"La Traca" y el asesinato de Andrés Ivars

1Todo sigue igual bajo la óptica sesgada del progresismo parásito y acomodaticio: en el 36 sólo existía un territorio idílico y civilizado: el republicano. No fue así de simple. La manifiesta relación entre el semanario La Traca y los terribles acontecimientos del año 1936 en territorio valenciano, crimenes y torturas espeluznantes,  motivan que los dos artículos, publicados hace más de una década en el Diario de Valencia, se reproduzcan juntos en 2015.

 

La tragicómica La Traca

(Diario de Valencia, 16 de marzo de 2003)

Habría que advertir al turista fallero que, en el Reino de Valencia,  persiste la guerra idiomática entre los que imponen el catalán  y   los que defienden el idioma valenciano. Aparte del léxico,  los rótulos de las fallas  marcan la dualidad: están en valenciano si aparece la ‘ch’ (chiquet);  el neutro ‘lo’ (‘lo millor’)  y la preposición ‘en’ (café en llet). Si, por el contrario,  usan ‘x’ (xiquet), ‘el’ (el millor) o ‘amb’ (café amb llet), usted tiene delante una falla  colaboracionista de la catalanización. Aparte, algunas revistas supuestamente falleras (ed. Eliseu Climent),  dan catalán por valenciano. La politización camuflada es un arte que el omnipotente fascismo expansionista, como es el catalán, domina.

Una  revista de resonancia fallera, ‘La Traca’,  mues-tra en su larga vida (nace en 1884), nuestros avatares político-lingüísticos. En su primera época usaba el idioma valenciano, fustigando a burgueses puteros, pederastas curas glotones y  políticos defraudadores como “Carballeda… que ha malversat fondos”. El humor  era popular; así, en una cafetería dialogan  la dama encorsetada y el caballero elegante:

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«Ella.- ¿Es veritat qu’el que mencha de lo que té li creix?./  Ell.- Aixó diuen./ Ella.- Pos mira, ton cosí Chuano se coneix qu’ha menchat molta safanoria» (La Traca, 23 /8/ 1913)

En otra viñeta, quizá ambientada per  els trascantons dels carrers  del Pilar y Vinatea, la mamelluda aguarda al client a la porta de l’ascaleta. Dalt, un rótul diu: “Se colocan capitales”. El perdulari panchut borrachet, ben vestit, marmola: “¡Güey! Vaig a colocar dos pesetes que tinc de sobra” (La Traca, 23/ 10/1915).

En 1931,  proclamada la II República, La Traca se decanta hacia el ideario republicano y socialista, sustituyendo  el idioma valenciano por el español, incluso en plena Guerra Civil. El humor de La Traca pierde agudeza y propugna  la eliminación física del rival político:

«Vuelva ese rey (Alfonso XIII) con presteza… ¡que queremos su cabeza!» (20/ 6/ 1931)

No era metáfora literaria. Yo conocí a un testigo de la decapitación artesanal de cabezas con azadones y, en palabras del artista que más interés ponía en este arte, confesaba: “¡Me gusta ver como saltan las cabezas al ser cortadas!”. Los nervios del cuello, por lo visto, eran los causantes de la breve y macabra danza.

En estos ejemplares  de La Traca colaboraban  santones progresistas como Soler Godés, en español, que no hacía ascos a la pena de muerte colectiva. Así, la portada del 27 de agosto de 1932 mostraba  tres personajes arrodillados que eran ajusticiados por guardias republicanos, con este texto: “Los traidores a la República deben morir así: fusilados por la espalda”.  Freud decía que las bromas eran manifestaciones de deseos,  acertando en el caso  de La Traca.

3En mayo del 1936, antes de la sublevación  fascista, La Traca  sugería  el fin que merecían los religiosos, poniendo de prototipo al cura maricón que toca el trasero a «los luises jovencitos». En la última viñeta, unos  republicanos (ataviados con el gorro frigio de la Revolución Francesa del 1789)   ahorcan entre risas a “mosén Pollastre”. Al cura se le podía  insultar, torturar y fusilar. Los progresistas  habían logrado que se les considerase menos que a un perro (táctica similar  a la usada por el catalanismo con los que llaman ‘blaveros’; en realidad, valencianos que no se han doblegado).

En 1936, La Traca ofrecía la sección «¿Qué haría usted con la gente de sotana?»,  con estas sugerencias de una tal Palazón, que recomendaba:

«quemarlos, aventando  sus cenizas; luego abriría a sus madres…»

La progresista Manuela Manzanera prefería:

«meterles 12 botellas de líquido inflamable y, una vez dentro, darles con una piedra en la barriga; y si quedara alguno con vida, recomendarlos a los chicos de la F.A.I.»

También se indicaban  zonas apropiadas para estos  actos culturales, por ejemplo: “en medio de la partida del arrozal de Corbera”.  Aquella simpática revista del 1900, donde el  bon vivant bromeaba con carnosas cupleteras en lengua valenciana,  se convirtió en vehículo de la histeria asesina a partir de 1936 (ya en mayo, antes de la sublevación fascista,  sugería el exterminio y tortura del contrario).

La revista  tuvo tres fases: la primera, en lengua valenciana, practicaba la crítica humorística a todo bicho viviente; la segunda, en lengua española, degeneró hacia el chivatazo criminal; la tercera y actual (año 2003), en lengua catalana, es una vil muestra de la degradación a que es capaz un valenciano, como Eliseu Climent, para convertir el indefenso Reino de Valencia en colonia del País Catalán. Si en La Traca del 1900  usaban, por ejemplo, la morfología verbal valenciana ‘decidixquen’, Climent la  cambia por la catalana ‘decidesquen’; si el dativo aparecía con el  enclítico ‘li’: ‘ficarli’, el colaboracionista lo sustituye por el catalán   ‘hi’: ‘ficar-hi’. Aparte de introducir  léxico catalán como natges, avui…, Climent asesina los  matices morfológicos que diferencian ambos  idiomas. Así, prefiere los catalanes ‘estendard, esperit, maduresa…’, a los propiamente valencianos ‘estandart, espirit, madurea…’.

Comparo anuncios en catalán de las revistas de Climent con los que usaban el idioma valenciano  hacia el 1900. La Traca no estaba sola; así, en el ‘El Poble valenciá, semanari valencianiste. Pago rigurosament adelantat’ (31 de marzo de 1917), leo: «Rellongeria. Especialitat en inglesos», «Estampació de Metals». Hoy, hasta  la Generalidad del PP ordena  escribir en catalán: “setmanari valencianista, pagament,  rellotgeria,  anglesos,  metalls”. Ocultan, por ejemplo, que ‘inglesos’ es morfología propia del valenciano moderno:

“la nau inglesa” (Archiu Mun. Alacant, Llibre de la peixca, 1578)

“Joan Grut, inglés, que du bacallar” (Ms. Ll. Peixca, 1578)

“tots los inglesos” (Real Pragm. Imp. Huete,1586)

“tinguesen per enemichs als inglesos” (Bib. Acad. Hist. Ms.Porcar, 1626)

“inglesos enemichs” (Archiu Mun. Oriola, 2035, Generalitat, oct. 1704)

“quedaven els inglesos” (Tormo: La gatomaquia, 1770)

“als inglesos els costá” ( Conv. de Saro. 1820)

“tres inglesos ” (Semanari El Cullerot, Alacant 17 abril 1898)

“els pantalons son inglesos” (Gadea: Tipos. Apéndix 1908)

“tres bucs inglesos” (Fullana: Gramática valenciana 1915)

“inglesos en tirereta” (Angeles, Josep : Guerra als cabuts, 1924 )

En el panfleto de Eliseu Climent leo «bel·ligerant», con  ‘l·l’ geminada y  puntito fabriano, inexistentes en idioma valenciano. También figura en los falsos  textos valencianos  aprobados por el PP de Camps, Tarancón y la academia de Ascensión. Esta peripatética panda  se apoya  en el IEC y  la autoridad de Corominas que, por ejemplo, en  su  DECLLC  recoge:

«bel·ligerant. Escrig, 1851» (DECLLC, I, p.755)

Pero Corominas miente como un bellaco expansionista. El diccionario valenciano de Escrig    muestra “beligerant”, igual que en las reediciones de 1871 y 1887. Manipulan todo. Los textos que aprueba Inmersiomán están en  catalán, y así aparece escrito en ellos (Valencià, Llengua. SM. Batxillerat, 2002, p.93), y todos callan cobardemente cuando se afirma que el territorio valenciano son “terres catalanes” (DECLLC, IV, p. 451). Como buitres, los políticos esperan hasta después de la elecciones y, con poltrona asegurada, nos rematarán con el diccionario catalán de la AVL, los nuevos académicos catalaneros, etc. Estos político-filólogos valencianos son, para los catalanes, auténticos   ‘cagallons per sequia’, aunque a precio de oro (de nuestros impuestos).

 

Camarada Canut: ¿Te acuerdas de Andrés Ivars?

 (Diario de Valencia, 10 de novembre 2002)

 Camarada Joan Ribó Canut, como proletario entregado en alma, corazón y vida (bolsillo creo que no) a la defensa de la libertad, supongo que habréis celebrado homenajes recordando a Andrés Ivars de Benisa, erudito que gastó su vida publicando ensayos en idioma valenciano sobre las flotas del Reino en 1398, la estancia de Joanot Martorell en Londres, la ayuda de Valencia al enigmático monasterio del Monte Sinaí, etc. Discípulo de Fullana, si éste le corregía galeradas de ‘Dos creuades’ en 1918 (ed.1921), era Ivars quien en 1933 escribía la presentación de su Gramática valenciana.

Vosotros, camaradas de EU, habréis leído el terrible ‘Diario de Ana Frank’ y también, supongo, el ‘Diario de Andrés Ivars’ ¿No lo conocéis? Es angustioso, breve y escrito con lápiz sobre mal papel. iAh!, olvidaba decir que Andrés Ivars era franciscano, que amplió estudios de paleografía en el Archivo Vaticano y de Historia en Florencia. Premiado por Lo Rat Penat en los Jocs Florals de 1919, su labor investigadora fue reconocida por políticos e intelectuales, publicando parte de su obra la Diputación y Ayuntamiento de Valencia. En 1936 era, quizá, el mejor paleógrafo valenciano.

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Lo que sigue, camaradas justicieros del Canut, debéis saberlo sin necesidad de papeles de Salamanca: el 8 de septiembre de 1936, al amanecer, su cadáver apareció tirado en la carretera de Valencia, saliendo de Gata de Gorgos a la izquierda. Había sido fusilado, como García Lorca. Tres meses antes, Ivars residía en Madrid y era director de la revista de investigación histórica “Archivo ibero-Americano”. El 20 de julio, consternado, escribió que «guardies d’asalt y milisies socialistes» habían quemado su residencia:

«¡Quina tristea!… les 40 carpetes de documentació, suor de 25 anys d’escorcollament d‘archius» (Ms. Diario de fr. Andrés Ivars, 1936)

Todo se convirtió en humo: investigaciones sobre Vinatea, obras únicas, primeras ediciones de Beuter, Martí de Viciana, Mateu y Sanz, Ximeno, etc. Vestido de seglar, Ivars deambuló aterrorizado por el Madrid republicano de Alberti:

«me despedixc (…) m‘ha entristat al vore l‘alegría de la gent al mirar la cremá y destrucció de les parroquies de Sant Andreu y S. Isidro (…) m ‘han cacheat (…) en la Porta del Sol anava una quadrilla de chics pistolers y en mig una chica vestida d’home en grans melenes, cara groga, ulls espantats, amenaçant ab una gran pistola a dreta y a esquerra»

Las simpáticas libertarias, «chiques empuyant pistoles», obligan a los peatones a saludar puño en alto. Todo esto queda muy fotogénico en las películas de Ana Belén, pero la realidad es que actuaban sobre indefensos como Andrés Ivars, igual que las SS o la policía estalinista. El historiador valenciano presiente su muerte y, buscando protección, viaja a Benisa; pero es detenido en la estación de Denia el 7 de septiembre de 1936. Trasladado a Gata de Gorgos, aquella madrugada es sacado de la celda y fusilado. En el dramático diario de Ivars hallamos el idioma prohibido  en la actualidad:

«Vullc parlar per teléfono… telefonege pera que…» (Ivars: Diario, agost 1936)

En 1936, los valencianos cultos decían: “teléfono, telefonejar, cridar por telefono”, y no ‘telèfon’, ‘telefonar’ o ‘trucar per telèfon’, como impone el fascismo catalanero. Es curioso que ningún cineasta o literato se haya interesado por la vida y muerte de Ivars, idéntica a la de García Lorca. De éste se sabe todo. Una legión de investigadores de derechas e izquierdas ha averiguado nombres y detalles: “Lorca fue detenido por Ramón Ruiz Alonso en la tarde del 16 de agosto de 1936, y fusilado por orden del comandante José Valdés Guzmán. José Jover Tripaldi estuvo de guardia la noche del 19, y su cadáver apareció el 20 en las afueras de Víznar…”.

Andrés Ivars es una figura intelectual de máximo valor para los valencianos, pero se silencia en los textos aprobados por Camps y Tarancón. Por el contrario, la muerte de García Lorca aparece en libros, documentales y películas como la de Bardem, ‘Muerte de un poeta’, ideada “para mostrar la crueldad y el asesinato brutal causado por los fascistas a los republicanos”. Todos conocen que “Lorca fue asesinado por el fascismo en 1936”; y hasta la Gran Enciclopedia Catalana recuerda su fusilamiento, pero los muy putos silencian el de Andrés Ivars. El miserable manipulador Manuel Sanchis Guarner, autor de la entrada biográfica de Andrés Ivars en la Gran Enciclopedia Valenciana, también ocultó que Ivars fue fusilado por asesinos comunistas y socialistas.

4Paso a paso, las cultas sugerencias que La Traca publicaba en su sección «¿Qué haría usted con la gente de sotana?» —fuera la extracción del globo ocular o eliminación de testículos—, se practicaban   impunemente sobre cualquier sospechoso. La imaginación progresista era fecunda. Así, un tal ‘Juan Victoria del Puerto de Sagunto’ pedía que, al cura «que pese más de 35 kgs… cortarle entrepiernas, colgarle del ojo».

Hay miles de casos: al franciscano Plácit García Gilabert de Benitachell (como Ivars, estudió en Roma, calificado ‘Summa cum laude’), tal como pedía La Traca,  los progresistas republicanos lo normalitzaren cerca de Jávea el 16 de agosto: le habían cortado los testículos, el cuerpo estaba acribillado con perforaciones de aguja saquera; le habían arrancado una oreja y sacado un ojo.

Las eficaces autoridades republicanas jamás detuvieron a sus normalizadores. Nadie se enteraba entonces y nadie quiere saberlo ahora, salvo lo de García Lorca y Miguel Hernández. En el lugar del crimen, en Gata de Gorgos, se erigió una cruz con el nombre de Andrés Ivars, pero los cultos progresistas la destrozaron en 1989, quitando el nombre del historiador. Camaradas del Canut, ¿creéis que algún partido debería pedir perdón a la sociedad valenciana?.

Camaradas del Canut, aparte de la tortura a intelectuales como Ivars, hay un hecho incuestionable: la destrucción de obras de arte y documentación practicada por vuestros idolatrados republicanos superó a la de todas las pasadas calamidades  juntas: invasión napoleónica, Guerra de Germanías, Guerra de Sucesión, guerras carlistas, expulsión de los moriscos, desamortización, etc.

Jamás podremos valorar la brutal destrucción que en 1936 practicaron vuestros idolatrados antecesores («comunistes y socialistes», en el diario del desventurado Ivars), y no sólo en Madrid. Aquí, en el Reino, la lista sería interminable: Sant Joan del Mercat, con la pintura al fresco más grande de España, obra de Palomino; iglesia de San Agustín, órgano de la Catedral, cuadros de Goya, Ribalta, retablos, archivos, esculturas, incunables, etc. Desde el Maestrat a Oriola, la firma republicana fue el fuego, la tortura y el asesinato.

Camaradas del Canut, millonarios socialistas y sindicalistas normalitzadors: me sorprende vuestra terquedad en proclamaros herederos de unos republicanos que practicaron la tortura y el crimen con tanta impunidad como los fascistas; pero igual desconcierto me causa la tropa de peperos que os tiene miedo y acepta vuestra fanfarronería burguesa y catalanera.

De todas formas, estamos mejorando: asáis sardinas en Hacienda, cuando en El Toboso asaron personas; y hay políticos que organizan cacerías de gatos, preferibles a las humanas del 36. Menos mal que quedan franciscanos como fray Benjamín Agulló, sabio archivero y custodio de la memoria del fusilado fray Andrés Ivars. No sé qué tiene esta orden que, un ateo contumaz como servidor, la admira; además: cómo olvidar a Eiximenis, a fray Joseph Marqués (que hablaba valenciano en California), a fr. Andreu Yvars y, por supuesto, al cronista fray Benjamín (que me facilitó el Diario póstumo del infortunado Ivars).

  • Ricart Garcia Moya es Llicenciat en Belles Arts, historiador i Catedràtic d'Institut de Bachillerat en Alacant.