EL MEDITERRÁNEO y EL BÁLTICO

Igual que le ocurre a Serrat, yo también nací en el Mediterráneo y me siento muy orgulloso de ser español, mediterráneo y valenciano. El Mare Nostrum es la cuna de la civilización occidental y también mundial. Grecia, Egipto, Roma y luego toda Europa creamos una civilización que oportunamente adaptada fue exportada, raptada (como tituló su gran obra mi profesor de Ciencia Política Diez del Corral, 'El rapto de Europa') a los cuatro confines del mundo.

Tan pronto como en el siglo IV de nuestra era, las invasiones bárbaras fueron cambiando el rostro de Europa. Básicamente estas invasiones fueron cuatro: los Hunos que procedentes de Asia llegaron hasta las puertas de Roma; los Francos que están en el origen de Francia y Alemania; los Lombardos que procedentes de Escandinavia fundaron la Lombardía y los Visigodos que fueron decisivos en la construcción de nuestro país. Los vikingos, excelentes guerreros y navegantes, invadieron repetidamente Inglaterra y llegaron a descubrir, sin conquistar, América, una gloria que quedó reservada a España.

Fraccionadas sus riberas entre un norte próspero y un sur subdesarrollado, el Mediterráneo constituye con Río Grande y el paralelo 38 uno de los puntos de mayor quiebra social y económica del mundo. La diferencia entre la ribera norte y sur es de 1 a 10.

Ello explica que la Europa de hoy no quiera ser raptada como antaño, sino que lo que se quiere es ocuparla. Conscientes de la baja natalidad del continente y de la necesidad de mano de obra, desesperados del mundo entero pero principalmente procedentes de África, navegan en condiciones precarias hacia países ribereños de Europa quedando la mitad de ellos- en especial los que siguen la ruta Atlántica hasta las Canarias-  ahogados en ruta lo que convierte a nuestro mar en un auténtico cementerio y en el mar más contaminado del mundo.

Los países ribereños son 22, con anomalías tan grandes como la existencia de colonias (Gibraltar), países divididos (Chipre), países no miembros de la UE (Mónaco, Bosnia, Montenegro y Albania),  países bicontinentales (Turquía), países en guerra (Israel contra Gaza, Siria, Líbano, Irán), un país no reconocido (Palestina, Gaza).

El grupo europeo de la cuenca se reúne con periodicidad pero difícilmente progresan dada la ausencia de los principales causantes de la crisis como son los países de la ribera sur (Israel, Líbano, Siria, Libia, Túnez, Argelia, Marruecos). Las cumbres completas, de los 22 Estados, raramente han llegado a celebrarse.

Si dejamos aparte otros mares menores, como el del Norte, el Cantábrico, el Adriático, Jónico, Negro entre otros y principalmente el Océano Atlántico, el otro gran mar de nuestro continente es el Báltico. Tiene tan solo una quinta parte de la extensión de nuestra mar pero baña las costas de once países que, -con la sola excepción de Rusia, una gran excepción- todos ellos pertenecen a la UE, a la OTAN o a ambas organizaciones, son un grupo compacto.

Tuve la suerte de participar en 2002 a una cumbre de los bálticos celebrada en San Petersburgo. Putin estaba presente como lo estaban los presidentes o Primeros Ministros de los once países. Por entonces, el líder ruso parecía un socio fiable y solía ser invitado a los G/7+1. El encuentro fue de lo más tranquilo y educado y aquello me daba un sano sentimiento de envidia respecto a los desencuentros en nuestra región.

A título anecdótico les diré que participé en aquella reunión en tanto que embajador para la ampliación de la UE y como representante de la presidencia de la UE que España ostentaba por cuarta vez. Me acompañaba un colega francés representando a la Comisión, el Embajador Michel Barnier nombrado ayer Primer Ministro de Francia.

Le deseo mucho acierto en su nada fácil misión. Tiene toda la izquierda revuelta contra él y lo que es casi peor, su éxito depende del apoyo que le preste Marine Le Pen.

Barnier siempre le han tocado los trabajos más difíciles; recuerden que fue él quien negoció el Brexit con el Reino Unido. Ojalá esta misión le sea más propicia.

Imagen: Vallrovira

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.