850 inmigrantes han fallecido en dos meses, en junio y agosto, un 28% más que en el mismo período de 2017, saliendo desesperadamente de África hacia Europa. De cada 31 que intentan llegar a Europa fallece uno de ellos. Son personas, se evita llamarles inmigrantes y el término utilizado es el de “migrantes”, con la pretensión de evitar comparaciones o diferencias entre inmigrantes y emigrantes. Después de que Italia haya cerrado sus puertos y de que los rescates estén en manos de Libia, donde miles de inmigrantes están en “centros de internamiento”, de los que llegan noticias no precisamente halagüeñas en favor de los derechos humanos. Ya son 1.500 los ahogados en este año, y por desgracia es previsible un aumento de la cifra bastante considerable en estas semanas. Un cementerio de grandes dimensiones llamado Mediterráneo.
Hace varias décadas, leí un interesante libro de J.C. Rufin, titulado “El imperio y los nuevos bárbaros”, en que se trata la división del mundo entre Norte y Sur, una brecha que ha ido en aumento. A semejanza del Imperio Romano, los “bárbaros” en nuestros días serían los africanos, que invadiría de un modo distinto los países del Norte, los países ricos. Una interesante lectura, que alertaba sobre los peligros de seguir olvidándose de África, y sobre todo de seguir explotando África o permitiendo las guerras continuas, vendiendo armas el Norte en vez de ayudar a que sean países viables o estables. Ahora mismo, las guerras en África son numerosas, y basta hurgar un poco en alguna de ellas para ver intereses inconfesables, que muchas veces no tienen que ver con los propios africanos.
Es trágico y vergonzoso lo que está sucediendo. Cuando las playas del Mediterráneo están a rebosar de personas que pasan sus vacaciones, a poca distancia se libra este drama humanitario, ene la que ya hay muchos niños embarcados en pateras. En Europa están creciendo los partidos o posturas xenófobas, mientras se reclaman soluciones internacionales e implicación de todos. Mientras tanto, cada día mueren varios africanos en el Mediterráneo, impulsados por el hambre, la pobreza o la guerra.
Yo he tenido vacaciones, y ahora muchos las están disfrutando. Son convenientes. Sin embargo, el tiempo que se dedica a saber los fichajes del fútbol y las cifras que se manejan es inmensamente mayor que el que se dedica a informarse sobre la tragedia del Mediterráneo, que lógicamente afecta a España, y no veo que los ciudadanos estemos dedicando una atención especial. ¿Quiénes son bárbaros?
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.