Despoblación electoral

El pasado lunes Ximo Puig anunció en tierras alicantinas que en septiembre se aprobará el proyecto de Ley de medidas contra la despoblación. No sé si es consciente de que, precisamente los habitantes de municipios despoblados, están hartos de promesas políticas, durante muchos años, y únicamente quieren oír y ver medidas concretas en marcha, inversiones reales, coberturas eficaces: es un votante especialmente realista, que ha visto cómo emigran los vecinos en búsqueda de mejores opciones laborales o una buena educación para sus hijos. Es una población muy curtida, que probablemente delimita mejor que el votante de grandes o medianas ciudades las promesas huecas.

Ximo Puig conoce bien la técnica propagandística: anunciar una medida para dar la sensación de que ya se ha aprobado o puesto en práctica. En teoría, todo confuso en un mar de promesas. Sin embargo, me parece que se ha equivocado, cayendo en su propia trampa de empezar a acelerar políticamente a nueve meses de las elecciones autonómicas y municipales. Sí queda por delante un “parto”. Hay quien defiende con ironía que debería haber elecciones cada año, para que los políticos se rigieran con un presupuesto y ejecución anual, que los ciudadanos pudieran fácilmente analizar.

Un poco de seriedad y de rigor, una dosis de sentido común debe administrarse Ximo Puig. Lleva más de siete años gobernando y lo que ahora debe hacer es presentar resultados, si es que en materia de despoblación tiene datos para poder presentarlos, que me temo que son más que improbables, y tal vez por eso no presenta resultados sino que avanza un proyecto con carácter de “urgencia”: tras siete años gobernando, le entra la urgencia, las prisas. Parece la actitud de un mal estudiante, urgido ya ante la inminencia de los exámenes en las urnas. No se puede jugar así con los votantes a estas alturas: nunca, pero menos como lo ha hecho Ximo Puig. Dijo que la lucha contra la despoblación está en el “corazón” del Consell: o presenta datos o es mejor callarse.

Tan clamoroso fue el error de Ximo Puig que se lo puso en bandeja al PP alicantino de la Marina Alta, donde hizo el anuncio. Simplemente, el PP reaccionó esgrimiendo un dato: siete millones de euros ha invertido la Diputación de Alicante en esa comarca este año, por escasos dos millones la Generalitat. Seguro que en todas las comarcas no hay tanto desnivel, pero al menos podría haber tenido la habilidad de anunciar la ley en otro lugar. No creo que haya descuidado tanto Els Ports, la comarca donde está su ciudad natal, Morella: es una intuición solamente, porque allí tiene muchos votos de gratitud.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.