La amnistía negociada entre Pedro Sánchez y los independentistas es una aberración intolerable. Es lógico y necesario que la sociedad se manifieste y se posicione: es un asunto muy grave, para el presente y para el futuro.
Seguirá habiendo muchas concentraciones o manifestaciones, y son necesarias. Sin embargo, no han de ser violentas. Treinta y nueve heridos, de los que veintinueve son policías. Resulta casi paradójico que los policías pidan la dimisión del delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid por las órdenes desproporcionadas, y a la vez sean los más perjudicados por la violencia de ciertos grupos ultras.
Estos días abundan informaciones confusas y hasta contradictorias. Como siempre, es útil preguntarse a quién beneficia que haya violencia en estas manifestaciones: beneficia a Pedro Sánchez, para intentar comparar y compensar la violencia independentista, y acusar al PP y Vox de alentarla ahora.
Y también beneficia a Puigdemont y su cinismo, cuando ha afirmado, tras las protestas de Madrid: “A qué hora sale el rey a dar su mensaje ordenando ir ‘a por ellos’”.
Que Puigdemont intente comparar la violencia del 1-O en Cataluña hace seis años con la violencia de unos grupos ante la sede de Ferraz es insultante, pero desde luego no es el insulto mayor por su parte. ¿Nos toma por lerdos?
Hay que preguntarse por qué se tapaban la cara esos violentos, en qué momento de la manifestación aparecieron, qué reacción hubo de la mayoría pacífica de los manifestantes. No descartemos nada, no seamos ingenuos.
Estos días son interesantes para valorar la salud de nuestros medios de comunicación, su objetividad, o al menos su esfuerzo por lograrla. Algunos siguen la máxima de identificar a los que están contra la amnistía con nazis, franquistas, ultras violentos, antidemocráticos.
Sentido común: detener a los violentos, identificarlos, y no extrapolar. Las manifestaciones van a seguir, y conviene que sigan, sin complejos, porque es lo más democrático para defender el Estado de Derecho. Que no nos intoxiquen informativamente, reivindiquemos nuestros derechos sin parar: borrachos y violentos –pagados o no– los hay en casi todas partes.
Y el tono de Feijóo el pasado lunes debería haberlo tenido antes, pero más vale tarde que nunca. El PP debe ser valiente contra la amnistía, sin complejos: otros intentan paralizarle, narcotizarle en estos días decisivos, no con gases lacrimógenos como los utilizados contra los manifestantes, sino con calificativos de buscar el enfrentamiento, mientras el PSOE –muy asustado estos días– habla de “conciliación” y devolver con amnistía la tranquilidad en Cataluña.
Tal como se están desarrollando los acontecimientos, no me atrevo a asegurar del todo que salga adelante la amnistía de Pedro Sánchez pactada con Puigdemont y Junqueras. Todos damos casi por hecho que saldrá adelante. Sin embargo, en pocos días se está produciendo la movilización contraria ante las sedes del PSOE -y va a continuar- , se ha producido la contundente declaración del Consejo General del Poder Judicial, muchos líderes de opinión se manifiestan en contra. ¡Hay partido!
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.