enhorabuena tanto España como aún más, el gobierno de Sánchez. La radiante presidenta de la Comisión europea ha anunciado la concesión de 10.000 millones de euros a España siendo nuestro país el primero que recibirá parte de los fondos asignados por la UE para la recuperación económica causada por la crisis del Coronavirus.

Recuerden que España es el segundo país que más caudales recibirá, tras Italia y por encima de Francia y Polonia que serán los terceros y cuartos. No debemos olvidar tampoco que el total a recibir por nuestro país será de 140.000 millones de euros, una cantidad extraordinaria, la mitad de la cual es a fondo perdido y la restante a devolver con intereses moderados.

Es importante saber también que la suma asignada viene sometida a diversos controles y condiciones para evitar que la transferencia vaya al sumidero gastado en gambas y en remodelación de las sedes sindicales.

Existe, por añadidura, la vigilancia de los Parlamentos de todos los países miembros, especialmente los llamados “estados frugales” que reciben menos y están lógicamente ansiosos por ver cómo utilizan los fondos aquellos “países derrochadores” del sur de Europa. Seguramente los parlamentos darán su visto bueno. No hacerlo sería no sólo grave para los países que recibimos, en este caso España, sino gravísimo para la Comisión que vería todo su proyecto de reconstrucción destrozado.

Para ser justos hay que decir que España siempre ha sido muy diligente a la hora de completar los expedientes reclamados por Bruselas antes de cobrar los fondos, ya sea el de cohesión, los estructurales o el maná actual que nos cae tras la desgracia del Covid 19. A la hora de pasar el platillo España es más diligente que nadie.

Los fondos que España ha venido recibiendo desde que ingresó en la UE en 1986, son cuantiosos. Muy superiores a la riqueza que recibimos de América durante los siglos coloniales, dineros que, como sabemos, acabaron en las arcas de Flandes para pagar tropas mercenarias que nos permitieran mantener el Imperio. Son muy superiores también a los caudales del Plan Marshall que permitió la recuperación de Europa Occidental y que a nosotros nos fueron negados.

No saber aprovechar todos estos caudales para hacer los cambios estructurales que nuestro país necesita, sería perder una ocasión quizá única para encarrilar a España en la dirección correcta, modernizando nuestra economía, diversificándola, industrializándola y librándonos de una vez por todas de esas cifras espantosas de paro de entre el 15 y el 25%.

No es nada seguro que España sea capaz de hacer esta operación de aplicación correcta de los fondos. Es una tarea complejísima que debería contar con los mejores especialistas del gobierno y de la oposición. Recomendaría incluir también a los mismos equipos que supieron preparar la documentación para que Bruselas nos concediera antes que a ningún otro país, los 10.000 millones.

De momento una de las primeras condiciones que la UE nos impondrá será reajustar nuestras pensiones que se llevan más de un tercio de nuestro presupuesto ( el 35’83%) y que unido a los subsidios de desempleo (5’5%) y la amortización de la deuda externa (6’9%) representa la mitad de nuestras cuentas.

Relativicemos, por tanto, el peso de los 10.000 millones. Representan menos de la mitad de lo que habrá que desembolsar para apoyar a los parados. Y pongamos en el justo contexto los 140.000 millones: es menos de lo que nos llevamos los pensionistas en un año.

Nuestra estructura económica y social permite muy pocas alegrías. Con 9 millones de pensionistas, 9 millones de menores de edad, 5 millones de parados y 5 millones de funcionarios y políticos, solo quedan 17 millones de españoles para hacer trabajos productivos que pongan en marcha el país.

Los pensionistas debemos, por tanto, estar preparados para que la llegada de los fondos estará condicionada a que se nos contabilicen los 25 últimos años trabajados, lo que en roman paladino supondrá una reducción de las pensiones que ya de por sí son más modestas que las de muchos de los otros países de la Unión.

Bienvenidos sean los fondos. Lo más fácil -pasar el plato- ya está hecho. Ahora viene lo difícil: gastar sabiamente los fondos.

Imagen: Verónica Rosique

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.