Pablo Iglesias propuso en el Congreso de los Diputados que se deje de retransmitir la Misa en La 2 los domingos, alegando que España es aconfesional. Le secundó Albert Rivera. Los denominados partidos “emergentes” unidos en una petición sorprendente, carente de fundamento y sospechosa de unos complejos existentes todavía en ciertos partidos políticos, precisamente los nuevos en nuestro panorama político, por lo que un rancio anti- catolicismo hace su aparición de la mano de quienes quieren traer otro modo de hacer política. Los datos son ya conocidos: la Misa tiene habitualmente un 6% de audiencia, frente al 2% de media en La 2, es decir, el triple de la media. Pero es que la retransmisión de este domingo ha triplicado la audiencia habitual de la Misa, llegando a un 18%.
La pregunta es si Podemos ha calculado mal –y Ciudadanos– o bien ha buscado contentar a sus votantes anticatólicos, presentando un mensaje de “ruptura” con una retransmisión muy consolidada. Me parece que, a todas luces, han cometido un error de cálculo, y no pensaban que la reacción de la audiencia ha sido la que ha sido, por mucho que quieran atribuirla a una campaña del PP en las redes sociales.
Se han ido esgrimiendo razones para mantener esta retransmisión, que van desde la prestación de un servicio público indudable a personas mayores o enfermas, la libertad religiosa, la audiencia, el coste o la producción, que no reitero por conocidas y evidentes.
Podemos ha descubierto que las redes sociales no son patrimonio exclusivo suyo, si es que lo pensaban hasta ahora. También ha descubierto que la Misa interesa a más personas de las que pensaban, y por tanto que el catolicismo no está tan muerto como gustaría a los podemitas, que tienen su punto de mira en atribuir falsos “privilegios” con demagogia a la Iglesia Católica. Podemos ha despertado con su iniciativa a los católicos, que somos la mayoría en España, y a quienes defienden la libertad religiosa: ha sido un auténtico “boomerang”, lanzado por Podemos y que le ha ido a pegar a Podemos tras errar el blanco.
Tamara Falcó, hija de Isabel Preysler, se sumó a las firmas para mantener la Misa en La 2, y ha recibido muchos insultos por esa opinión. También se extrae una lección dolorosa: el rancio anticatolicismo es violento y busca anular, y es una muy mala noticia. No ha habido insultos, que yo sepa, contra Podemos por su iniciativa.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.