La decadencia de la corrección política (I): El Neofeminismo y la Ley de violencia de género

Víctor Viciedo el Dom, 13/01/2019 - 08:22

Es obligatorio comenzar este artículo con un reconocimiento rotundo de cariño, respeto y solidaridad, para con todas las mujeres que sufren o han sufrido maltrato en el entorno familiar; hacia todas aquellas que han sufrido abusos sexuales o violación y, en especial con las víctimas mortales a cargo de sus maridos, novios o parejas. A su vez, quiero manifestar el mayor de los desprecios hacía los maltratadores, violadores y asesinos de estas mujeres. Y este inicio es necesario porque en este artículo vamos a desenmascarar al “neofeminismo” como ideologizador y politizador de este drama;  a su ley estrella de “Violencia de Género”, con sus daños colaterales de los que nadie habla y a “todes eses tertulianes petardes” de televisión, a sueldo de ciertos lobbies feministas que tan nerviosas se han puesto con los postulados antifeministas de VOX, perdiendo las formas en las entrevistas y olvidando aspectos básicos de una entrevista periodística, como es el respeto hacia el entrevistado y el dejar responder sin discutirle cada frase. Una entrevista no es un debate.

Lo políticamente correcto nos atenaza, nos adormece, nos encarcela dentro de nuestra propia hipocresía. Lo políticamente correcto nos impide decir, con sinceridad, lo que vemos con claridad, y como en el cuento de Hans Christian Andersen, "El traje nuevo del emperador", todos alaban la belleza del inexistente vestido porque tiene la extraña característica de no poder ser visto por los estúpidos, mientras el emperador se exhibe completamente desnudo, orgulloso de su vestimenta.

Los mensajes de la corrección política se habían incrustado tan profundamente en la sociedad que discutirlos te enfrentaba al desprecio social; a que tus amistades y familiares te vieran como un monstruo insensible al sufrimiento de las mujeres, de los inmigrantes o de las minorías homosexuales. Esgrimir cualquier argumento en contra de la corrección política te transformaba en machista, homófobo, islamófobo, xenófobo, algunos “fobos” más y, sobre todo, en un fascista peligroso. A nadie le gusta ser señalado por tener una opinión discordante con la línea oficial; solo las personas que tenían muy claro que no eran ninguno de estos “fobos” y que estaban un poco de vuelta de todo, se atrevían a discrepar.

La izquierda política se había quedado sin discurso; ya nadie se creía lo de la defensa de los trabajadores. Siempre que ha gobernado la izquierda en España ha hundido la economía; se han perdido derechos sociales y han arruinado a quienes dicen defender: los trabajadores. A nivel mundial, podemos afirmar que no existe ni ha existido nunca ningún país comunista donde los trabajadores vivan dignamente. La izquierda necesitaba renovar su ideología para seguir medrando, e hizo suyos, rápidamente, los nuevos postulados de los jerarcas masones del Club Bilderberg, diseñados para conseguir sus objetivos globalistas: el neofeminismo, las ideologías de género y LGTBI y la inmigración descontrolada. Para el que quiera conocer más detalles sobre quiénes son estos ingenieros sociales y por qué diseñaron estas ideologías, pueden abrir el siguiente enlace al tercer capítulo de la saga “La Manipulación Mediática en España”:

La manipulación informativa en España (III): Quiénes nos manipulan y por qué

La derecha también asumió estos postulados, viendo que: no son ni de izquierdas ni de derechas, que calan muy bien en la hipócrita sociedad, que para alcanzar el poder necesitan del beneplácito de este poderoso Club Bilderberg que controla organismos internacionales y los medios de comunicación (generadores de opinión).

Pero el fin último de estas ideologías es la destrucción de la familia, de nuestra cultura y de la identidad nacional. El punto en el que nos encontramos es el siguiente:

  • Que la ONU, al servicio de ciertos poderes, desde sus organismos, impulsan las políticas de género y la inmigración irregular en todo el mundo y, en especial, en los países avanzados; como la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Pekín en 1995 o El Plan Global para la Migración de Marrakech a finales del año que acaba de terminar.
  • Que todos los medios de comunicación importantes están volcados en una concienciación sin límites en apoyo de estas ideologías, sobreinformando de todo aquello que las favorece y callando descaradamente todo lo que las pueda perjudicar -yo a eso lo llamo manipulación mediática-
  • Que el gobierno Sánchez, sus aliados y todos los recursos del Estado se desviven por engrosar las estructuras feministas y dotarlas de fondos, aprobando leyes mordaza que impidan siquiera el debate político sobre ello, contabilizando unas estadísticas que justifican las leyes de género al tiempo que ocultan otras; interviniendo en la educación para adoctrinar a los niños: no en la tolerancia, sino en vergonzosas doctrinas sexuales de género.
  • Y, por último, todos los partidos políticos; muchos de ellos bajo la influencia del anteriormente nombrado Club Bilderberg, posturean ser muy feministas y pro-inmigración y se escandalizan ante cualquier propuesta, por lógica que esta sea, que pretenda terminar con lo oficialmente establecido.

Pero hay algo que no puede controlar ni Bilderberg, ni Soros, ni la ONU, ni el gobierno, ni los políticos, ni los medios de comunicación: Las redes Sociales.

La semilla sembrada por unos escasos artículos de la prensa disidente (como la Tribuna de España), en contra de todo este control y dominio de nuestras mentes, ha germinado; y la gente, harta de tanta hipocresía, de tanto control, de tanta falta de opinión libre, de tanta manipulación, han comenzado a convertirse en agentes activos que propagan por las redes sociales todas las contradicciones de estas perniciosas y masónicas ideologías. El fenómeno, sí que es espontaneo, no como el subvencionado por Soros en el  “Movimiento 15M”. La gente a través de WhatsApp, Facebook, Twitter y otras redes van divulgando todo lo que no nos cuentan los medios de comunicación.

La mayor parte de la gente ya no cree en los medios de comunicación, ya no se deja manipular más, ya no se informa a través de estos medios. Los medios se defienden acusando de la existencia y peligros de las Fakes News en las redes sociales, pero las Fake son inofensivas porque más temprano que tarde son descubiertas y dejan en evidencia a quien las ideó o las propagó. En cambio, la manipulación es más peligrosa, porque bombardeándote con un tipo de información mientras te ocultan otra, pretenden moldear tu mente y así es como ahora, que están nerviosos ante la posible caída de la corrección política, se pasan telediarios completos hablando de las bondades de la Ley de género y de lo machistas, xenófobos, extremistas y anticonstitucionales que son los postulados de VOX. Nunca habían gastado tanto esfuerzo ni tanto odio en contra de un partido político.

Pero se equivocan, no es VOX, son las ideas de la gente las que están cambiando. Los partidos políticos simplemente toman esas ideas cuando la corriente de opinión empieza a ser lo suficientemente fuerte. Y así es como muy pronto el PP de Casado también las irá asumiendo a la par que los ciudadanos vayan despertando del letargo y vayan abandonando ese feminismo rancio y vacío, y ese buenismo hipócrita con la inmigración por el que se defiende la entrada indiscriminada de inmigrantes en España, pero que, particularmente, ni ayudarían económicamente ni acogerían a ninguno de ellos en sus casas.

 

EL NEOFEMINISMO Y LAS LEYES DE GENERO

Le llamo “Neofeminismo” para que no confundamos a estas hordas histéricas que claman por la igualdad en países donde ya existe pero que no mueven un dedo por la situación de la mujer en países islamistas, con aquellas heroínas que verdaderamente lucharon por la igualdad de derechos de la mujer: como la liberal Clara Campoamor y el sufragio femenino; la católica Concepción Arenal, autentica precursora del feminismo; o la falangista Pilar Primo de Rivera que redactó y presentó ante las Cortes de Franco la Ley de Derechos políticos, profesionales y de trabajo de la mujer, entre cuyos avances estaba el principio de igual remuneración a igual trabajo entre hombre y mujer; la cacareada brecha salarial ya fue eliminada por Ley en tiempos de Franco.

El gran poder en la sombra ha tocado “Generala”, y todos sus obedientes siervos: políticos, gobierno, periodistas, organizaciones feministas, se han levantado en armas contra el partido político VOX, por sugerir la sustitución de  la Ley de Violencia de Género por otra que proteja a todas las víctimas, con independencia de su condición sexual (Artículo 14 de la Constitución: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo …”). En un absurdo sin límites, en contra de este postulado; todo el mundo político y mediático clama por la defensa de la mujer, como si alguien hubiera hablado de desprotegerla o como si en VOX no hubiera mujeres y los varones de VOX fueran tan imbéciles como para ir contra de sus propias esposas, madres e hijas. Ante el desprestigio y posible caída de uno de los pilares principales del “neofeminismo”, el nerviosismo es máximo y la agresividad también.

Las garantías jurídicas: de igualdad ante la ley y el principio de presunción de inocencia, pilares básicos de un ordenamiento jurídico democrático, son pisoteados por La ley de Violencia de Género; si una mujer denuncia a un hombre por agresión, sin necesidad de pruebas, el varón será encarcelado varios días hasta ponerlo a disposición judicial mientras que, si es al revés, de ser atendido (cosa no habitual), todo queda en una sencilla falta y no habrá cárcel, ni juicio, ni medida alguna de protección hacia la víctima.

Hasta qué punto protege el Estado la Ley de Violencia de Género, que en una aberración sin nombre, en el mundo de la tecnología y de las bases de datos, el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, sorprendentemente, solo posee los datos y estadísticas de los hombres que maltratan o asesinan a sus mujeres o a sus hijos, pero en ningún organismo del Estado, sea jurídico o policial, por los que inevitablemente pasan todos los delitos, proporcionarán los datos sobre: las denuncias de hombres maltratados y la de mujeres que han asesinado a sus maridos, a sus hijos, a sus padres o a sus suegros. Tampoco podemos saber, oficialmente, cuántos de esos maltratos, crímenes y violaciones son realizados por gente que nos llegó de otros países o de otras culturas.

Además, los datos que se divulgan a través de las instituciones del Estado son falaces: ¿Quién se cree que las denuncias falsas, con todas las ventajas que se les dan a las denunciantes, sean solo de un 0,01%? A esta cifra, imposible de creer, se acogen todos los tertulianos que, muy nerviosos en la defensa del sistema, incluso le añaden algún que otro cero después de la coma. Su intención es demostrar que no existe abuso de la Ley por parte de las mujeres. Pero esta cifra es sobre los casos juzgados, ignorando intencionadamente todas las denuncias que son archivadas o sobreseídas precisamente por ser falsas. Según datos del Consejo General del Poder Judicial, durante el año 2016 hubo 142.893 denuncias de las que solo fueron enjuiciados 19.388, es decir, que solo se juzgan un 13% del total, pudiendo ser falsas el 87% restantes.

También manejan el dato de que muchas de las mujeres asesinadas no habían presentado denuncia para reforzar la idea de que es por miedo al agresor. No digo yo que algunos casos sean por este motivo, pero si uno lee individualmente los casos, se encuentra con causas muy variadas; desde depresiones profundas, pasando por el crimen piadoso por no ver a la esposa sufrir en un cáncer terminal, impulsos momentáneos mientras se conduce o el suicidio familiar con nota incluida donde el padre mata al hijo y a la madre, suicidándose después por no soportar la idea de que sus seres queridos vivan en la miseria. En muchos casos la causa no se conocerá porque el asesino también termina con su vida. Todo son crímenes, sí; no pretendo justificar nada, pero la casuística les importa poco; en apoyo de su teoría todo va al mismo saco para los defensores de esta Ley.

 Y no es de extrañar la cantidad de denuncias falsas si uno estudia las ventajas que la ley ofrece a quienes denuncian. La ley no solo ha demostrado su ineficacia en la protección de la mujer que verdaderamente lo necesita, sino que se ha convertido en una herramienta que utilizan algunas mujeres para conseguir beneficios en procedimientos de divorcios. Solo por el mero hecho de realizar una denuncia sin que la denunciante presente ninguna prueba, el denunciado es detenido; pasando varios días en el calabozo hasta ser puesto a disposición judicial. Con independencia de que haya o no juicio, o de cómo termine el juicio, ella consigue el domicilio familiar, la custodia de los hijos, tiene derecho a centros de acogida, obtienen automáticamente una ayuda de 426€, ayudas a la Universidad … y por último y más grave, le queda negada al padre la Custodia Compartida y todo ello sin que haya sentencia condenatoria; sin que ni siquiera se haya celebrado juicio y sin que haga falta ninguna prueba.

Otro dato que lanza el Estado con intención manipuladora es que: “28.281 mujeres fueron víctimas de violencia de género en 2016”, cuando en realidad este dato se refiere a aquellas mujeres con orden de protección o medidas cautelares, sin que se haya producido juicio y, por lo tanto, sin que haya sentencia condenatoria. Oficialmente, sin condenado no debe haber víctima.

Pero esto no es lo peor. Debido al bombardeo mediático, cualquier hombre que recibe una denuncia por violencia de género pierde su dignidad, su credibilidad, es señalado socialmente, pierde sus vínculos, su familia e incluso puede llegar a perder su trabajo. ¿Os habéis parado a pensar cuántas vidas destrozadas hay tras las denuncias falsas? ¿Y suicidios? ¿Cuántos hombres se suicidan ante la presión social? Y por qué no; también una denuncia falsa puede ser el origen de un asesinato con suicidio posterior.

Y qué decir de la publicidad sobre la violencia de género; del famoso “tolerancia cero con la violencia machista”, ¿alguien explica si esa tolerancia cero es ante un golpe, un coger fuerte del brazo, un grito, una discusión, un insulto…? La discrecionalidad de la interpretación de la “tolerancia cero” lleva al conflicto y a la destrucción familiar, objetivo principal de los diseñadores del “neofeminismo”, como anticonceptivo ideológico.

Nunca se habla de los maltratos y violaciones de los inmigrantes; oficialmente, ningún organismo dará los datos. Unos dicen que más del 50% de los delitos sexuales son realizados por inmigrantes; otros, que uno de cada tres asesinatos de género lo son por extranjeros. Por las redes se ha hecho viral un mensaje con la nacionalidad de los delitos de género de lo que llevamos en 2019 y son todos realizados por personas de origen distinto al español. Pero este dato no interesa ni a las autoridades, ni a las feministas, porque está todo dentro de la misma ideología; dentro de la corrección política diseñada por los mismos ingenieros sociales.

Como hemos dicho, en este Estado manipulador nadie nos proporcionará el dato de las mujeres que asesinan a sus maridos, a sus hijos, a sus padres o a sus suegros. Pero ¿de verdad es necesario conocer los datos para comprender que cualquier victima sea hombre o mujer, joven o viejo, necesita de la misma protección? Los niños y los viejos son colectivos más vulnerables que las mujeres, y no necesito conocer ningún dato para adivinar que los viejos sufren más violencia que las mujeres y normalmente a cargo de ellas que son quienes normalmente los cuidan. La honestidad, la sinceridad, la violencia, la maldad no tienen sexo, por mucho que pretendan hacernos creer que la violencia la llevamos los hombres en los genes.

El periodista Javier Negre en COPE, denunció que de los 42,8 millones de euros que recibió en el 2018 el Instituto Andaluz de la Mujer, sólo 1,2 millones de euros se destinaron a la atención directa de las mujeres maltratadas. Es decir, que más de 40 millones en Andalucía van dirigidos a la subvención de organizaciones feministas y progresistas o a la ideologización a través de prensa, ayuntamientos y centros de enseñanza; auténticos negocios en torno al drama de las mujeres.

La sensible reducción de crímenes de género no ha sido por este esfuerzo económico en el bombardeo ideológico, sino a la enorme cantidad de efectivos policiales dedicados a este tipo de delitos.

Tal vez sustituyendo esta ley que conlleva tanto esfuerzo policial, tantos fondos económicos, tantos daños colaterales que nos ocultan y tanta injusticia; por otra: con penas más duras, con cadenas perpetuas para ciertos delitos sexuales, combinado con un mayor control en la inmigración irregular, podríamos lograr una reducción de cualquier tipo de delito, incluidos estos que tienen a la mujer como víctima.

Víctor Pascual Viciedo Colonques es Presidente de la Associació de Llauradors Independents Valencians (ALIV)

 

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