Las pruebas de resistencia de Pedro Sánchez son numerosas. En contra de quienes pensaban que, a estas alturas, estaría totalmente quemado y sin aspiraciones reales en las próximas elecciones generales, sabe recuperarse y buscar fórmulas nuevas que le permitan seguir en la Moncloa.
Ni la pandemia, ni la situación económica, ni el paro, ni el caso Tito Berni… Pedro Sánchez llegó al Gobierno, y sigue en él, porque llega a acuerdos con todos los partidos políticos, por supuesto con Podemos, que le “quitaba el sueño” antes de pactar con Pablo Iglesias.
La polémica gestión de Irene Montero, con leyes que se han ido aprobando sin diálogo ni consenso en materias más que delicadas –la ley del “sólo el sí es sí”, la ley trans, etc- ha sido parte del modo de gobernar del presidente del Gobierno: dejar hacer a todos los que le hacen posible gobernar.
Todo este recorrido es muy conocido. Ha dejado hacer a sus socios, hasta que ha visto que le pueden arrastrar en su caída, en especial Podemos. El partido emergente de izquierdas, anti-sistema, lleva un tiempo agonizando, y ahora es un lastre.
Así lo vio Pedro Sánchez, y empezó a buscar un “relevo” de Podemos. La ambición de Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y vicepresidenta, aupada en su momento precisamente por Pablo Iglesias, la vio como su oportunidad política.
Yolanda Díaz empezó a moverse, con la visibilidad que da estar en el Gobierno. Envidiada por otras ministras, lo que sabía que tenía que lograr era el apoyo indirecto de Pedro Sánchez, para que creara un partido o coalición que sustituyera a Podemos.
Hay que recordar aquel acto en Valencia, con Ada Colau, con Mónica Oltra… Oltra le encajaba a la perfección, por sus votantes (Compromís) y por su talante, aunque esta baza la ha perdido al tener que dimitir por el caso de los abusos sexuales de su exmarido a una menor tutelada.
Yolanda, con su saber-vestir que rompe con el molde de que una política de izquierdas tiende a descuidar el porte externo, con su sonrisa permanente, es el nuevo aire de la izquierda.
En la coalición Sumar están Más País, Comunes, Compromís… Toda la izquierda, encantada con Yolanda. Haga lo que haga Podemos –yo pienso que acabarán uniéndose a Sumar, aunque la guerra de “celos” Montero/Belarra contra Yolanda puede ser sangrienta estos meses-, en la opinión pública, y presumiblemente en las elecciones generales, Sumar ocupará el lugar de Podemos en número de escaños, lugar que ocupó Izquierda Unida, el Partido Comunista de España. Es un nicho electoral constante.
Yolanda Díaz pertenece al Partido Comunista de España. En sus devaneos políticos, no ha dejado esa pertenencia, que sigue la estela de su padre, de un tío…
Han sido varias las voces que han avisado: Yolanda Díaz tiene experiencia de partido, sabe moverse, sobrevivir, cambiar para seguir siendo lo mismo. La comparan con Pablo Iglesias y concluyen que no hay comparación, porque Iglesias carecía de experiencia.
Tiene que tener mucho cuidado la ministra de Trabajo estos meses con las cifras del paro, que no concuerdan con datos vinculados. Sabe que no puede cometer errores para ser la heredera de la izquierda española y seguir gobernando.
Lo que ha dicho de ser la primera mujer presidenta del Gobierno será para otra ocasión, pero también da idea de su ambición, y que no hay que descartar para el futuro. Sabe que Sumar puede gobernar con el PSOE, y en ese Gobierno ella sería vicepresidenta primera, en perjuicio de Nadia Calviño. Lo exigiría.
En el PP hay desconcierto. Comprueban las siete vidas de Pedro Sánchez, y cómo se reinventa, ahora dando alas a Yolanda Díaz y a Sumar. Con el hipotético desgaste de Sánchez en estos años, como reconoce un líder del PP “si ahora no logra el Gobierno el PP, tenemos años de gobiernos de izquierdas”.
Las encuestas siguen vaticinando una mayoría PP-Vox. El PP, que aspira a una mayoría que le permita gobernar y no estar atado por Vox, buscando únicamente acuerdos coyunturales. Y Feijóo avisando de que, si no lo logra, dejará paso a otro liderazgo en el PP.
El tablero se ha movido. Faltan mucho tiempo para las generales todavía, una eternidad en política. En el PP redoblan la consigna de que “no hay que confiarse”. Desde luego, y máxime conociendo a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Hay partido.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.