La reciente concesión de los premios Goya es una buena ocasión para revisar la producción cinematográfica de la pasada temporada. En la larguísima ceremonia de Valladolid se repitió lo que se dice cada año: la cosecha ha sido buena y la concesión de los premios iba a estar muy reñida.
No fue esa la impresión que sacamos quienes aguantamos buena parte del espectáculo que, como siempre tuvo un bache intermedio de más de una hora fácilmente eliminable. Si habíamos entrado en el concurso con dudas entre dos películas, al final arrasó una de ellas. "La sociedad de la nieve" obtuvo 12 premios siendo el segundo film más laureado de la historia de los Goya, detrás de "Mar adentro" de Amenábar que obtuvo 14 y "¡Ay, Carmela!" De Saura, 13. "20.000 especies de abejas” quedó muy descolgada, aunque su guion y su dirección novel fueran reconocidos.
Todo el resto de las nominadas cae en el cesto del olvido salvo por las buenas actuaciones de los actores David Verdaguer como magnífico imitador de Eugenio y Malena Alterio destacada "depre" entre el grupo de los "Bajo Terapia".
Estos son los datos clave del presente ejercicio. No es por llevar la contrario a los distinguidos académicos, pero parece evidente que los Goya están decantando en una dirección muy parecida a la de los Oscar hollywoodiense o -en terreno literario- los Planeta que no buscan premiar las obras más profundas y elaboradas sino trabajos comerciales, grandes y costosas superproducciones, entretenidas, llenas de acción, pero con escaso calado.
No sorprende que "La sociedad de la nieve" haya salido triunfadora y haya sido seleccionada para representarnos en los "Oscar". Película grandiosa, técnicamente difícil, aunque muy bien resuelta, provocativa, aunque con el demérito de tratarse de una segunda versión de esta misma odisea, muy superior a "¡Viven!" rodada en 1993, pero sin la sorpresa de una trama conocida sobradamente.
"20.000 especies de abejas" hubiera tenido más posibilidades de haberse situado en cabeza por abordar un tema muy de debatida actualidad -los jóvenes trans- y por descubrirnos todo un equipo joven, prometedor y repleto de inteligencia.
Sin embargo, la mejor película del año pasó prácticamente desapercibida. Se trata de "Cierra los ojos" de Víctor Erice, el más profundo y sutil de nuestros realizadores -y no olvido a Buñuel, a Saura, a Berlanga o al trío Almodóvar-Amenábar-Bayona-. Erice dirigió sus extraordinarias "Espíritu de la colmena" y "El Sur" hace 50 y 40 años respectivamente y nos ofrece ahora, a sus 83 años una película excelente, profunda, llena de matices, nada fácil, magníficamente interpretada por Manuel Solo, José Coronado y Ana Torrent, la maravillosa niña del Espíritu.
Con "Cierra los ojos" la Academia ha perdido una buena ocasión de prestigiarse incorporando a Erice a su grupo de laureados ya que no tuvo ocasión de hacerlo antes puesto que las dos grandes películas anteriores del realizador fueron muy anteriores al comienzo de la andadura de los Goya.
También injustificadamente ignoradas han sido "Dispararon al pianista”, “Un amor" y "La contadora de películas". Al menos las dos primeras han visto a sus realizadores, Trueba y Coixet, profusamente reconocidos por la Academia en otras ocasiones. En fin, no había espacio para todas, hubo que elegir y se hizo pensando quizá en reforzar a la película de Bayona en su ruta hacia los Oscar.
¿La ceremonia del día 10? Bien, gracias.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.