También hay noticias buenas: Mercadona ha dado a conocer unas cifras impactantes, admirables, de su solidaridad a lo largo de 2023. La compañía valenciana que preside Juan Roig es creativa, también, en la solidaridad, pues combina diversas fórmulas y no se limita a donar unos miles de toneladas de alimentos –en concreto 23.100 toneladas el año pasado a 762 entidades sociales-, sino que cada año incrementa las entidades a las que ayuda, y desde luego se benefician mucho las entidades que tienen su actividad en Alicante, Castellón y Valencia. También colabora en campañas.
Valorando su esfuerzo solidario, pienso que la principal solidaridad que lleva a cabo es dar trabajo a más de 100.000 personas, con un salario digno y facilitando la conciliación familiar. Soy un gran convencido de este principio: crear empleo digno es la mejor solidaridad, para que todo el mundo pueda ganarse su sustento, para él y su familia, como resultado de su esfuerzo, sin vivir de las donaciones de empresas o de particulares –hay más particulares de los que nos parece que proporcionan alimentos a personas necesitadas, ¡abramos los ojos!-, y tampoco de las subvenciones municipales, autonómicas o estatales.
Al releer con alegría las cifras de la solidaridad de Mercadona, es inevitable recordar cómo arremetió contra Juan Roig, hace un año, la ministra Ione Belarra, y también el portavoz entonces de Podemos, Pablo Echenique, acusando al presidente de Mercadona de “capitalismo despiadado”. Una vez más, el naviero Vicente Boluda dio en el clavo: “los empresarios o somos todos capitalistas despiadados o no somos ninguno”.
Transcurrido un año de aquellas declaraciones podemitas, es bueno recordarlas para repasar su trayectoria: Ione Belarra ya no es ministra y Podemos está desapareciendo, mientras Mercadona y Juan Roig aumentan en todo, beneficios, prima de 600 millones que reparte entre los trabajadores y más solidaridad cada año. Un año de trayectoria puede indicar más de lo que parece: la sociedad quiere emprendedores, está a favor de la libertad de mercado, y esa misma sociedad ha dejado de creer y votar a Podemos, con sus resabios comunistas-populistas, que tienen mucho de negación histórica y social.
En el fondo de este populismo –Venezuela grita– subyace suprimir a los ricos, para que el dictador gobernante controle el país, la sociedad. Los millones de venezolanos que han emigrado son la prueba del engaño. Igualar a todos empobreciendo, de modo que los ciudadanos pierdan la libertad y dependan en todo del Estado.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.