Había pánico hasta ayer entre los socialistas valencianos por si los apaños de Tito Berni salpicaban de alguna manera al PSPV. Y ayer publicaba este digital que sí salpica el escándalo a Valencia.
Ximo Puig casi siempre ha querido desmarcarse de los planes, pifias y otras barbaridades de Pedro Sánchez y el socialismo del resto de España, pero ahora tenía mucho más interés en alejarse al máximo, porque ve cómo se acaba el tiempo de Pedro Sánchez en breve y de los socialistas, que incluso no descarta dejar caer la Comunidad Valenciana, al no hacer nada por el sector cerámico, ni facilitar el agua a los agricultores, ni… Ni hechos ni gestos.
También tiene mérito que los socialistas valencianos ahora reclamen una financiación más justa, remontándose a que desde 1707 no se le ha tratado bien: asombroso remontarse a Felipe V. El paso siguiente es invocar a Jaime I, no sé por decir algo.
Tras destapar ayer el PP, de la mano de María José Catalá, tres contratos a dedo desde una concejalía dirigida por los socialistas en el ayuntamiento de Valencia –sí, no en cualquier ayuntamiento, en el de Valencia-, en el PSPV no es que haya pánico, es que ha caído como una bomba y hay taquicardia en varios líderes socialistas, empezando por Ximo Puig. No es para menos.
El PP valenciano lo ha destapado y, según he sabido, va a seguir mordiendo con mucho interés en este asunto, muchísimo. Está investigando en otros ayuntamientos valencianos importantes a ver si encuentran más contratos con Tito Berni y en qué condiciones. Atentos. Expectación. Investigación sin descanso.
Los resultados del 28-M en la Comunidad Valenciana son prácticamente decisivos tanto para el PSOE como para el PP. Serán un anticipo de las generales, como ha sucedido en otras ocasiones.
Aunque lo son para Ximo Puig, no tan claramente para Pedro Sánchez. Hay quien apunta que a Pedro Sánchez no le importaría en exceso que Ximo Puig cayera, con el que muchas veces ha discrepado, para intentar unas maniobras para las generales que intentaran revitalizar el socialismo con nombres nuevos y medidas que siempre pasarán por dar dinero a los españoles, endeudarse todo lo que pueda.
Las encuestas y sondeos son tozudos en el caso de la Comunidad Valenciana: puede haber cambio de gobierno, hay un empate técnico entre la suma de PSPV+Compromís (con la duda de si Podemos sacará o no diputados) y PP+Vox. Los 50 diputados que otorgan la mayoría absoluta penden de un hilo, ya muy cercano, pues quedan menos de 3 meses.
En esa situación de incertidumbre total en cuanto a los resultados electorales del 28-M, contarán más los errores socialistas que las propuestas de PP y Vox, en líneas generales ya conocidas.
Y entre los errores ya se sabe que la corrupción pasa mucha factura, la máxima, aunque algunos intenten trasladar al electorado que “en todos los partidos hay corrupción”, con la reacción ciudadana de que “en algunos más que en otros, y según en qué momentos”. La corrupción castiga al máximo en unas elecciones. Si el tripartito de izquierdas valenciano llegó al poder por la corrupción en el PP, ahora es un boomerang que se vuelve contra los socialistas, con los enjuagues del hermano de Ximo Puig y el que acaba de saltar de los contratos con Tito Berni en principal ayuntamiento, el de Valencia, y no son los únicos casos.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.