En España, como en cualquier otro país del mundo, además de que funcionen correcta y separadamente los tres principales poderes del Estado, los clásicos de Montesquieu, es fundamental que actúen limpia y correctamente todas las Instituciones.
Está comprobado que en los cinco continentes, dos países vecinos, con iguales datos estructurales básicos -clima, fertilidad del suelo, recursos naturales- tendrían niveles de desarrollo muy distintos según las Instituciones de que se hubieran provisto. Uno habría accedido a la modernidad en tanto que el vecino estaría estancado en tiempos primitivos. Tal razonamiento es válido para comprender las desigualdades en el continente americano, en Asia y también en Europa.
Dejando aparte la jefatura del Estado, el Ejército, las Fuerzas del orden y otras esenciales, existen otras diversas Instituciones que resultan particularmente esenciales para lograr el equilibrio del Estado y deben mantenerse independientes respecto al Ejecutivo so pena de desvirtuar el sentido democrático del país.
La Presidencia del Parlamento, la Fiscalía General, los medios nacionales de información, el Centro de Investigaciones Sociológicas y el Banco de España se encuentran entre las principales Instituciones en España cuya independencia debe ser preservada rigurosamente.
Es penoso notar que sus titulares, Maritxel Batet, Dolores Delgado, Pérez Tornero y Félix Tezanos distan de mantener su independencia, están volcados en la servidumbre al gobierno y por consiguiente, incumplen con su obligación de servir al Estado. Solo el Gobernador del Banco de España, Hernández de Cos, muestra los niveles de objetividad requeridos.
Batet acaba de cambiar las reglas del juego para que con mayoría simple -y no reforzada como era preceptivo hasta ahora- se pueda acceder a la delicada Comisión de Secretos Oficiales, lo que ha permitido a partidos como ERC, Bildu, JXCat y CUP, acceder a la Comisión.
Aparte de las consecuencias internas que para la unidad de España va a tener el hecho de que comunistas, separatistas, filoterroristas, amigos de Maduro, Ortega o Díaz Canel accedan a la información sensible que se maneja en la Comisión, hay que recordar que solo tras grandes esfuerzos, el entonces Director del Cesid, General Alonso Manglano, consiguió que nuestro Centro de Inteligencia pudiera ser aceptado en el Club de Berna, junto con los servicios más reputados del mundo. No es difícil imaginar la desconfianza con que se acogerá al CNI cuando se sabe que tras el Centro andan partidos tan poco fiables como los apuntados.
Es evidente que, por razones de seguridad, el CNI, tendrá que aquilatar muy mucho la información que filtra hacia la Comisión y que el nivel y calidad de esta decrecerá exponencialmente. Confiando en que el Club de Berna no reconsidere los requerimientos de fiabilidad de sus miembros.
El mal quizá no esté solo en la composición de nuestra Comisión de Secretos oficiales, sino en la propia composición del Congreso de los Diputados y en el sistema electoral español que ha convertido nuestro Parlamento en un auténtico circo que cuesta creer esté representando fielmente a nuestro país. Y si lo representan es que algo funcionan mal en España.
Cabe comprender la protesta de determinados partidos con asiento parlamentario por ser discriminados respecto a los restantes que son aceptados sin ambages en la tentadora Comisión. El problema no es ese, sino el hecho de que determinados partidos -que estarían proscritos en cualquier país de la UE- puedan participar en las elecciones y ser votados suficientemente como para obtener escaños en las Cortes.
El legislativo se convierte así, no en el foro donde se resuelven los problemas reales de nuestra nación sino una pista en que se dirimen los recelos interpartidistas y las constantes tensiones entre quienes quieren romper España y quienes se esfuerzan por mantenerla unida.
PS. El Presidente Sánchez está siendo espiado desde hace un año. La señora Robles, también un poquito ¿Por los rusos, los americanos o los marroquíes?
El espía espiado.
Continuará.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.