Ximo Puig es presidente de la Generalitat Valenciana gracias a un pacto con Compromís y Podemos. Se ha puesto al lado de Susana Díaz para dirigir el PSOE.
Sin embargo, las ideas de Puig y los pactos políticos son un auténtico “choque de trenes” respecto a ideas nucleares de la líder andaluza, que se lleva mal con Podemos en Andalucía y, a nivel estatal, quiere marcar todas las distancias posibles.
Difícil alianza de Puig y Díaz. El valenciano defiende los puentes con los independentistas catalanes, la supresión de las diputaciones, un federalismo sin rodeos, el Corredor Mediterráneo pasando por la Comunidad Valenciana. Díaz no quiere cambios en la financiación autonómica, defiende las diputaciones, está en contra de los nacionalismos y acaba de apostar por un Corredor Mediterráneo Algeciras-Madrid-Zaragoza-Tarragona.
La habilidad política de Ximo Puig es conocida. Pocos como él tienen esa polivalencia política, que tiene visos de mera supervivencia política, apoyándose en unos u otros según sus ideas o intereses. En Valencia sufre el nacionalismo de Compromís –recientemente se reunieron en Palma de Mallorca con líderes baleares y catalanes para forjar una cultura y un proyecto de Países Catalanes– aunque en el fondo comparte muchas de sus ideas y los envites de Podemos.
Puig se ha decantado por Susana Sánchez apostando a “caballo ganador”, como muchas veces ha hecho en su larga trayectoria política. Los encontronazos con Pedro Sánchez fueron muchos y tiene la convicción de que la andaluza va a ganar.
En definitiva, Puig defiende en la Comunidad Valenciana muchos temas en contra de las tesis de Díaz para el futuro del PSOE. Chirrían. Pero como Puig no tenía peso con Pedro Sánchez busca tenerlo con Susana.
Para la andaluza, Podemos es de un radicalismo peligroso, mientras que para Puig es un radicalismo que torea y sobrelleva, dejando que dirija cuestiones importantes junto con Compromís, mientras Puig parece estar “por encima” de esas batallas como el control de la nueva televisión autonómica, la ideología de género o la política educativa.
Puig se ha reunido varias veces con Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat de Cataluña, ofreciéndose de mediador entre los independentistas y el Gobierno central. Cuestión capital que no parece entrar en las ideas proclamadas por la socialista.
Susana Díaz se muestra firme defensora de la unidad de España, al menos hasta ahora. Ximo Puig se muestra abierto a fórmulas que, en el futuro, pueden hacer peligrar la unidad de España.
Con este “cocktail” parece imposible que dos líderes se unan, pero la política tiene estas cosas. Veremos si sale elegida Susana Díaz, y si Ximo Puig va suavizando o cambiando sus posiciones, o es la andaluza la que “deja hacer” o deriva hacia un socialismo “transversal”, como ahora se ha puesto de moda en política, que viene a ser gobernar como sea, aunque la coherencia brille por su ausencia.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.