1.- Procede de Kenia. Al parecer pertenece a la noble y aristocrática tribu de los masai. El color de su piel es intensamente negro. Tiene unos ojos grandes y hermosos que ennoblecen sus facciones africanas. No sé como se llama, pero sé que se gana la vida de vendedor ambulante. De vez en cuando acudia a “La peonza”, en la calle Peñíscola y la dueña, Juani, le obsequiaba con algún refresco y con un ratito de acogedora conversación. ¿Y saben de que le habla este joven masai a Juani?. Le hablaba con una gran añoranza de su familia, de su madre y de su padre, y de sus hermanos. Y le contaba que su gran ilusión es ganar el dinero suficiente para aliviar la pobreza de su familia.
2.-El otro día me cuentan el drama de un joven matrimonio, casado hace un año y medio, aproximadamente. Ella es una brillante informática y trabajaba muy bien renumerada en una fábrica de azulejos; él es economista y se defendía muy bien en una empresa de exportación. En muy poco tiempo los dos se han quedado sin empleo. El joven matrimonio, como es lógico, había contraído algunos compromisos económicos: hipoteca, letras del coche o de electrodomésticos. ¿Quién esta solucionando el problema de nuestros jóvenes?. Por supuesto, él es el primer responsable por haber confiado excesivamente en la seguridad y permanencia de sus empleos.. Pero no. Ya se lo pueden imaginar sobre qué espaldas recae la solución o el alivio del problema de nuestro joven matrimonio. Sobre las espaldas de sus padres, hasta el extremo de que incluso alternan las comidas diarias cada semana en cada uno de los hogares de los respectivos padres. Algún experto en ciencias sociales, vaticinaba recientemente que si no fuera por el gran colchón familiar que amortigua en más casos de los que podemos imaginar los efectos demoledores de la crisis económica, España ya podría encontrarse en una situación prerrevolucionaria. No deja de tener gracia que la denostada familia de algunos políticos, sea la que le esté ayudando a suavizar los efectos de la crisis.
3.-Según el Barómetro del CIS la familia es muy importante para el 98. 9 % de los españoles. Y como dice Benigno Blanco, expresidente del Foro Español de la Familia, de los 11.1 millones de hogares que existen en España, 8.9 están constituidos por matrimonios de verdad –un hombre y una mujer-; las parejas de hecho no llegan a las 600.000. Más del 70% de los matrimonios duran toda la vida. Con una protección familiar razonable las estadísticas serían mejoradas a favor de la familia. Y posiblemente, como ha dicho alguien durante estos días: la familia está llamada a realizar la gran transformación social de nuestro tiempo.
4.- El matrimonio no es una costumbre de los católicos que a nadie se le puede imponer, como dijo con cierta ignorancia y audacia -muy habitual en cierta mujer que en su día fue la vicepresidenta del nada añorado Zapatero-. El matrimonio no es una costumbre, ni una tradición. El matrimonio y la familia concluyen la tendencia natural del hombre a unirse con una sola mujer, y por ello se dice que es una institución de derecho natural. Y esta institución precede y es anterior al nacimiento del estado. Personalmente, hace unos años tuve una experiencia muy interesante. Me tocó dirigir una institución asistencial para niños huérfanos. La institución se volcó sobre aquellos niños con toda clase de medios; las religiosas los mimaban incluso con una alimentación selecta y abundante; contratamos un equipo de psicólogos para averiguar el por qué la mayoría de aquellos niños no lograban superar las pruebas de graduado escolar. El diagnóstico de los técnicos fue desolador: las carencias afectivas familiares desde los iniciales momentos de sus vidas, habían producido daños irreparables –en muchos casos para siempre- en la evolución intelectual de aquellos niños. Pienso en aquellos niños a quienes rodeamos de todos los medios y recursos necesarios, pero que arrastraban la secuela irreparable de la falta de la impregnación que puede proporcionar un hogar luminoso y alegre., y los comparo con la sonrisa normal, e inteligente del joven masai. Y la respuesta es clara: el joven masai ha vivido en el seno de una familia que le quiere tanto como él quiere a los suyos. Y esta circunstancia nunca se dio en los niños de aquella institución, con la heroica excepción del cariño que intentaron darles unas religiosas muy vocacionales.