Bebés en el cementerio

Siempre había estado en el cementerio de Teruel para lo que es habitual: asistir a entierros y acudir a rezar por los seres queridos. En esas ocasiones, solemos ir todos con gran respeto y hasta silencio, centrados en el motivo que nos congrega: otra cosa que nos distrajera casi nos extrañaría y casi dolería, pues sería como traicionar y traicionarnos. Sin embargo, todo cementerio esconde una parte importante de la historia de una ciudad o un pueblo. Lo comprobé el pasado sábado, cinco de noviembre, en una visita guiada en el cementerio de Teruel. Haber nacido allí también contribuye a una mayor sensación de cierta obligación moral, histórica y hasta periodística.

En el recorrido pasamos junto a un monolito en recuerdo a todos los bebés que fallecieron durante la gestación. Emociona y remueve. En el sencillo monolito se lee: “El amor no comienza al nacer ni termina con la muerte. En recuerdo a todos los bebés que fallecieron durante la gestación, el parto o a los pocos días de nacer”. Como ha afirmado el amigo que me invitó a la visita, se nota que el monolito y lo que le rodea está hecho con amor. Hice una foto del monolito y la publiqué en redes sociales, con muchas reacciones de alegría y gratitud desde diversos puntos de la geografía española.

Este Espacio del Recuerdo se habilitó hace un año por parte del ayuntamiento turolense, atendiendo la petición de familias de la ciudad. Tiene un pequeño jardín y un banco para manifestar el duelo con calma y paz.

Me gustaría que monolitos y Espacios semejantes hubiera en otros cementerios. Hay madres que tienen un aborto natural, no provocado, y desean para su bebé una sepultura digna, y se han encontrado con no pocos obstáculos, si no legales, al menos en la vida real. Son sus hijos concebidos, no un trozo de carne que no ha llegado a dar a luz. No es cuestión de creencias ni de fe, sino de que la razón reconozca una realidad.

Salí del cementerio con la convicción renovada de que, aunque parezca una contradicción, en los cementerios hay mucha vida, muchas enseñanzas de la historia que nos son útiles para nuestra vida cotidiana. Por ello, respeto pero no acabo de compartir la postura de quienes tienen temor a ir a un cementerio, porque dicen que les produce tristeza. Es verdad que de un cementerio se pueden sacar conclusiones de vida o de desasosiego ante el vacío existencial, pero por eso mismo puede ser algo importante en nuestra vida. En el mes de los difuntos es útil reconocer que a veces confundimos la vida con la superficialidad.

 

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.