
LA EXPASIÓN DEL INDEPENDENTISMO: “PAÏSOS CATALANS”
Tolerancia, Convivencia y Conocimiento son tres de los posibles antídotos contra el virus separatista que nos llega a los valencianos desde el Norte con la mutación denominada “països catalans” y que ha infectado ya a parte de la población. Ha llegado en forma de opción política y ya se ha instalado en algunas instituciones de nuestra comunidad, para desde las mismas empezar a controlar la educación y los medios de comunicación públicos (por eso están tan interesados en resucitar a Canal 9). Se trata de un virus muy contagioso y peligroso, porque siendo xenófobo, intolerante y despótico, viene disfrazado de “Democracia” y “Libertad”. Sus vectores de contagio son la manipulación de la historia cargada de victimismo (España nos maltrata y siempre nos ha maltratado) y la lengua como principal elemento diferencial con el resto de españoles. La vacuna pues para que el virus no nos afecte es el conocimiento de la historia.
Sin necesidad de ahondar en ella, el argumento histórico más simple es, que lo que somos hoy (valencianos y españoles), es el producto de los acontecimientos del pasado. Por eso los independentistas para cambiar lo que somos por lo que quieren que seamos, un país de la nación catalana (països catalans), modifican dichos acontecimientos o se centran en unos muy concretos, aderezándolos adecuadamente, para crear nuevos relatos históricos que favorezcan los vínculos con Cataluña y nos sintamos victimas de injusticias históricas cometidas en el pasado por los españoles.
Nada mejor para sus propósitos que remontarse a una guerra civil y sus atrocidades, para justificar el sometimiento y la opresión de los “països catalans” por una cruel y despótica España. Por ello, eligen la Guerra de Sucesión al trono de España tras la muerte, sin descendencia, del Rey de la casa de los Austrias Carlos II. Dicho Rey nombró como heredero a Felipe V de Borbón, nieto del rey francés Luis XIV, pero el miedo de muchas potencias europeas a una unión dinástica entre Francia y España generó que apoyaran al archiduque Carlos de Austria en sus pretensiones al trono español. El conflicto dinástico se convirtió en una feroz guerra internacional que decidiría para siempre los destinos de toda Europa, marcando el punto final para España como potencia hegemónica en Europa. El conflicto sucesorio se convirtió además en una verdadera Guerra Civil, donde de forma genérica los territorios de la Corona de Castilla apoyaban a Felipe de Anjou y los de la Corona de Aragón al Archiduque Carlos, que se saldó con la victoria del primero y la perdida de los históricos fueros aragoneses, valencianos y catalanes. En el caso valenciano fue en la batalla de Almansa 25 de abril de 1707, donde las tropas de Felipe de Anjou, (no las tropas españolas), derrotaron a las del Archiduque Carlos, (no a los valencianos).
Tras la victoria, el Rey Felipe V dictó El Decreto de Nueva Planta que obedecía según sus propias palabras «a someter a todos mis reinos de España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y Tribunales». Se impuso una nueva organización político-administrativa, siguiendo el modelo centralista de la monarquía absolutista francesa.
Nuestro actual estado de las autonomías es muy parecido en cuanto a competencias a la España de los Austrias, la Corona de España tenía su ejército, recaudaba los impuestos pertinentes de todos los territorios y estos tenían sus Fueros y leyes, pero nunca la independencia, que concretamente en el caso catalán nunca la tuvo, ni siquiera remontándonos a la reconquista. La actual Cataluña era una serie de condados que rendían pleitesía al Rey de Aragón o al rey de Francia.
En cuanto al concepto de España, los independentistas, con el fin de justificar una supuesta independencia, niegan que existiera hasta la llegada de Felipe V. En realidad, el concepto de España como territorio donde viven los hispanos nace con los Romanos refiriéndose a toda la península (las provincias romanas de Hispania), continua con una unión administrativa y política con los Visigodos, se mantiene como un concepto sentimental y territorio a conquistar durante toda la reconquista y se logra unir definitivamente con los Reyes Católicos, aunque, eso sí, la administraban al igual que sus descendientes los Austrias, manteniendo las estructuras de sus dos antiguos reinos Aragón y Castilla.
En cuanto a la lengua, nos encontramos ante una batalla perdida, pero no por ello cierta y por tanto injusta, y es que a pesar de que oficialmente la denominación de la lengua sea catalán y que la mayor parte de los valencianos haya llegado a asumirlo como “unitat de la llengua”, la historia demuestra una mayor relevancia del valenciano, que tuvo gramática propia (1570) mucho antes que el catalán (1814), o que la primera biblia impresa en un idioma distinto del latín lo fuera en valenciano en 1477 o que el primer diccionario en valenciano fuera de 1489, mucho antes que el catalán o el castellano, el Liber Elegantiarum, obra del notario o escrivent valenciano Joan Esteve.
Una creencia común fruto de la manipulación histórica, es que el catalán fue importado por los repobladores del reino de Valencia tras su conquista por Jaime I, pero esta repoblación no llegó al 2% y un porcentaje tan pequeño no impone una lengua. Además oficialmente los Condados Catalanes a excepción del de Barcelona pasan a la influencia de la Corona de Aragón a partir del Tratado de Corbeil en 1258. De esa fecha y tratado es fácil sacar dos conclusiones, si Cataluña no existía como tal en 1238 es imposible que como entidad ayudase a la conquista de Valencia y si carecía de unidad política, jurídica y geográfica ¿cómo iba a tener unidad lingüística si lo que allí se hablaba era un mosaico de dialectos procedentes del Provenzal?.
Entonces, ¿Qué hablaban los pobladores del Reino de Valencia antes de la Reconquista?, ¿el árabe?, en realidad no, ya que la conquista sarracena fue realizada por guerreros, que tomaron esposa en las poblaciones conquistadas, por lo que la base lingüística permanecía la autóctona con algo de influencia del árabe. Así pues, lo que se hablaba con anterioridad a la reconquista era un dialecto romance derivado del latín vulgar y con influencia del árabe. Tal y como afirmó Jaume I al conquistar la ciudad de Valencia en la redacción de los fueros "Para que los valencianos de todo el reino los entiendan y puedan cumplirlos" ordenó que se tradujeran a la lengua que el pueblo hablaba: el romance.
¿Y porque es tan parecido al Catalán?. En primer lugar, porque teniendo una base común, no han dejado de influirse mutuamente a lo largo de la historia. Para entender la base común tenemos que hablar de la teoría de los substratos lingüísticos, en donde una lengua invasora se ve influida por la lengua vernácula. Así pues en la Península las tres áreas lingüísticas españolas, excepto el vasco, coinciden con los asentamientos de los tres primitivos pobladores: Celtas, Celtíberos e Íberos. A los Celtas les corresponde el área de la lengua Gallego-Portuguesa, con el Condado de Oporto en medio. A los Celtíberos la Andaluza-Castellana-Leonesa, y a los Íberos la Valenciano-Occitana con los condados catalanes en el centro.
De la zona Valenciano-Occitana se produjeron cinco variantes: Lemosín, Alvernés, Gascón, Provenzal y Languedocciano. Fue el Provenzal el que entró en Cataluña (Gerona y Barcelona) o Marca Hispánica. El Lemosín, tras la batalla de Muret (1213), es traído a Valencia y Mallorca por los miles de intelectuales occitanos perseguidos por Francia durante y después de la Cruzada Albigense. Pedro II de Aragón, padre de Jaime I, murió frente a Toulouse (Muret) defendiéndolos. A Jaime I le correspondió armonizar el deber moral y legal (Pacto de Millau) de proteger a estos exiliados, con la necesidad de culturizar el nuevo Reino de Valencia. Así lo asentó en él, creándoles las Universidades o Estudios Generales.
Esta mezcla de Lemosín con el "Romance" valenciano produjo inmediatamente verdaderas legiones de gramáticos, filólogos, poetas, literatos, filósofos, etc. enteramente en la lengua valenciana, creando el Siglo de Oro de la misma e influyendo en la pobre cultura provenzal de los condados catalanes.
No obstante, en el siglo XIX la burguesía catalana afrancesa su lengua distanciándola de la valenciana, y Prat de la Riba en 1906 encarga al ingeniero industrial Pompeyo Fabra la fabricación de la lengua catalana. En 1912 se publica la primera gramática catalana independiente de la valenciana que había nacido en 1570, mezcla de arcaísmos, valencianismos, galicismos… La pretensión de imponer esta jerga o esperanto catalán a valencianos y mallorquines para amalgamarlos en el aberrante ente de "Països Catalans", responde a un deseo catalán de dominar estas dos regiones. A tal fin, una nueva historia, una nueva literatura, han sido creadas para dar carta de naturaleza cultural a los Països Catalans y en este caso sí que es importante resaltar nuestra diferencialidad histórica y cultural para no vernos sometidos al Chovinista independentismo catalán.
Víctor Pascual Viciedo Colonques es Presidente de la Associació de Llauradors Independents Valencians (ALIV)