TESTIMONIOS sobre LA VALENCIA DEL SIGLO XV

Los “Furs” otorgados a la ciudad y Reino de Valencia, desde el siglo XIII al XV, las disposiciones emanadas de las numerosas reuniones de Cortes Valencianas y las provisiones dictaminadas por los “Consells municipals” determinarán la vida sociopolítica y mercantil de este siglo.

Se creó un nuevo marco que favoreció las visitas de extranjeros y la afluencia de ideas. El desarrollo interno se complementó con el establecimiento de mercaderes y menestrales venidos de otras áreas geográficas y con el asentamiento de braceros y mendigos. El Reino de Valencia vive un período de plenitud mientras Occidente pasa por una base de recesión general. La estabilidad en el campo y las nuevas energías impulsadas por las actividades artesanales e industriales, el floreciente comercio y la existencia de una moneda fuerte son factores que definen la prosperidad de la Valencia del Cuatrocientos.

Es un siglo de configuración y consolidación de una sociedad abigarrada, con exigencias y necesidades diversas que exigían una perfecta organización de gobierno y de la administración de la “cosa pública”. La estructuración de funciones, con designación o elección de cargos y funcionarios, marcó un período de madurez de las instituciones valencianas. El análisis de la organización de los cargos y oficiales dan testimonio del desarrollo demográfico, económico y social, y del esplendor e importancia de Valencia en el tránsito de la Edad Media a la Moderna. 

El siglo XV se inicia con un proceso de desarrollo y embellecimiento urbanístico de la capital y villas más importantes del Reino; manifestación del poderío socioeconómico que se extendía por el territorio valenciano.

Una serie de testimonios reflejan como era social, política, económica y culturalmente la vida valenciana en el siglo XV.

Fray Francesc de Eiximenis escribió a finales del siglo XIV el tratado Regiment de la cosa publica dedicado “als jurats de la ciutat de Valencia”. En dicha obra, al resaltar “les especials  belleses de la ciutat de Valencia”, afirma: “si paradis  es  en la terra, que en regne de Valencia  es” (3). Señala como excelencia y gracia de la tierra valenciana el ser “apta en fer fruits estranys e drogues orientals”. Considera que “els mercaders son vida de la cosa pública” y que “deuen esser afavorits”. Estas aseveraciones reflejan una visión de la Valencia de la época y justifican lo que significará política, social y culturalmente Valencia, en el siglo XV, en el contexto de la Corona de Aragón. 

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El caballero y escritor Joanot Martorell en el capítulo CCCXXX de su novela Tirant lo Blanch, escrita a mediados del siglo XV, relata que la ciudad de Valencia:

(…) fon edificado en prospera fortuna de esser molt pomposa e de molt valentissims cavallers poblada e de tots bens fructifera; exceptat species, de totes les altres coses molt abundosa, de hon se trahen mes mercaderies que de ciutat que en tot lo mon sia. La gent qui es de alli natural, molt bona e pacifica e de bona conservacio. 

La rica agricultura y la variedad de cultivos sorprendieron extraordinariamente al viajero Antoine de Lalaing induciéndole a escribir:

(...) al otro lado de Valencia, hasta cerca de cinco o seis leguas de distancia, están los pueblos y los jardines más hermosos que se puedan ver, adornados con higueras, naranjos, granados, almendros y otros frutos no vistos en nuestro país. Crece también allí el arroz, el azafrán, el algodón, y en grandes cañas crece allí el azúcar, el cual refinan en la ciudad de Gandía (...) Todo el azúcar que llamamos, en nuestro país, de Valencia, viene de allí. 

El cronista Gaspare da Verona, en su obra De gestis Pauli II (1468), en una referencia que alude al papa valenciano Calixto III -Alfonso de Borja- afirmó:

Valencia es hoy en día una ciudad famosa por su esplendor, que Calixto III solía comparar con la urbe de Roma. Se refería al nombre, pues, como él mismo repetía a menudo, Roma significa en idioma argólico “fuerza” y “valor”, es decir “Valencia.

El viajero alemán Jerónimo Münzer que visitó la ciudad y Reino de Valencia, en 1494, después de recorrer Cataluña, plasmó la sorprendente impresión que le causó y escribió: 

Hállase situada en un inmenso llano (...). En esta llanura, a poca distancia del mar, álzase Valencia, ciudad mucho mayor que Barcelona, muy poblada y en donde viven condes, barones, algunos duques, más de quinientos caballeros ricos y otras personas de condición.

Describe la belleza de los jardines de Valencia, los frutos que proporciona la fértil huerta de Valencia, la actividad mercantil, belleza de la Lonja, la riqueza de la Catedral, los famosos monasterios que posee la ciudad, las vicisitudes de los judíos, la venta de esclavos de Canarias, etc.

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Le llamó la atención la abundancia y riqueza de las iglesias:

Nunca habíamos visto otra ciudad cuyas iglesias estén tan ricamente adornadas con tantos ornamentos de altar y dorados retablos.

Sin embargo, es al describir la “Cortesanía de Valencia” cuando mejor refleja la Valencia de finales del XV. 

El pueblo de Valencia es extraordinariamente afable y cortesano. Viven en la ciudad dos duques, uno de ellos hijo del papa Alejandro VI; muchos condes, como los de Oliva y de Aversa, y más de quinientos caballeros. Mercaderes, artesanos y clérigos pasan de dos mil. Visten los hombres ropa larga y las mujeres con singular pero excesiva bizarría.

Le sorprende la intensa vida activa de la ciudad, hecho que el autor refleja al relatar que:

Los habitantes de la ciudad, así hombres como mujeres, acostumbran a pasear de noche por las calles, en las que hay tal gentío que se diría estar en feria, pero con mucho orden, porque allí nadie se mete con el prójimo. No hubiera creído que existía tal espectáculo a no verlo visto, como lo vi, en compañía de mis paisanos, los honrados mercaderes de Rafensburgo. Las tiendas de comestibles no se cierran hasta media noche y, así, a cualquier hora puede comprarse en ellas lo que se desee. 

Nicolás von Popplau, viajero que visitó las tierras valencianas a finales del siglo XV, también dedicó textos elogiosos a nuestra actividad artesanal. A este cronista de la época le sorprendió la excelente producción ceramista, y resalta que naves enteras se envían cargadas de este producto con destino a Venecia, Florencia, Sevilla, Portugal, Aviñón, Lyon, etc. 

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El crecimiento demográfico de la ciudad al socaire de la prosperidad económica hizo escribir al humanista italiano Lucio Marineo Sículo que Valencia a finales del siglo XV era

(…) la primera entre todas las ciudades de España. 

Els jurats” de la ciudad de Valencia, en carta dirigida, en 1500, al pontífice valenciano de la familia de los Borja, Alejandro VI, arguyeron para solicitar la autorización papal de la fundación del “Estudi General” - Universitat de Valencia que era

(…) una de les principals e populosa del mon.

Roca Traver al estudiar el tono de vida en la Valencia Medieval describe perfectamente una visión de cómo debía ser la Valencia cuatrocentista.

El ritmo del tiempo en la sociedad foral de la Valencia del XV transcurría pausadamente. El hombre vivía inmerso en sus quehaceres cotidianos que repetía de manera monótona, sin nostalgias ni inquietudes. Soluciona intuitivamente sus problemas o necesidades, aunque se muestra abierto a cualquier adelanto. El progreso se advierte muy lentamente y eso que Valencia era una ciudad dinámica. 

La jornada del ciudadano medieval se veía marcada por el ritmo que marcaba el sol. “En despuntar el dia, la Vila va cobrant vida; els llauradors ixen cap al camp; algunes dones matineres es dirigixen  a la capella del convent, a  on  es celebra la  primera missa del mati; unes atres, van a  armar les paradetes  en el  propet  mercat moro; un  grup de menestrals es reunix en la plaça,  comentant algunes incidencies de la  profesio,  abans d'incorporar-se als obradors; un mestre d'obra, al front de la colla d'obrers, fa cap a  l'alberc  que estan alçant; solament  uns savis  en cascun  dret i meges queden en ses cases, en estes hores  del mati i  hem d'esperar que amijane el  dia  per a vore'ls discorrer pels carrers de la poblacio”. 

El esplendor político y social de la Valencia tardomedieval se irá gestando a lo largo de etapas precedentes. Las bases se habían puesto en siglos anteriores con la genial estructuración política que se había otorgado a Valencia con la concesión de los “Furs i Privilegis de la Ciutat i Regne”, las disposiciones emanadas en Cortes valencianas y las provisiones del régimen foral municipalista.

  • José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia, 
    Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de 
    Plata de la Ciudad de Valencia.