Democracia convertida en gerontocracia

El 11 de mayo de 2016, Joaquín Leguina ofrecía estos datos en una conferencia titulada “¿Va España hacia el suicidio demográfico? La crisis de la natalidad”

“Las encuestas de fecundidad que hace el Instituto Nacional de Estadística, en donde yo he sido funcionario muchos años. La pregunta clave en esas encuestas es dirigida a las mujeres en edad fértil de esta forma: “Usted, ¿cuántos hijos querría tener? “ Y la respuesta que dan las mujeres españolas es, aproximadamente, el doble de los hijos que tienen al final de su vida fértil. Cualquier política natalista ha de tener en cuenta ese hecho: las mujeres españolas quieren tener más hijos de los que tienen. Se trata, por lo tanto, de apoyar esa demanda para que los tengan.”

Y continuaba diciendo: “Toda sociedad tiene un dilema que Alfred Sauvy definía así: “crecer o envejecer”. También decía que “cuando vienen las cosas mal dadas, la economía funciona como la dinamita y la demografía funciona como una termita, como una carcoma”. Los Gobiernos, como es lógico, están más atentos a la economía porque puede explotar; mientras, la demografía está tirando el edificio sin que apenas nadie se dé cuenta.

Echemos ahora una mirada estrictamente demográfica sobre los abortos. Lo primero que llama la atención es el fuerte crecimiento del número total de abortos en España, que pasaron de 44.962 en 1992 a 118.359 en 2011 y 112.390 en 2012.

El 37,6% de los abortos que se realizaron en España durante 2012 fueron de mujeres extranjeras. El 91,3% de todos los abortos se realizaron a petición de la mujer y sólo el 8,8 % por riesgos para la madre o anomalías fetales.

En Francia en 2007 hubo 218,367 abortos, casi el doble de los contabilizados entonces en España y, desde luego, en Francia no había ese año el doble de mujeres fértiles que en España, aunque sí un 80% más de nacimientos (y por tanto, más embarazos. Algo parecido se puede decir de la comparación con el Reino Unido (202.105 abortos en 2009 frente a 11,482 en España)

La comparación con los abortos en Alemania (2010) sí que es desalentadora para España: allí hubo 110.431 abortos en 2010, mientras que en España, con una población femenina en edades fértiles mucho menor, hubo ese año 113.031 abortos.

Carezco de datos actuales, pero los aportados nos ayudan a situarnos en la realidad pasada. El sociólogo Ignacio Duque ha dejado escrito a este respecto lo siguiente: “Sin duda los procesos de cambio demográfico en curso van a plantear unos desafíos gigantescos, debido a las readaptaciones en la intensidad, el momento y las prácticas sociales vinculadas a la reproducción y al cuidado de los niños y de los viejos de unas sociedades que verán transformarse los antiguos equilibrios entre grupos de edades. Es lo que se denomina envejecimiento. Pero es mucho más, los desafíos futuros serán sin duda diferentes pero no menores que los que muestran estas mismas sociedades recorridos en las últimas décadas. El objetivo de garantizar unos niveles adecuados de consumo con menos productores es un objetivo razonablemente abordable es más ha sido aparte ya recorrido por las sociedades donde la transición demográfica está más avanzada es igualmente importante señalar que estas condiciones implican comportamientos e instituciones que no surgen por generación espontanea especialmente en relación con la inversión en capital humano, ahorro, transferencias, trabajos en cuidados…etc.”

Pero vamos al tema del envejecimiento. Los datos de envejecimiento suelen llevar a conclusiones a menudo alarmantes y a veces precipitadas, por eso conviene contemplarlo con algún detenimiento antes de llegar a conclusiones catastróficas.

Ofrecía Joaquín Leguina en la conferencia anteriormente citada, los siguientes datos del INE para poder mirar el futuro desde el punto de vista de las previsiones que hace el INE. Al INE no le gusta llamarlas previsiones sino proyecciones; previsiones es apostar a que va a ocurrir esto, proyecciones es: si las hipótesis son éstas, ¿qué ocurrirá?

El INE realiza anualmente esas proyecciones de población con horizonte de 10 años. Tienen ustedes ahí la pirámide de 2023. Esta proyección se hizo en el 2013. El 22 de noviembre de 2013, es decir, a finales de 2013, el INE publicó la proyección demográfica con horizonte 1 de enero de 2023.

¿Qué pone en evidencia? Los tremendos desequilibrios demográficos que siempre trae consigo una caída muy relevante de la fecundidad, lo cual se ha visto reforzado con la reaparición durante la crisis del fenómeno migratorio.

La verdad es que la idea heredada que tenemos de la vejez (incapacidad creativa, conservadurismo, bajo nivel de trabajo productivo, necesidad de sostenimiento externo, ...) no concuerda con una realidad biológica que viene mejorando sin pausa. La vejez, como tantas cosas, no es una realidad estática y quienes lleguen en el futuro a la edad de jubilación actualmente practicada tendrán algunas trayectorias vitales muy diferentes a las que tuvieron sus predecesores. Julio Pérez, que es demógrafo del CSIC, ha escrito a este propósito lo siguiente:

En el futuro la vejez será menos solitaria porque la mejora de la Esperanza de Vida retrasará el momento de la viudedad y hará más frecuente la coexistencia de tres o más generaciones dentro de la misma familia. El apoyo entre generaciones no se limitará a la ayuda a los ancianos, sino que estos serán dispensadores de ayuda a las generaciones más jóvenes. De hecho, ya lo son. Basta con pasear ante una guardería a la hora de la salida, u observar la edad de las personas que cuidan a quienes realmente tienen una edad muy avanzada para comprobar que muchas personas de más de 65 años están facilitándoles la vida a los demás”.

Hoy por hoy, finalizaba Leguina, en España la jubilación es, a menudo una obligación, una expulsión del mercado laboral, con prejubilaciones suicidas, como las de los médicos en algunos hospitales públicos durante la crisis. Está archidemostrado que esas pretendidas sustituciones de viejos por jóvenes en la población ocupada ni crea más empleo, ni éste gana calidad, se trata simplemente de un despilfarro.

Y estas fueron sus últimas palabras: “… conviene recordar el verso de Antonio Machado: “No está el mañana en el ayer escrito”.

El 1 de mayo de 2015, Alejandro Macarrón Larumbe (Director Fundación Renacimiento Demográfico) en una conferencia titulada: “¿Va España hacia el suicidio demográfico? La crisis de natalidad” Declaraba que España, toda Europa y medio mundo tienen una fecundidad inferior a la necesaria para el relevo generacional (aproximadamente 2,1 hijos por mujer en los países desarrollados). La baja natalidad y una esperanza de vida muy elevada, y creciente, conducen a una población autóctona cada vez más envejecida, que tiende a menguar y, a término, a desaparecer. Es el denominado “invierno demográfico" o “suicidio demográfico”.

Y respondía a tres grandes cuestiones:

¿Por qué tenemos ahora tan pocos hijos?

¿Por qué el invierno demográfico ha sido mayoritariamente ignorado hasta ahora en la agenda publica, pese a su gravedad?

¿Qué puede hacer la sociedad española para afrontar y combatir el invierno demográfico?

Este fenómeno “… es intenso en España, Alemania, Italia, Japón, o la Europa oriental. En realidad, es una pauta generalizada: muchos más países –casi todos– tienden a un escenario demográfico parecido a medio y largo plazo. Este escenario no tiene precedentes históricos, lo que dificulta el entendimiento de sus causas, implicaciones y soluciones. Pero tiene una pinta entre mala y muy mala para el bienestar social.

Se habla mucho del riesgo de las pensiones… pero más allá de la economía, el invierno-suicidio demográfico plantea otras amenazas muy graves.

En el plano político, la democracia podría verse desnaturalizada y convertida en gerontocracia. En el plano personal, la vida afectiva mermada, por ser familias muy cortas, sin apenas hijos, hermanos, primos, tíos, sobrinos. Y en el contexto mundial, España y Europa tienden a la irrelevancia, porque su peso demográfico se reduce al tiempo que los países muy poblados y otros ahora subdesarrollados se acercan a nosotros en productividad. “Es un problema potencialmente mucho más grave e inmediato de lo que la gran mayoría de la gente piensa.” (Alejandro Macarrón)

Y con un punto de demagogia sarcástica, decía Alejandro: “...el suicidio demográfico también tendría sus ventajas: solucionaría el paro, la corrupción, la delincuencia, etc. En los cementerios no hay nada de eso. ¿Será esa la razón de que nuestras autoridades lo combatan tan poco? No es del todo broma. Hay grandes expertos oficiales en pensiones en España que desaconsejan incentivar la natalidad porque, como me dijo uno de ellos “cada nuevo niño será en el futuro un pensionista adicional”

La respuesta a la primera pregunta fue: "Múltiples causas que cabe agrupar en dos grandes bloques.

– Descenso radical de la mortalidad infantil y juvenil

– Diversos aspectos anti-natalidad del modelo de sociedad contemporáneo."

¿Por qué el invierno demográfico ha sido mayoritariamente ignorado hasta ahora en la agenda publica, pese a su gravedad?

– El miedo a la superpoblación – hace 40 años, la población mundial se duplicaba cada 30 a 35 años

– La inacción de los políticos y la generalidad de los intelectuales, por varias razones: Es un problema a largo plazo, tanto en sus efectos como en sus soluciones, y la política actual es cortoplacista, al haber elecciones cada muy pocos años. El fuerte peso en la sociedad moderna de ideologías que son más bien anti-natalidad y contrarias a la familia tradicional, prolija en descendientes y, en tercer lugar, al temas a incomodar al amplio y creciente sector del electorado que no ha tenido hijos (o sólo uno), o pudiendo todavía por edad, no quiere tenerlos.

¿Qué puede hacer la sociedad española para afrontar y combatir el invierno demográfico? Nadie lo sabe con certeza, pues ningún país lo ha logrado del todo, aunque algunos como Francia o Suecia hayan logrado éxitos apreciables en la recuperación de tasas razonables de natalidad. Pero sí parece claro que:

Hay que dejar de ignorarlo, y ponerlo en primer plano de la agenda social/nacional/académica. Hasta hoy es el problema de gran magnitud más desatendido que afronta España.

Hay que adaptarse a él por lo que ya tiene de inevitable. Aunque mañana repunte con fuerza la natalidad, los niños adicionales que nazcan no serán productivos hasta dentro de 25 años. El invierno demográfico aconseja reformas similares a las de la crisis económica, dirigidas a incrementar la productividad de las empresas y eliminar el despilfarro en el gasto público.

Y sobre todo, hay que fomentar el rejuvenecimiento de la población con políticas de estimulo de la natalidad y de inmigración bien gestionada.

Finalizó Alejandro Macarrón la conferencia así:

“En concreto, sería muy conveniente:

  • Sensibilizar a la población y las élites de la enorme gravedad potencial del problema, para crear un clima general pro-natalidad que facilite la toma de medidas en su favor, y que se ayude a los padres en todos los ámbitos, tanto público como privado.
  • Estudiar con rigor científico y sin concesiones a prejuicios ideológicos o intereses partidistas las causas, consecuencias y posibles soluciones del invierno demográfico.
  • Desde el sector público, aliviar/compensar a los padres, por la vía fiscal, de pensiones y precios de prestaciones públicas, de una parte muy apreciable de lo que cuesta criar un hijo, y revisar las políticas y leyes de facilitación de la contracepción y la no-estabilidad familiar. Estas políticas deberán tener un énfasis en las madres, pero no exclusivo –como algunos proponen– ya que los padres, más allá del embarazo/parto/lactancia materna, también cuentan y aportan en materia de hijos, y mucho. Y tampoco deberán centrase sólo en las mujeres que trabajan fuera del hogar, porque las no catalogadas como “población económicamente activa” por el INE, aunque minoritarias (aprox. 1/6 de las mujeres en edad fértil y post-universitaria en España), aportan un 25% del total de nacimientos en España, y tienen una tasa de fecundidad sensiblemente superior a las incorporadas al mundo laboral.
  • Adelantar la edad a la que se tiene el primer hijo, mediante una combinación de sensibilización de los adultos jóvenes y acortamiento en 1-3 años en promedio del largo ciclo educativo desde la infancia hasta el término de los estudios superiores.

www.renacimientodemografico.org

La Fundación que dirige Alejandro Macarrón es una entidad sin ánimo de lucro ni adscripción partidista, religiosa, ideológica o empresarial, cuyo fin es estudiar los problemas derivados de la baja natalidad y el envejecimiento de la sociedad, y sus posibles soluciones, y sensibilizar sobre este asunto a la población en general, autoridades políticas, profesionales de la comunicación y otras personas socialmente influyentes.

Interesante trabajo el que realizan, y muy desconocido.

  • Mª Ángeles Bou Escriche es madre de familia, Orientadora Familiar, Lda. en Ciencias Empresariales y profesora