El próximo domingo, 19 de junio, se celebran las elecciones autonómicas andaluzas. Las encuestas anuncian una victoria holgada del PP, próxima a la mayoría absoluta, y una debacle sin precedentes del PSOE, junto a un ascenso considerable de Vox. La irrelevancia de Ciudadanos ya hace tiempo que no es noticia, ni en encuestas ni en resultados, pues lo único que se espera es el anuncio de su disolución, porque ya ni puede ser refugio de Inés Arrimadas. Podemos parece prolongar su declive.
Juanma Moreno aparece como claro vencedor en las encuestas. Sin embargo, no olvidemos que la historia nos ha dado muchos ejemplos de discrepancia entre las urnas y la casi unanimidad de los sondeos: lo único que vale es el voto, no las encuestas, que aunque nos producen cierto hartazgo influyen a una pequeña parte del electorado: votar a caballo ganador, castigar a quien se cree triunfador de antemano o bien optar por la abstención son modos diversos de reaccionar, algunos muy en sintonía con la idiosincrasia española. Cierta dosis de “castigo” puede deparar sorpresas.
Andalucía es la comunidad autónoma con más población, 8,4 millones de habitantes. Y hay muchos andaluces que viven en otros lugares de España, desde luego en Castellón y su provincia. Por su origen y vinculaciones familiares o sociales, es interesante escucharles, aunque no voten, porque recogen la sensibilidad y el sentir de algunos o muchos andaluces. Tras décadas de gobierno socialista, los andaluces están avergonzados de la corrupción socialista (más de 600 millones en los ERE), por mucho que sea atronador el silencio en no pocos medios de comunicación: por eso mismo, y porque les parece razonable y sensato Juanma Moreno, el voto ha ido girando al PP, sin olvidar que Juan Espadas fue consejero con Chaves y Griñán. Los andaluces están satisfechos de su cultura, y por eso mismo están hartos de que el PSOE haya gobernado considerando Andalucía “su” cortijo particular. Las teorías de los ciclos políticos o del cronificado voto socialista andaluz merece ya un análisis en profundidad.
Los resultados del 19-J arrojarán un estado del voto con claras connotaciones de ámbito estatal. El ganador, lo subrayará; el perdedor, intentará acotar los resultados a Andalucía. Todos sabemos que unas elecciones andaluzas tienen unas connotaciones propias, y a la vez reflejan y anuncian tendencias nacionales. No se deben extrapolar íntegramente al ámbito nacional. A la vez, habrá que analizar los resultados de la comunidad autónoma más poblada con proyección de futuro.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.