LA RABIETA DEL PRESIDENTE
Estamos en el tercer día de meditación, de los cinco que el Presidente se ha tomado antes de que el lunes 29 comunique a la ciudadanía si dimite o sigue. La carta del Presidente me pareció tan absurda y ridícula que inicialmente pensé no dedicarle ni un minuto de atención entre otras razones, porque intuí -y acerté- que la carta de amor iba a despertar tantos comentarios que me resultaría prácticamente imposible añadir nada nuevo.
Ha habido miles de críticas y también miles de adhesiones procedentes de estómagos agradecidos tanto en su partido como en los asociados de Frankenstein que intuían que, con la improbable marcha de Sánchez se les acabaría el chollo.