Pedro Sánchez plagió la tesis –no me parece propio decir “su” tesis-, dijo que no pactaría con independentistas, y lo está haciendo. Sobran referencias concretas a las mentiras de Pedro Sánchez en el pasado o en el presente.
Antes se coge a un mentiroso que a un cojo, dice el refrán. En el caso de Sánchez, sobran los ejemplos.
La palabra mentir suena dura, excesiva. Pero pienso que es la acertada en este caso, aunque él y muchos políticos lo revisten como cambio de circunstancias, posibilismo o flexibilidad necesaria para llegar a acuerdos. Eufemismos, en este caso al menos.
Quien ha mentido, y es por ese motivo el hazmerreír en las redes sociales, tiene un hábito de hacerlo como si nada. Ojalá no lo haga, ojalá me equivoque, pero estamos permitiendo que nos siga gobernando un mentiroso. Es un gran error entregar las riendas del país a una persona con su trayectoria.
No me preocupa tanto el texto del programa de gobierno firmado por Pedro Sánchez como lo que no está escrito. El secretismo con el que se están llevando las negociaciones aumenta ese temor. Nada de transparencia. El silencio atronador de Sánchez en estas semanas es la señal de que varias cosas “podridas” se están tratando y pactando.
Maquiavelo se quedó muy corto al lado de Pedro Sánchez. Lo de que el fin justifica los medios lo ha transformado el presidente del Gobierno en funciones en que el fin es, sencillamente, inconfesable –seguir en La Moncloa, por encima de todo-, por lo que ya no es preciso hablar de los medios: fin y medios son su “ego”.
Soy de los que piensan que lo mejor para España hubiera sido un pacto de Gobierno entre el PSOE y el PP. No ha sido ni fácil ni posible, porque al día siguiente de las elecciones del 10-N Pedro Sánchez se echaba en brazos de Pablo Iglesias, tan denostado por él hasta ese momento, y ahora tan acaramelados. Ambos partidos, PSOE y Podemos, con resultados electorales muy malos. La ambición y la supervivencia personal se impusieron sobre los intereses de España.
Hay una sensación generalizada de que nos esperan años de purgatorio político. Sin embargo, en el PSOE deberían analizar cómo es posible que permitan tener a un líder como Pedro Sánchez, y pocos de los denominados “barones” alzan la voz.
Como todo el mundo acepta que Pedro Sánchez no es de fiar y miente, en la investidura se corre el riesgo de creerse que no se va a salir de los límites de la Constitución, aunque la mencionada “consulta” pactada con ERC la suavicen para no llamarla referéndum.
El Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe, con un solo diputado cada uno de ellos, pueden decantar la investidura. Han afirmado que sólo le apoyarán si no se traspasan los límites de la Constitución, y que su apoyo no está en estos momentos garantizado. Delicada situación para estos dos votos, porque luego pueden decir que Sánchez ha mentido, cuando ya sea presidente.
Sánchez miente, se aprovechan de su ambición los independentistas, y tal vez algunos más. Pero a mí no me servirá que ninguno diga dentro de un tiempo que Sánchez ha mentido, y no precisamente en cuestiones secundarias. No se merece la confianza de los diputados, que representan los votos de millones de españoles.
Aunque esperemos a que se produzca la investidura, porque todo puede pasar. Por mi parte, tal como están las cosas, prefiero unas terceras elecciones, para que los españoles tengan otra oportunidad de no estar en manos de alguien que engaña sistemáticamente.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.