Este PSOE no es un partido de Estado

Error general de las encuestas para el 23-J, exceso de confianza en el PP en que iba a lograr unos excelentes resultados tras el 28-M, y un Pedro Sánchez que ha sabido movilizar el voto del miedo a Vox. Un resumen, muy telegráfico, de lo acaecido.

En el PP los nervios empezaron ya con el 7% de votos escrutados. Claro que no son definitivos, pero suelen avisar de tendencias. Y eso sucedió: que el PSOE sacó menos de lo que le adjudicaban los incipientes escrutinios, y el PP fue creciendo, hasta esa cifra de victoria-derrota de 136 diputados. El susto, la sorpresa, saltaron pronto.

Ahora el PP y Vox suman 169 diputados, a la espera del voto de los residentes en el extranjero. No salen las cuentas, sumando a CC y UPN. Saldrían si el PNV se uniera, pero ya ha zanjado esa hipótesis de que ni hablar, porque eso supone pactar con Vox.

Nos vienen semanas y meses de gran incertidumbre. Alberto Núñez Feijóo intentará la investidura, Pedro Sánchez tranquiliza a los españoles garantizando gobernabilidad, y Junts  dice que su apoyo implicaría un referéndum vinculante, algo que desde el Gobierno han dicho que es inasumible aceptar algo que va contra la Constitución.

Abundan los análisis de las causas que han dado lugar a unos resultados tan imprevisibles como los del 23-J. Pedro Sánchez puede volver a gobernar con filoetarras e independentistas. La fortaleza de Sánchez, su resistencia, es precisamente su debilidad: todos saben que, por gobernar, puede ceder lo indecible.

Vox debería analizar su estrategia. Ha sacado casi la mitad de diputados que en 2019. Ha activado el voto del miedo, e impide que PNV se plantee apoyar un gobierno PP-Vox. Que no le pase al partido de Abascal lo que ha sucedido con Ciudadanos y Podemos, unos partidos emergentes que, en pocos años, o no existe en la práctica –caso de Ciudadanos– o se ha transformado en Sumar –en el caso de Podemos-.

Argumentar que, mientras el centro-derecha no acuda unido a las elecciones (es decir, PP y Vox, para ser claros), en España es complejo que vuelva a gobernar, supone olvidar que el centro-izquierda ha acudido más dividido, y puede volver a gobernar. ¡Y eso contado que Ciudadanos no ha concurrido, para gran beneficio del PP!

Núñez Feijóo debe seguir intentando una complejísima investidura. Sin embargo, el paso que ha dado de prometer “derogar el sanchismo” a ofrecer al PSOE un acuerdo de Gobierno, porque es un “partido de Estado”, debería meditarlo mucho.

Por gobernar no se ha de claudicar. Este PSOE de Pedro Sánchez no es un partido de Estado, como lo ha demostrado hasta ahora: le importa él, no el Estado.

A las siglas de este PSOE se han criticado y negado la “O” de Obrero, pero más evidente es que no responde a la “E” de Estado. Por eso Bildu le avisó que “taza y media” para tener su apoyo ahora, por eso se atreven a pedirle un referéndum vinculante. 

Resulte lo que resulte, y sin descartar nuevas elecciones, Núñez Feijóo ha de calcular mejor en estos momentos lo que dice, porque calificar a este PSOE con “sentido de Estado”, tras oír lo que hemos oído en la campaña electoral, puede ser entrar en vías que en el propio PP chirríen y le hagan perder a Feijóo opciones para el futuro.

 

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.