Las tentativas de despersonalización de la Comunidad Valenciana no es una cuestión intranscendente. Numerosas publicaciones, exposiciones, docencia y medios de comunicación filo-catalanistas lo promueven. Las soflamas anexionistas que declaran con ardor los anhelos de la ensoñación de un proyecto quimérico del independentismo republicano catalán a favor de los “países catalanes” con el fin de cambiar la estructura territorial del Estado de las autonomías nos parecen improcedentes. Y por supuesto, no es una paranoia de muchos valencianos como afirmó nuestro presidente Ximo Puig. El sueño de anexionarnos a esa entelequia, tergiversando la Historia es una obsesión del nacionalismo catalán, manipulador histórico. Para hacer realidad esa quimera, se apoyan en quintas columnas asentadas en territorio valenciano y colaboración de ciertas individualidades y partidos políticos implantados en el ámbito de la C.V.
Ya en 1907 el escritor y político valenciano Vicente Blasco Ibáñez arremetía contra las ambiciones de cierta burguesía catalana, y se preguntaba: ¿Piensan los catalanistas que Valencia es tierra huérfana de voluntad y de caracteres? ¿Qué se les ha perdido aquí, si nadie les llama, ni los necesitamos ni son útiles a Valencia? Dicho político ya hablaba de la lepra catalanista.
En una conferencia impartida en 2013 el entonces líder de Esquerra Republicana Catalana, Oriol Junqueras, impartió una conferencia en la Facultad de Historia del Estudi General-Universitat de Valencia, titulada: “Catalunya independent…i el País Valencià? En su disertación afirmó que el proceso iniciado en Cataluña calará en el “País Valencià”. Y el artículo 13 de la propuesta de la Constitución catalana, redactada por la plataforma “Constituïm”, ofrece dar su nacionalidad a los valencianos, por los nexos culturales y lingüísticos que tenemos con ellos. Ni que fuéramos apátridas.
En una visita del presidente Puig a su homólogo catalán Pere Aragonés, éste le propuso constituir una “Commonwealth mediterránea” y algunos profesores de la Universidad de Valencia inciden en ello y se preguntan: ¿Es viable una Commonwealth catalanovalenciana?
Más recientemente, ERC para apoyar la cuestionada reforma laboral exige cuestiones lingüísticas como son la exigencia de publicaciones y emisiones digitales en catalán. Y el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, sale de nuevo a la palestra y plantea que se debe profundizar con el gobierno central en temas culturales y lingüísticos de ámbito catalán. Y siguiendo en esta cuestión lingüística, en la explicación de una edición conmemorativa de sellos dedicados al Tribunal de las Aguas de Valencia se afirma que las sentencias se dictan en catalán y en una edición reciente de sermones predicados en comarcas castellonenses por el taumaturgo valenciano Vicente Ferrer se dice que el Santo dominico se expresaba en catalán.
El pancatalanismo tiene en la historia y la lengua los pilares fundamentales de su pertinaz proyecto. Cabe recordar que las revoluciones culturales que inoculan el germen de las trasformaciones culturales, sociales y políticas son más duraderas que las belicosas porque actúan de forma permanente sobre las mentes de jóvenes estudiantes en etapas de formación docente e intelectual. Preguntado, hace unos años, al que fuera catedrático de Arqueología de la Universidad de Valencia Miquel Tarradell a finales de los años 60 del siglo XX ¿Son realmente una entidad política los países catalanes? Su respuesta fue: “Es claro que sí; la conciencia de entidad política se crea en la escuela”. El arquitecto y escritor mallorquín Josep Quetglas Riusech afirmó en 1976: “El País Valenciano y las Islas son regiones políticas, no de la nación española, sino de la catalana”. Jordi Pujol calificó el trabajo del editor E. Climent como “los frutos de un esfuerzo que formarán para siempre parte del patrimonio de nuestro país, nuestra cultura y nuestra lengua” y éste manifestó: “desde cada uno de los Países Catalanes hemos de reemprender el proceso de cohesión de nuestra nacionalidad común”.
Los países catalanes es una megalomanía, una ambición que está en plena virulencia, una ficción anti-histórica y un producto genuino de una exacerbada política antidemocrática.
Nosotros nos preguntamos esa utopia ¿Es realidad o ficción?
LAS PROVINCIAS. Opinión. Publicado el miércoles 2 de febrero de 2022, p. 31
Ilustración de Blasco Ibañez: Luis Lonjedo.
José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia,
Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de
Plata de la Ciudad de Valencia.