Rajoy o Iglesias

El Debate a 4 del pasado lunes por la noche respondió a lo que se espera el 26-J, con una reiteración en las encuestas que deja poco margen de dudas –aunque las encuestas, encuestas son, no lo olvidemos, incluida la del CIS– y plantea dos opciones de gobierno en España: Mariano Rajoy o Pablo Iglesias. Y la imagen de un Pedro Sánchez abatido. Los cuatro líderes se adaptaron a esa perspectiva, incluido Pedro Sánchez, que asumió su rol de “acompañante” de alguien, pero lamentándose una y otra vez de no haber sido presidente del Gobierno por la postura de Podemos. Sánchez estuvo triste, lento, descolocado, tal vez muy consciente de su tren.

Según qué medio de comunicación se “visualiza”, el ganador del debate es Rajoy o Iglesias. El perfil de los lectores de cada medio puede ser determinante, o la movilización internauta de los dos partidos en liza, el PP y Podemos. En lo que coinciden los medios de comunicación coinciden es que Pedro Sánchez es el que peor estuvo, el perdedor sin paliativos.

Caleidoscopio en las cúpulas

Una vez le oí decir a alguien que la arquitectura es el arte de cubrir cuatro paredes con un techo, y que toda la estructura depende de la técnica y las habilidades de los arquitectos para encontrar la mejor solución para sostenerlo. Otra de las cosas curiosas que se dicen es que los edificios tienden a no caer, aunque esto ya es otra historia.

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Patton

  • Patton1Año: 1970
  • País: EE.UU.
  • Dirección: Franklin J. Schaffner
  • Intérpretes: George C. Scott, Stephen Young, Karl Malden, Michael Strong, Carey Loftin, Frank Latimore, Albert Dumortier, Karl Michael Vogler, Morgan Paull
  • Argumento: Ladislas Farago (Hechos reales de “Patton: Ordeal and Triumph”), Omar N. Bradley (Hechos reales de “Patton: Ordeal and Triumph”)
  • Guión: Francis Ford Coppola, Edmund H. North
  • Música: Jerry Goldsmith
  • Fotografía: Fred J. Koenekamp

 

Sinopsis:

Mestizaje cultural

Mi padre, una vez terminada la guerra civil, se dedicaba al comercio frutero. Solía vender en los pueblos vecinos de la provincia de Valencia (las dos algimias, Torres Torres, Estivella, Albalat dels Taronchers, etc) los productos inapreciables de la vega segorbina y en los pueblos citados compraba en rama la excelente uva moscatel que revendía en el mercado de Segorbe. Con este motivo le acompañé varias veces. Aquellos viajes me descubrieron a otros valencianos, con los que mi padre mantenía relaciones muy cordiales, que hablaban una lengua distinta a la nuestra. Una lengua entrañable, familiar, afectiva.

Mi padre, aunque conocía medianamente bien el valenciano, hablaba siempre en castellano. Sus amigos de Torres Torres o de Estivella, utilizaban el valenciano o el castellano, según las veces. Sin problemas. Todo en un clima de normalidad. Fenómeno que se sigue repitiendo actualmente. Tengo amigos entrañables que siempre me hablan en valenciano y yo siempre les contesto en mi lengua natal. Como entonces, en un clima de normalidad. Sin problemas.

Campaña contra Cañizares

Cardenal CañizaresEl cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, está sufriendo una campaña desproporcionada, inaudita, por sus palabras en defensa de la familia, de la doctrina de la Iglesia. La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, la ha calificado como “impropia”, defendiendo la libertad de expresión del prelado para defender unos valores, como otros lo hacen al defender los suyos.

El PSPV promovió una reprobación institucional en las Cortes, aunque me parece que no lo ha hecho por iniciativa propia, sino para contentar a sus socios de gobierno, una vez más. La presión puede haber venido de Mónica Oltra, vicepresidenta y consellera de Igualdad, que por la materia que ha tratado el arzobispo puede haber soliviantado a la consellera de Igualdad, mucho más radical que los socialistas. Compromís y Podemos han “cargado” contra Cañizares.

Derecha e izquierda: Dos idearios contrapuestos

En cualquier sociedad democrática, la preferencia de la mayoría de los ciudadanos se canaliza normalmente hacia los partidos políticos de derecha o de izquierda, en cuyos contrapuestos idearios ven representadas sus convicciones. Tan importante llega a ser este ideario, que ser de derecha o ser de izquierda define a las personas, marca sus diferencias, y puede producir incluso graves confrontaciones sociales, como ocurrió en la guerra civil española.

El desafío de la libertad de enseñanza

La libertad de enseñanza se presenta hoy como una de las libertades más urgentes. Se trata de un derecho natural de la persona con perfiles claros. Su contenido se puede definir en pocas palabras: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”, como proclama la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, promulgada por la ONU en 1948. Existe libertad de enseñanza allí donde los padres pueden ejercer este derecho; no existe allí donde se les impide ejercerlo.

Cuando se implanta la escuela única –el uniformismo estatal– es evidente que no se está respetando este derecho humano fundamental. Si todo es lo mismo no se puede elegir.

Gracias a la libertad de enseñanza, los distintos colegios pueden establecer su propio proyecto educativo, es decir, un conjunto de ideas coherentes que impregnan la enseñanza.

La libertad de enseñanza es también la garantía del pluralismo social. Toda estatalización supone siempre un monopolio contradictorio a la idea de pluralismo.

La presencia de los católicos en la vida pública

Los católicos trabajamos para mantener a nuestras familias y pagamos nuestros impuestos para mantener las estructuras de nuestro Estado. Somos gente corriente y muy normal, como la mayoría de los españoles. Y como la mayoría tenemos nuestras propias creencias y nuestras convicciones, nuestros derechos y nuestros deberes y también nuestras propuestas para la solución de los graves problemas de nuestro tiempo. No queremos privilegios ni los pretendemos. Detestamos la intolerancia. Pero es evidente que defenderemos nuestra fe con nuestro ejemplo, con nuestra palabra y con nuestro voto. Pese a quién pese y se oponga quien se oponga. No tenemos ninguna añoranza por volver a las catacumbas.

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