
Ayer se cumplían 79 años del fusilamiento en el castillo de Montjuich de Lluís Companys i Jove, líder de Esquerra Republicana de Catalunya, ministro de Marina de España en 1933 y presidente de la Generalidad de Cataluña desde 1934 hasta 1940, periodo en el que, con su bendición, se cometieron en Cataluña miles de crímenes. Ahora, con la colaboración del gobierno español, los independentistas catalanes han logrado blanquear la figura más oscura de la guerra civil española.
El 13 de agosto de 1940 agentes alemanes de la policía militar alemana detuvieron a Companys en una casa de La Baule-les-Pins, junto a Nantes y lo entregaron a las autoridades españolas el 29 de agosto de 1940. El 14 de octubre fue juzgado en consejo de guerra por el delito genérico de rebeldía y sentenciado a muerte por “Adhesión a la rebelión militar”. Finalmente, el 15 de octubre de 1940 fue fusilado.
Los independentistas veneran hoy su figura como un mártir del catalanismo y le honrarán con un homenaje y ofrendas florales en el castillo de Montjuïc, donde fue ejecutado, y en su tumba. Su figura es recordada dedicándole calles, plazas y hasta el estadio olímpico de Barcelona. Pero lo cierto es, que este asesino, mereció ser fusilado millares de veces, tantas como asesinatos ordenó.
Es sintomático que, Lluís Companys, uno de los mayores genocidas de la Guerra Civil española, sea el principal estandarte del independentismo catalán. La vileza de estos fanáticos neo-supremacistas no puede ser mayor: le dedican calles, que les niegan a sus víctimas; al destructor de gran parte del patrimonio catalán le dedican un estadio olímpico; al que quiso eliminar la iglesia católica en Cataluña, ordenando la quema de iglesias y el asesinato de muchos religiosos, una banda de separatistas ignorantes lo propone para su canonización por la misma iglesia que él quiso exterminar. No pueden, ni deben convertir en presidente mártir, al presidente que más mártires generó en la historia de Cataluña.
Nuestro gobierno cuestiona, sin analizarlo, el juicio que tuvo este sanguinario animal y que él negó a miles de catalanes que fueron asesinados impunemente por las milicias que él mismo creó.
Si tan injusto fue el juicio ¿Por qué no publican el expediente judicial? para que los ciudadanos juzguemos si tuvo o no garantías; si fue o no fue culpable. No lo harán; no interesa, ni a la izquierda guerra civilista amiga de la desmemoria histórica, ni al independentismo catalán, porque quien leyera este expediente podría descubrir quien fue este diabólico personaje y las crueldades de la izquierda revolucionaria en Cataluña con él como presidente.
Pero no nos quedemos en las palabras, pasemos a los hechos históricos:
El 6 de octubre de 1934, como President de la Generalitat, proclamó desde el balcón de la Generalitat el "Estat Català, que apenas le duró 10 horas pero que costó 110 muertos. Companys fue condenado a 30 años de prisión por rebelión militar. A pesar de su condena, sólo estuvo en prisión 16 meses. Nada más llegar al poder el Frente Popular en febrero de 1936, el nuevo gobierno de extrema izquierda decretó una amnistía urgente a todos los encarcelados por los golpes de Estado de Cataluña y Asturias de 1934, restituyendo la Generalitat con él al frente.
Companys vuelve por sus fueros independentistas y no tiene ningún escrúpulo en coaligarse con la CNT para prescindir del gobierno central e instaurar de facto un régimen semiindependiente en Cataluña.
En mayo de 1936, ojo, meses antes del estallido de la Guerra Civil, Companys creó el Comité Militar Revolucionario, que estaba compuesto por unos 200 comités, con un total de 8.000 voluntarios miembros de su partido, especialmente de las Juventudes de Esquerra Republicana, a las que dotó de 20.000 fusiles. Tras el estallido de la Guerra, estas milicias serían el núcleo del Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña, fundadas por un decreto del presidente Companys el 26 de julio de 1936 y que sembró el terror en la retaguardia durante toda la guerra. El decreto firmado por él dice: “La rebelión fascista ha sido vencida por el heroísmo popular y el de las fuerzas locales. Precisa, pues, acabar de aniquilar en toda Cataluña los últimos núcleos fascistas existentes y prevenirse contra los posibles peligros de fuera. Por tanto, a propuesta de la presidencia, y de acuerdo con el Consejo Ejecutivo, decreto lo siguiente: 1º Se crean las milicias ciudadanas para la defensa de la República y la lucha contra el fascismo y la reacción … 2º En toda Cataluña se constituirán los Comités locales de defensa que deberán obrar de acuerdo con el Comité Central”.
Tras el fracaso del golpe de 1936 en Cataluña, en vez de encarcelar a los alzados como habían hecho con él, Companys hizo fusilar a 199 militares que participaron en el golpe en Barcelona.
Estas milicias antifascistas fundadas por él y dirigidas por la Generalitat, y no elementos descontrolados como nos quieren hacer creer, fueron las responsables del asesinato sin juicio ni garantías legales de 8.352 víctimas entre julio de 1936 y febrero de 1939, según fuentes de la propia Generalidad de Cataluña. En su mayor parte eran civiles pertenecientes a partidos de derechas, miembros del clero o empresarios. Y no se trata de una cifra que se pueda aumentar o disminuir a capricho, son personas con nombre y apellidos, que se pueden consultar en este enlace.
El terror fue "legal", pues las acciones quedaban respaldadas por leyes y decretos de la Generalitat. De hecho, Companys, el 4 de agosto de 1936 consiguió que el Parlamento autonómico aprobara un Decreto conforme al cual todas las atribuciones del parlamento pasaban al Gobierno autonómico, alterando por decreto la legalidad democrática. Companys y su gobierno se hacían así responsables directos de todo lo que pasaba en Cataluña.
Companys autorizó a las diferentes formaciones del Frente Popular y Sindicatos obreros a organizar sus propias “Checas”, en donde, mediante la tortura y el posterior asesinato, se iba limpiando Cataluña de derechistas, “fascistas” y clero.
Ordenó la creación de seis campos de concentración, como el de Omells de Na Gaia (Urgel). En ellos, muchos presos murieron de hambre, los guardias tenían licencia para matar sin que nadie preguntara por qué; los débiles, los enfermos y todo aquel que no podía trabajar eran asesinados.
Él mismo firmaría sentencias de muerte. De los más de 8.000 asesinados en Cataluña casi 400 fueron sometidos a juicio bajo la autoridad de Companys.
La persecución de la Iglesia en Cataluña fue dramática: 2.441 asesinatos de religiosos (1.538 curas, 824 religiosos, 76 monjas), incluyendo 3 obispos catalanes. En Lérida fue exterminado el 65% del clero, en Tortosa el 62%, en Vic el 27%, en Barcelona el 22%, en Gerona el 20%, en Urgel el 25% y en Solsona el 13%. Por eso Companys le confesaba, hablando de frailes, a Juan Simeón Vidarte, vicesecretario general del PSOE: “De esos ejemplares aquí no quedan”. Un caso paradigmático fue el del alcalde de Lérida, que fue torturado y fusilado por Companys por celebrar una Cabalgata de Reyes.
Además de las ejecuciones, Companys prohibió el culto católico. Preguntado por una revista francesa por su posible restauración, contestó orgulloso: “¡Oh! Este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas”. Y no estaba lejos de la realidad: bajo el régimen del terror de Companys fueron destruidos más de 7.000 edificios religiosos en toda Cataluña. Solo en Barcelona ardieron 500 iglesias, incluida la Sagrada Familia, se profanó la tumba de Gaudí, se quemaron 464 retablos de valor incalculable, provocando la destrucción, el robo y el expolio de una gran parte del patrimonio histórico y artístico de Cataluña. ¿Cómo es posible que unos descontrolados pudieran ser tan destructivos, sin que él, que disponía de los mossos, del ejército popular y de las milicias antifascistas, pudiera hacer nada? Por supuesto que no es posible, y que fue precisamente su odio al catolicismo lo que hizo que algunas de estas fuerzas se emplearan activamente en esta destrucción del patrimonio catalán, mientras otras se daban mus, como ocurre hoy con una parte de los mossos y los destructivos CDR,s.
Las responsabilidades criminales de Companys están en los documentos históricos que aún hoy se conservan. A muchos les gustaría quemar toda esa documentación, pero en la era digital eso ya no es posible; existen copias de todo en formato digital, y por mucho que pretendan ocultar la verdad, estos gestos son solo “una payasada”; nadie va a des fusilar a Companys, ni van a poder borrar de la historia lo que este genocida hizo.
Víctor Pascual Viciedo Colonques es Presidente de la Associació de Llauradors Independents Valencians (ALIV)