Tuve que acompañar el pasado lunes a un amigo a Urgencias, por indicación de su médico de cabecera. Llegamos al Hospital General de Castellón, único hospital que tiene servicio de Urgencias – ¿con 180.000 habitantes el lógico que sólo exista este servicio en un único hospital?-, a las 10 de la mañana, y salíamos con el alta médica a las 10 de la noche.
El propio médico de cabecera tuvo la amabilidad de llamar al 112, pidiendo una ambulancia. Tardó en llegar algo más de media hora. En este caso, no era necesaria mayor prontitud, pero me asusta pensar que suceda en casos de mayor urgencia. La primera medida del traslado a Urgencias plantea una duda práctica, pues lo mejor hubiera sido coger un taxi.
Llegamos a Urgencias a las 10 de la mañana, como digo, y los médicos no le atendieron ¡hasta pasadas 6 horas!. Médicos y enfermeras andaban ajetreados, porque no paraban de llegar ambulancias, y con casos más urgentes incluso que el de mi amigo, por lo que se atendía primero a los que más lo necesitaban, y eso me parece razonable. Lo que ya me plantea serias dudas es si es admisible que se tarde 6 horas en atender a un paciente que ingresa en Urgencias.
Comenté este hecho con una persona, y me dijo que a él le había sucedido lo mismo hacía unos días en otra ciudad más poblada que Castellón, la tercera ciudad de España, Valencia en concreto.
Las explicaciones a estas tardanzas son variopintas: los efectos del sofocante calor de estos días sobre todo en ancianos y enfermos crónicos, el hecho de que un lunes al regreso del verano sea elegido por algunas personas para ir a Urgencias, los excesos de algunos jóvenes en fin de semana con el alcohol y las drogas yo vi algunos casos en esas largas horas de espera, que me parecen corroborar esta hipótesis -, el hecho de que las urgencias no se pueden prever y hay días con mayor congestión, y el dato de que algunas personas acuden a Urgencias por comodidad en vez de acudir al médico de cabecera.
No pretendo ser exhaustivo en las posibles causas de estas congestiones en los servicios de Urgencias, ni soy médico, y a la vez quiero dejar bien claro que el personal administrativo y médico se vuelca con profesionalidad, y con multitud de atenciones humanas, como pude comprobar, preguntando con frecuencia si alguno de los pacientes no tenía acompañante.
No parece un problema exclusivo de la Comunidad Valenciana, por los cacareados recortes en Sanidad y problemas de financiación. Me llegan noticias similares de los servicios de Urgencias de otras comunidades autónomas.
Lo que sí quiero expresar que, en un país como España, estos hechos requieren mejoras, soluciones, que apuntan a los responsables de la Sanidad, no a los profesionales que hacen lo que pueden. Y también apuntan al uso cívico, responsable y no abusivo por parte de los ciudadanos. Si no exponemos estas deficiencias, podemos aceptar un modelo tercermundista de atención en Urgencias, que honradamente creo que no debemos tolerar. Y desde luego, hacer lo que podamos para que en todos los países del mundo se mejore, porque tampoco es ético pensar sólo en nosotros.
Seguro que hay lectores de estas líneas que pueden aportar soluciones, reflexiones o experiencias de interés para todos.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.