HOLANDA y ALEMANIA tras el TINGLADO de la U.E.

¿EXISTE REALMENTE LA UE O SOLO ES UNA MERA APARIENCIA DE CARTON PIEDRA?, EL PUERTO DE ROTTERDAM NOS DA LA RESPUESTA.

Sobre el papel, la UE es una unión de naciones europeas. ¿En realidad es realmente esto?. Vamos a probar que no, que, más allá de bonitas declaraciones y actos con el estupendo azul de la bandera y sus estrellas doradas de fondo, la UE sólo es una representación teatral en la que las antiguas y tradicionales conexiones medievales entre las naciones del centro Europa, pesan más que este nuevo artificio llamado UE.

Fijémonos en la gran tradición medieval de la Liga Hanseática y veamos cómo, hoy en día, sigue funcionando en la realidad con más fuerza que cualquier supuesta unión continental moderna.

La Liga Hanseática se componía de Holanda y Alemania, de forma que entre estas dos naciones controlaban la entrada de mercancías desde todo el globo, a través de sus puertos, uno de ellos, el de Rotterdam, el más importante del mundo, desde ahí las distribuían al resto de países de la Liga.

Esto sigue ocurriendo en la actualidad. A través de Rotterdam, se vulneran TODOS los principios europeos, y se convierte cualquier pretensión de reglamentación de Bruselas en un mero espejismo para ilusos.

 

¿QUE ES EL PUERTO DE ROTTERDAM?

Geográficamente, Rotterdam tiene una situación geográfica clave dado que se encuentra en una concluencia entre el Rin y el Mosa. Esto lo convierte en un centro de comunicaciones brutal, mediante multitud de enlaces fluviales, numerosísimas confluencias de carreteras y nudos ferroviarios, y sobre todo, intensísimo tráfico marítimo entre Europa y el resto del mundo.

Se trata de un puerto gigantesco, el mayor del mundo, que en realidad, es una suma de puertos y zonas industriales que lo convierten en el de mayor importancia del mundo. Tiene una superficie de nada menos de 105 km, y se extiende a una distancia de 40 km. Incluye el casco histórico, Delfshaven, a más del complejo Maashaven-Rijnhaven-Feijenoord; los puertos alrededor de Nieuw-Mathenesse; Waalhaven; Vondelingenplaat; Eemhaven; Botlek; Europoort, situado a través del Calandkanaal, Nieuwe Waterweg y Scheur.

Para que no falte de nada y dando idea de lo gigantesco del complejo, la suma de puertos y zonas industriales incorpora, además, 6 terminales de crudo, 5 refinerías, 43 empresas químicas y 3 de gas.

 

¿CUAL ES LA FUNCIÓN DE ROTTERDAM?

Gracias a la actividad de este puerto, una actividad incesante en el que se mueven 3’5 millones de toneladas en un solo trimestre, de mercancías de todo el mundo, Holanda que no tiene ni un solo naranjo plantado en su suelo se convierte en el principal exportador de cítricos a Alemania, sin importarle la procedencia de estos, ya sea africana, sudamericana, o asiática.

Que estos productos agrícolas provengan de países de fuera de la Unión Europea, no es problema. Son mucho más baratos y al entrar en el espacio de la Unión rompen el mercado a la baja, provocando la ruina de los agricultores autóctonos. Esto no le importa nada a Holanda, que, tal y como decimos, no tiene ni un solo campo plantado en su territorio ni un solo naranjo, y tampoco le importa a Alemania, que consigue así abastecerse de productos agrícolas a precio irrisorio.

Ni a Holanda ni a Alemania le importa la COMPETENCIA ILÍCITA que todo esto conlleva, simplemente, no les afecta. Ellos defienden sus propios intereses particulares y les va muy bien. Holanda dado que las multinacionales le permiten reexportar y obtener un beneficio, y Alemania puesto que por qué tiene que pagar más si puede obtener los productos por menos.

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Esto no es ninguna novedad, podemos ver este hecho reflejado en la prensa diaria, para ello nos referiremos al artículo de V. Lladró, de fecha 17 de junio de 2019 publicado en Las Provincias, en el que se refería a las alianzas entre Holandeses y sudafricanos en materia de cítricos, llamando a Holanda como ese “amigo invisible” de estos últimos, que hace ya tiempo decidieron evitar los puertos españoles, centrándose en Rotterdam de forma que evitaban controles fitosanitarios del Ministerio de Agricultura de España, muy detallista en cuanto a posibles plagas que pudieran introducir estos productos, y partidarios de rechazar barcos en cuanto estos dieran lugar a dudas.

En concreto, las inspecciones iban en la dirección de detectar las partidas con síntomas en los cítricos de “mancha negra”, un hongo sudafricano que amenaza con expandirse en Europa.

Los sudafricanos primero intentaron convencer a las autoridades españolas de que el hongo no podía prosperar en el mediterráneo, un argumento evidentemente falso. Y dado que los problemas eran constantes, optaron por Rotterdam, un puerto en el que “juegan en casa”, por decirlo de alguna forma.

Lo que ha ocurrido es que en Rotterdam la cuestión de las plagas es totalmente intrascendente. La utilización de productos fitosanitarios, igual. Todos los cargamentos entran, sin ningún tipo de problema.

Cuando los eurodiputados españoles han intentado protestar, los holandeses se les han reído en su cara.

De forma que:

  1. Un país como Holanda que no tiene ni un solo campo cultivado es el principal exportador de cítricos de Europa gracias a los que trae desde cualquier parte del mundo, con lo cual, vulnera, con estas prácticas el mercado común europeo, y desconoce el principio de preferencia comunitario.
  2. En la realidad, se demuestra que las antiguas alianzas de la edad media, la Liga Hanseática, una federación comercial solo de países del norte de Europa, pesan más en la realidad que esta ficticia construcción moderna de la UE.
  3. Y puesto que de esta forma, ambos países, Holanda y Alemania, ambos con una renta per cápita el doble de la española, obtienen fantásticos  beneficios particulares, totalmente al margen de la UE sin importarles el daño que ocasionan a los países del sur, a los que desprecian.

Llegamos, a la conclusión de que este hecho supone la total vulneración de los principios de la UE, la destrucción del mercado común europeo, el desconocimiento del principio de preferencia, la total vulneración de las estrictas reglas fitosanitarias que sí se imponen a los países miembros; dejando la construcción de esta UE como algo ficticio, irreal, de cartón piedra. Como una especie de gran estafa o engaño especial para tontos.

La consecuencia es que de ninguna forma nos interesa seguir en una Unión Europea que no respeta sus propias normas. En un mercado europeo que en realidad no existe dado que se introducen productos de cualquier parte del globo terrestre introduciéndonos en una situación de competencia ilícita.

Y no podemos tomar a la ligera esta conclusión. El permanecer tan sólo nos perjudica. Y más gravemente de lo que podamos imaginar. Actualmente sólo somos una especie de país colonizado, merced a la “diligencia” de nuestros políticos. Y, como todos sabemos, una colonia no tiene derechos, tan sólo soporta humillaciones y vejaciones. Y esto es lo que nos viene pasando, Alemania nos utiliza y mientras, Holanda se enriquece a nuestra costa.

 

MONEDA DE CAMBIO

En esto es en lo que nos hemos convertido. Somos moneda de cambio. Vamos a explicar siquiera someramente lo que esto significa.

Ya hemos comentado el hecho de que Alemania necesita, ante todo, puertas totalmente abiertas y ansía ganar, como sea, cuota de mercado en países o zonas dónde no la tiene, abrir fronteras, nuevos mercados. Este es su objetivo, como sea. Bien esto lo consigue sacrificándonos a los países del sur de Europa. ¿Cómo lo hace?, muy sencillo, estableciendo Tratados de Libre Comercio, que ya hemos visto que ni eran comercio ni libres, según los cuales, estos países terceros tendrán la puerta abierta de entrada de sus productos agrícolas en la UE, a cambio de que compren a Alemania su maquinaria, sus productos químicos, sus vehículos…

De tal forma, que el mercado sólo funciona en una dirección. Alemania se enriquece progresivamente, y nosotros nos empobrecemos a la carrera.

¿Para qué sirven nuestros políticos?. No parece que para mucho más que para llenarse sus propios bolsillos y de tanto en cuanto soltar bellos discursos sobre una Unidad ficticia. En realidad nuestra situación es comparable a un país que hubiera perdido una guerra y tuviera que lidiar con unos términos de rendición especialmente gravosos y humillantes impuestos por el vencedor. ¿De verdad que Alemania perdió la IIGM?.

Mucho mejor romper con esta Unión que sólo nos trae el desastre y defendernos por nuestra cuenta, al menos tendríamos un mercado Ruso del que también nos han privado injustamente.

  • José Manuel Millet Frasquet es abogado.