Rajoy anunció el pasado 14 de abril una inversión de 100 millones para la España rural. Ha hecho sus cálculos electorales y la España despoblada le puede servir de “granero” de votos y escaños, frente a un bisoño partido como Ciudadanos que no ha llegado todavía a calar en las zonas rurales.
El aparente “repentino” interés del presidente del Gobierno por la despoblación es una apuesta para las elecciones autonómicas y municipales de 2019, y las generales de 2020. Ciudadanos va comiendo terreno, según las encuestas, y según las encuestas ha reaccionado Rajoy, que es un buen jugador de ajedrez.
Todos los políticos relativizan las encuestas en público, pero toman buena nota en privado y actúan en consecuencia. Como las encuestas o sondeos marcan tendencias, esos datos marcan la agenda política. Para los ciudadanos, están lejanas las elecciones autonómicas y municipales –y no digamos las generales-, pero los políticos ya están de lleno en campaña.
El PP ha hecho sus cálculos y le interesa volcarse en provincias crecientemente despobladas, revistiéndolo de una sensibilidad y solidaridad “encantadoras”, tras el olvido reiterado de los Gobiernos del PP y del PSOE, a partes iguales. Cuenca, Soria, Zamora…, de repente en la agenda priotaria de Rajoy.
Los pequeños municipios son determinantes, por ejemplo, para las Diputaciones. Los diputados que se pueden lograr en comarcas despobladas pueden decantar el gobierno de los entes provinciales, ya que vale mucho más el voto de un vecino rural que el de un urbano. Y si esto vale para las Diputaciones Provinciales, también vale para las elecciones generales. Además, es un terreno donde Ciudadanos no arrebata tantos votos –insisto que según las encuestas, ya veremos qué sucede en las elecciones– al PP, y los “populares” dicen que se van a volcar en páramos y desiertos demográficos.
Como casi siempre, la proximidad de elecciones lleva a decisiones o promesas. Se cumple lo que decía un amigo de que, por ese motivo, habría que tener elecciones cada año…pero con control mensual de la ejecución.
Si la despoblación es utilizada ahora por el Gobierno por razones electorales, los sufridos habitantes de zonas despobladas tienen la ocasión de ser más listos, porque ya están hartos de promesas incumplidas. Si no, que se lo pregunten a la plataforma “Teruel existe”, tras 19 años de reclamaciones y manifestaciones, y que volverá a manifestarse en Zaragoza el próximo 6 de mayo.
El arma que tienen los habitantes de zonas despobladas es apretar ahora a los gobernantes, sean del partido que sean, exigiendo realidades inmediatas, antes de las elecciones. Son votantes curtidos en la vida, escarmentados, viendo emigrar a familiares y vecinos, y nadie les gana en sentido común y experiencia en la vida.
Los habitantes de zonas despobladas pueden tener razón o no en algunas de sus exigencias –yo, en su lugar, no pediría que pase el AVE-, pero es su ocasión de sacar partido de la estrategia electoral. Han de exigir calendario, plazos y ejecución antes de las elecciones, sabiendo que luego serán de nuevo olvidados. Y eso sirve para el PP, para el PSOE… y también para los gobiernos tripartitos, que ni siquiera prometen, por el hecho de que su electorado es mayoritariamente urbano y anteponen inversiones ideológicas en la lengua, la cultura o la ideología de género, sin importarles ni el descenso de nacimientos ni la despoblación: tienen otras prioridades.
Es la hora de las plataformas y asociaciones de vecinos, porque se ha iniciado la temporada de caza y pesca electoral. Pidiendo inversiones razonables, pueden obtenerlas. Y hasta pueden votar luego al partido al que han votado en otras ocasiones si cumple ahora en su política sobre la despoblación. Ojalá gane la sociedad, la España olvidada pero que no olvida promesas y realidades, ya que sigue sangrando desde hace décadas. A ver quién es más listo.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.