Si algún conseller ha logrado movilizar e indignar a los ciudadanos en estos pocos meses de gobierno de PSPV-Compromís –con el apoyo de Podemos-, sin lugar a dudas es el conseller de Educación, Vicent Marzà. No es motivo, precisamente, de orgullo ostentar ese récord, sino todo lo contrario. Marzà, un joven maestro castellonense, llegó con unas ideas muy prefijadas a la Consellería, y en el programa electoral de Compromís estaba muy claro: potenciar la enseñanza pública y otorgar a la concertada el papel de subsidiaria.
Lo que sucede es que muy pocos votantes se leen con calma los programas electorales, y no carecen de fundamento, porque luego se comprueba con frecuencia que no se cumplen los programas, invocando razones o simplemente pactando lo contrario. Pero Compromís “se está pasando de frenada”.
En el caso de Marzà, punta de lanza de Compromís para la educación valenciana, y tal vez por su juventud, ha puesto la proa a la enseñanza concertada con suma rapidez, pero con suma precipitación, como lo demuestra el hecho de que haya tenido que rectificar en pocos días en más de 20 conciertos educativos.
El PSPV no está de acuerdo con Marzà, no es tan radical, pero ya se sabe que han dejado en manos de Compromís –por exigencia de Mónica Oltra- un terreno que siempre las fuerzas de izquierdas han considerado prioritario, que es la educación. Y nos les falta razón, es prioritario.
Con su prisa y la falta de diálogo con los sectores implicados, el conseller está en la diana por deméritos propios. Se comprobó en la manifestación del pasado domingo en Valencia, reivindicando la libertad de enseñanza y en contra de los recortes de la Consellería. Entre los gritos que se corearon, “Marzà dimisión”. La presidenta de CONCAPA en la Comunidad Valenciana, Julia Llopis, al comenzar la concentración hizo una broma desde el micrófono: “Señor Marzà, ¿está usted por aquí, que no le veo?”. Al menos, dialogar, razonar, transparencia y dar la cara: Marzà está obligado, pero ¿está dispuesto o/y capacitado para ese diálogo? Dudo. Yo pienso que la concertada es complementaria, no subsidiaria ni elitista; defiende la libertad de elección de centro y cuesta a la Administración la mitad que la pública.
Las manifestaciones –Alcoy, Alicante, Benicarló, Orihuela, Valencia… y la próxima en Elche– y por su masiva asistencia, deberían hacer recapacitar al conseller, y sobre todo a Mónica Oltra, que es la que dirige realmente la educación.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.