Todos sufrimos con Ucrania
Putin fue negando a todos que tuviera la intención de invadir Ucrania. Engañó a todos los líderes y gobernantes que hablaron con él. El 24 de febrero inició una invasión que nos cogió desprevenidos, confiados, engañados, pese a que el inmenso ejército ruso posicionado desde hacía semanas en la frontera lo hacía temer.
Había otras guerras ya declaradas, hay otras guerras, en continentes diversos. Sin embargo, la de Ucrania la ha comenzado un dictador de una potencia mundial, que previamente pactó con China un “manos libres” para ambas potencias, de apoyo o respeto mutuo, que de todo hay. Y Rusia, potencia mundial venida a menos, inició la locura bélica, con afán expansionista, que había iniciado en 2014 con la anexión de Crimea y la comunidad internacional se mantuvo pasiva.