1.- Me comentaba aquel veterano piloto de la compañía aérea “Iberia” –un piloto civil que conservaba el espíritu militar aprendido en la Academia de San Javier- que sobrevolar todos los días las viejas tierras de Europa suponía una reafirmación de su fe en la Virgen María, inculcada por sus padres en su alma de niño y confirmada desde la libertad en su condición de persona adulta. Desde los cielos, todos los días tenía la grata ocasión de saludar a la Virgen en cientos y cientos de advocaciones que los europeos a través de los siglos le habían dedicado en ermitas, iglesias, catedrales, santuarios, en las ciudades de lustre o en las pequeñas villas ignoradas que la habían elegido como patrona.
2.- Me enseñó una vieja agenda donde estaban localizadas esas advocaciones marianas y que tenían su correspondiente señalización en las cartas aeronáuticas: Lisboa, Fátima, Guadalupe, el Pilar, Covadonga, Nuestra Señora de los Desamparados, la Blanca Paloma, Tours, el Valle del Loira, Heidelberg, Notre Dame de Paris, Insbruch, Venecia, Lourdes, Loreto, Nuestra Señora del Mar (Barcelona), Nuestra Señora del Mont (Besalú), la Moreneta, Perpetuo Socorro, la Salette, Virgen de la Peña de Francia, Czestochova (Polonia), la Columna de María de Munich, Akita (Bélgica), Nuestra Señora de Bever (Londres), Dordrecht (Holanda), Shiendam (Bélgica), Kuehn (Bélgica), Shiendam (Holanda) Oegnies (Paises Bajos), Rouen (Francia), Trabani (Sicilia), Knochk (Irlanda), Valois (Francia) Kjev (Rusia) y un etcétera muy largo. Inmenso. Aquel curtido profesional de nervios de acero con cientos de horas de vuelo, cuando desde su carlinga vislumbraba uno de aquellos monumentos marianos, además de confiar en la técnica y en su pericia profesional -me decía, sin ningún rubor–, encomendaba la seguridad del vuelo a la Virgen cuya advocación sobrevolaba.
3.- En mis investigaciones sobre la guerra civil en nuestra provincia, he podido enterarme de algunos hechos no muy estudiados que permanecen inéditos en la intrahistoria y que muy pocos tienen interés en que salgan a la luz. Cuando a mediados del mes de agosto de 1936, los milicianos- miembros de la “Columna de Hierro”, -posiblemente- profanaron, saquearon, incendiaron, destrozaron, el Santuario de la Cueva Santa, la noticia causó general consternación en los pueblos limítrofes y especialmente en Segorbe y en Altura. Es más, aquella salvajada produjo una gran indignación en el propio seno de las familias de los milicianos –especialmente entre sus mujeres e hijas- y fue la causa de graves enfrentamientos y discordias domésticas. El alma popular nunca la comprendió. Y tanto es así, que un primer intento de destrucción ya fue impedido por el valor y el coraje de los carlistas de Altura. En este mismo sentido, muchos republicanos de Castellón me comentaron la indignación que les produjo la profanación del santuario de la Virgen del Lidón. Alguno hubo, como don Paco Esteve, que se jugó la vida rescatando la imagen de la Virgen entre los escombros de la Arciprestal de Santa María.
4.- Los mejores músicos, los mejores poetas, los mejores pintores, los mejores escultores, dedicaron sus obras a la Virgen María y forman parte del bagaje inmortal de la cultura europea. No hay ningún personaje histórico que haya captado tanta ternura y tanta emoción. Citaré solamente tres casos entre millares: el Ave Maria de Schubert, las inmaculadas de Murillo y las looas a la Virgen de un gran intelectual del siglo XI, Bernardo de Claraval cuya devoción mariana inculcó a sus caballeros templarios. Y en el sentir popular ¿quién no se ha sentido emocionado con la mariana jota bravía, con la Salve Rociera, con la Salve Marinera o con esa pieza hermosa del canto gregoriano del siglo X, el Salve Regina?. Dudo mucho que las feministas radicales sepan despertar la adhesión que las mujeres de Castellón, del Rocio, de Zaragoza o de Valencia, o de Segorbe, por ejemplo, demuestran en sus ofrendas florales a sus patronas bien se llamen Virgen del Lidón, Virgen del Rocío, Virgen del Pilar, de los Desamparados o de la Cueva Santa.
5.-En virtud de todos estos merecimientos espirituales, culturales y populares, el diseñador de la bandera de Europa, Arséne Heitz declaraba en el “Lourdes Magazine” -julio 2004- “Inspirado por Dios, tuve la idea de hacer una bandera azul [el color del manto de la Virgen] sobre el que destacaran las doce estrellas de la Inmaculada Concepción de Rue de Bac (medalla de la Virgen Milagrosa) de modo que la bandera de Europa es la bandera de la Madre de Jesús que apareció en el cielo coronada de doce estrellas“ (Apocalipsis 12,1). Y el Consejo de Europa, el día 11 de diciembre de 1955, inauguró un vitral de la catedral de Estrasburgo, en honor de la Virgen Coronada con la corona stalarum doudecim o corona de doce estrellas. ¿Estas cosas tan hermosas las conocerán las femenistas radicales o los agnósticos oficiales?. Lo dudo. Si así fuera, si conocieran bien sus raíces culturales, no quitarían los crucifijos de las escuelas.
6.-Europa será o no será Europa desde su propia identidad cristiana como fielmente simboliza su bandera. Desde su fortaleza podrá tolerar culturas extrañas a su propio ser. Solamente los fuertes tienen capacidad para la tolerancia. Los débiles nunca pueden tolerar porque siempre son arrollados por otros más fuertes. Es la ley de la historia.