De nuevo el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, está en el punto de mira por sus declaraciones, en este caso sobre la ideología de género. Resulta curioso que líderes de varios partidos políticos intenten acallarle, cuando lo que está defendiendo es la doctrina católica, guste o no a los políticos, como sucede en otros asuntos –y más graves– como es el caso del aborto.
Para muchos, la denominada “ideología de género” es desconocida. Para otros, se ha convertido en una conquista de primera magnitud, que quieren imponer a todos los niveles, incluido el educativo desde las edades más tempranas. En síntesis, la ideología de género viene a decir que cada uno puede optar por el sexo que quiera, mientras que para la doctrina católica el sexo es una característica importante en la identidad de un hombre o una mujer, diferenciados y complementarios.
Sin lugar a dudas, estamos asistiendo a una ofensiva ideológica en toda regla. En el blanco, Cañizares, y algún otro prelado.
Líderes políticos de distinto signo han arremetido contra Cañizares por sus palabras del pasado lunes, en la catedral de Valencia, en la fiesta de la Asunción de la Virgen. Fiesta grande, momento solemne, por lo que el propio Cañizares seguro que calculó más sus palabras y sus repercusiones, una vez más contracorriente.
Desde Compromís, se apresuraron a descalificar la postura y palabras del cardenal. Sus socios en el Gobierno valenciano –los socialistas-, lo hicieron unas horas después, anunciando que escribirán al Papa para que “llame a capítulo” al cardenal, por sus declaraciones sobre la ideología de género, los gays y ciertos feminismos: es ilustrativo que confluyen estos tres factores y sectores sociales en condenar a Cañizares.
A la ofensiva política se ha sumado un senador del PP, el canario Hipólito Suárez, escribiendo en las redes sociales que el Papa tiene que “cuadrar” a Cañizares.
Ciertas expresiones de Cañizares podrán gustar o no, ser más o menos acertadas, pero el fondo responde a la doctrina católica. Quienes piden al Papa que obligue a Cañizares a cambiar su opinión, no se han leído lo que el propio Papa ha escrito y dice sobre la ideología de género, que la ha calificado de “terrible”.
La ofensiva política es evidente. Parece que el “colonialismo ideológico” que han denunciado el Papa y Cañizares les pica. El senador del PP, Hipólito Suárez, se ha expresado así, y es bueno saber que se ha declarado reiteradamente homosexual. Respetar a los homosexuales no equivale a apoyar el matrimonio homosexual, o fomentar incluso la homosexualidad, como algunos pretenden.
Si Cañizares resulta molesto por recordar la doctrina de la Iglesia –dejando al lado, como digo, expresiones o tintes de oportunidad-, la pregunta salta a la vista: ¿están siendo valientes y claros todos los obispos, los responsables de la educación religiosa, los católicos en general?
El linchamiento, ahora político –antes por parte de colectivos gays o de ciertas posturas feministas radicales-, resulta paradójico, pues no pueden pretender que la Iglesia defienda y predique lo que los políticos quieren, sino la doctrina de siempre.
Si mucho se ha criticado el clericalismo –la intromisión del clero en asuntos ajenos a la Iglesia-, lo que ahora pretende instalarse es un laicismo que quiere callar a la Iglesia, y Cañizares es un “chivo expiatorio”.
Hace un tiempo, un periodista me dijo que Cañizares es un hombre mediático. Desde luego, está en boca de todos, sus palabras llegan a todas partes, y se comprueba que molesta a algunos. Tiene frente judicial, político y cultural, no se salva de nada el cardenal.
Criticar ciertos feminismos radicales no es ir contra la mujer. Acoger a los homosexuales no significa reconocer su matrimonio ni fomentar la homosexualidad. Ayudar a las mujeres que abortan no equivale a justificar el aborto. Y así podríamos seguir haciendo un elenco de cuestiones que se simplifican con toda intencionalidad por ciertos sectores críticos con la Iglesia.
La Iglesia molesta, Cañizares molesta ¿por qué y a quién? Aunque estemos en agosto, no vendría mal ahondar en estas cuestiones y así poder entender un poco mejor lo que está pasando, que no es una minucia.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.