Carlos Mazón prometió en campaña electoral que cambiaría radicalmente la política educativa que ha impuesto durante ocho años el Consell de Ximo Puig: zonificación, imposición del valenciano, ataques a la enseñanza concertada y un sectarismo educativo que pretendía encarrilarnos en una historia con destino a unos inexistentes países catalanes. Sectarismo y catalanismo, disfrazados y otras veces descarados.
Para este cambio tan radical, Mazón ha reconocido que tenía en la cabeza desde el primer momento al conseller que tenía que pilotar ese cambio, José Antonio Rovira. Experimentado en la gestión educativa y amigo del president, apuesta lógica. Y lo cierto es que Rovira está empezando a llevarlo a cabo. Por ejemplo, al anunciar que, en el curso 2024-25, habrá acabado la “zonificación” y empezará a funcionar el distrito único escolar, es decir, que las familias puedan elegir centro educativo no por su lugar de residencia, sino porque quieren ese tipo de educación.
Pienso que el distrito único es un baluarte de libertad para las familias. Curiosamente, desde el entorno de protestado Vicent Marzà se argumentaba que se zonifica para evitar “guetos ideológicos”. Enseñanza basada en la adjudicación impuesta por razones geográficas, en vez de ser una parcela importante de libertad, que se ha de respetar y fomentar. La noticia anunciada por Rovira es excelente. Habrá que ir comprobando este nuevo modelo educativo basado en la libertad, en vez del sectarismo del Botànic, como el propio Rovira ha calificado. La libertad mejora la calidad y la sana competencia.
Hace unos días leía una idea de un escritor que me causó cierta perplejidad. Venía a decir, que aunque parezca una paradoja los hombres muchas veces prefieren que les den las cosas hechas, las normas o directrices de actuación, en vez de complicarse la vida y adoptar decisiones personales basadas en la libertad. En definitiva, que prefieren la comodidad de no tener que reflexionar y que otros le tracen la vía que ha de seguir. Me parece que tiene cierta razón este escritor, o al menos en ciertos ámbitos.
Sin embargo, las numerosas y frecuentes protestas de padres y profesores contra la política educativa de Marzà, reclamando libertad de elección de lengua y de centro educativo, parecen contradecir esa afirmación. O ha sido tan apabullante el sectarismo o en tierras valencianas prima la libertad, o ambas cosas. Cuanto suponga elección es un logro democrático y manifestación de pluralismo. Además, elegir centro escolar – distrito único – estimula la calidad, pues las familias eligen los centros más prestigiosos.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.