Estamos en el tercer día de meditación, de los cinco que el Presidente se ha tomado antes de que el lunes 29 comunique a la ciudadanía si dimite o sigue. La carta del Presidente me pareció tan absurda y ridícula que inicialmente pensé no dedicarle ni un minuto de atención entre otras razones,  porque intuí -y acerté- que la carta de amor iba a despertar tantos comentarios que me resultaría prácticamente imposible añadir nada nuevo.

Ha habido miles de críticas y también miles de adhesiones procedentes de estómagos agradecidos tanto en su partido como en los asociados de Frankenstein que intuían que, con la improbable marcha de Sánchez se les acabaría el chollo.

Hace un mes, para ser precisos el 22 de marzo, publiqué una columna en este mismo diario que titulé "Las parejas" en la que criticaba las pobres sesiones de control de nuestro Congreso que se habían convertido en sucursales de las revistas del corazón, en que los protagonistas eran, no ya los políticos sino sus parejas, Begoña Gómez, Eva Cárdenas y Alberto González Amador. El rifirrafe siguió durante días pero pronto decayó en el flanco de la Sra. de Feijóo al demostrarse que no había habido ninguna subvención a la empresa en que trabajaba la Sra. Cárdenas. Igual ocurrió en el caso del novio de la Sra. Ayuso ya que las cuentas de la Agencia Tributaria mostraron que el Sr. González Amador era acreedor y no deudor del fisco.

No así en el caso de Doña Begoña cuyos problemas crecieron de día en día y las cartas de recomendación para empresarios amigos se prodigaban. "Manos Limpias", la organización que llevó a la infanta Cristina a los tribunales sin que nadie se escandalizara, levantó una acusación contra la mujer del Presidente que un juez aceptó a trámite.

El Presidente salió caballerosamente en defensa de su enamorada y amagó con dimitir. Imagínense ustedes que Feijóo y Ayuso hubieran hecho otro tanto y nos hubiéramos encontrado de pronto sin Presidente, sin Jefe de la oposición y sin Presidenta de Madrid.

Es evidente que Sánchez ha sobrerreaccionado. Probablemente todo acabará en nada. La fiscalía (no nos extraña) se ha precipitado a pedir el archivo del caso. No me sorprendería que el juez hiciera otro tanto, de forma que el asunto no lleva cara de prosperar.

¿Por qué de la rabieta de Sánchez? No es propia del protagonista -que no el autor- del 'Manual de resistencia'. A no ser que le hayan fallado los nervios porque se le han juntado demasiados casos: el Tito Bernie, el Koldogate, los elogios de Hamas, el escaso eco de su iniciativa pro Palestina, los posibles chantajes marroquíes, el desamor de sus seguidores. O las escuchas de Pegasus, muy disgustado con la actitud de nuestro Presidente hacia la política de Tel Aviv.

La prensa internacional ha reflejado prolíficamente las actividades de la señora Gómez, algunos pocos líderes de izquierdas como Lula o el portugués Nuno Santos han apoyado a Sánchez. Esperemos que ZP no tenga la mala idea de movilizar apoyos de Maduro, Petro, Diaz Canel y otros amigos. Los europeos mantienen un respetuoso silencio. El 'sanchismo' se ha movilizado y prepara una manifestación en favor del amado líder.

Por el momento nadie ha vuelto a hablar aquí de Begoña, ni apenas de las elecciones en Cataluña. La carta de Sánchez habría alcanzado así su objetivo y probablemente el lunes el Presidente anunciara su continuidad reforzada.

Pero España se vuelve cada vez más bolivariana y menos democrática.