La virtud de las encuestas del CIS, de la mano de José Félix Tezanos, es que multiplican las incógnitas, como es el caso de la última, conocida el pasado martes, tras miles de entrevistas entre el 1 y el 18 de marzo.
Ya con las semanas transcurridas desde que se hicieron las encuestas, hay motivos para restarle valor, ateniéndonos al panorama político tan “volátil” que todo político afirma. A Pablo Casado le produce risa esa encuesta, Ciudadanos pide que deje de servir al PSOE, y así una retahíla de descalificaciones, mientras Vox sonríe.
Tezanos sigue sirviendo a Pedro Sánchez. Tras las encuestas que daban un triunfo seguro y muy holgado al PSOE, le han transmitido que se corre el riesgo de desmovilizar al electorado de izquierdas. Y Tezanos en la encuesta conocida el martes ha transmitido el mensaje del crecimiento de Vox, para movilizar a los votantes hacia el PSOE. En Andalucía, por ejemplo, se perciben vientos de desmovilización entre los socialistas, continuando con la desmovilización del 2 de diciembre.
Parece dibujarse un esquema simple para el 28-A: los anti-derecha y los anti-Sánchez. Además, sorprende el alto índice de indecisos, por lo que el margen para la sorpresa es altísimo.
¿Qué votantes están más movilizados, escondiendo ahora su voto, los de la derecha o los de la izquierda? Hay quien afirma que muchos votantes de PP, Ciudadanos y Vox tienen su voto decidido, pero no lo quieren decir, para hundir al PSOE –y a Tezanos, por supuesto– y su conocida predisposición a pactar con los independentistas.
Confluyen muchos factores que abonan unos resultados sorprendentes, y es inevitable recordar las previsiones echadas por tierra en la elección de Donald Trump, el Brexit, o las elecciones andaluzas de diciembre pasado.
Se siente un rechazo, bastante generalizado, a cuanto suponga que se pretende señalar a qué partido votar. Incluyo encuestas, debates televisados con desigual criterio periodístico, y lo que apuntan los periodistas, entre los que me incluyo. Un divorcio entre la denominada opinión publicada y la opinión pública, con una madurez creciente a la hora de votar por parte de los españoles.
Hay una sociedad real, la que vota, que en otros países y en España ha demostrado alejamiento de encuestas y alejamiento de los medios de comunicación tradicionales, a los que se atribuye intereses políticos claros. Las redes sociales son ya otro mundo, donde se publica de todo, con o sin intereses económicos, pero que en el caso de Vox hablan de una gran movilización y presencia.
La “Revuelta de la España Vaciada”, con la famosa manifestación del 31 de marzo en Madrid de plataformas de veintidós provincias, invita a la reflexión y a introducir una incógnita de cómo repercutirá en el centenar de diputados que eligen esas provincias.
En este clima incierto, se abre paso la hipótesis de que la campaña sea más decisiva que en otras ocasiones. Pedro Sánchez ha querido que no lo sea, convocando elecciones el 28 de abril, con una campaña marcada por la Semana Santa, los viajes y las vacaciones.
Estos enigmas se resolverán el 28 de abril. Se verá si las muchas protestas por el gobierno de Pedro Sánchez cristalizan en un relevo en Moncloa, si la cacareada fragmentación de los tres partidos de derecha y centro-derecha les permite gobernar o no, cómo vota la España vaciada, o si Pedro Sánchez consigue su objetivo al adelantar ahora las elecciones.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.