Pocas variables hay para referirse al partido político Ciudadanos, o Cs, como se prefiera. La duda está en que agoniza o que está muerto. Todas las encuestas coinciden en que, en próximas elecciones, no alcanzará representación, o simbólica, con alguna posibilidad en municipios en que puede valer más la persona que la marca de Cs: en cualquier caso, está condenado a la irrelevancia, lo que equivale a la nada en política, con todas sus consecuencias, también en cuanto a deudas económicas, sedes, etc. Hasta el CIS de Tezanos: para algunos de Cs, señal de que no agoniza.
El en su día prometedor partido emergente bate récords de fugacidad. A partes iguales se pueden repartir las responsabilidades entre Albert Rivera e Inés Arrimadas. Sus habilidades para la comunicación eran reconocidas por todos, la experiencia profesional de Inés Arrimadas era un aval de que no se trataba de la búsqueda de una poltrona sin más, y de hecho en Cataluña ganó las elecciones autonómicas, un hito que no hay que olvidar, para valorar el hundimiento que ha sufrido Cs posteriormente, y en particular bajo la batuta de Arrimadas.
En las listas electorales de Cs había nuevos rostros en la política, que en muchos casos querían dignificar o regenerar la política. En otros casos, eran líderes de otros partidos políticos que cambiaban de etiqueta porque les parecía que o no tenían sitio seguro en su anterior partido, o bien tenían unas convicciones que podían desarrollar mejor en Cs. De todo hubo: advenedizos, desencantados, idealistas. También líderes con valía, que ojalá sigan en política en otro partido. Las causas del hundimiento darán para una tesis doctoral. Un triunfo mal gestionado, una gestión centralizada sin democracia interna, una bisoñez que pretendía quemar etapas sin sosiego ni perspectiva, una posición tornadiza de acercamiento al PSOE con intentos de dinamitar al PP, una ideología difusa y hasta confusa. Explota Cs en Castellón, en Barcelona…¿dónde no explota?
Con todos estos ingredientes, sus líderes han de tener un poco de recato o picardía. Albert Rivera va a impartir un posgrado de liderazgo político, que está difundiendo así: “Si quieres mejorar tu capacidad de comunicar en público, si te gustaría saber cómo se construye o se lidera un equipo. Si quieres conocer los entresijos de las campañas electorales o la gestión de una crisis Si te apetece venir con nosotros a Bruselas en una estancia en Bruselas con los mejores líderes europeos. ¡Únete a nosotros!”. Rivera, si de algo no puede presumir, es de construir un equipo, y menos de gestionar una crisis.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.