Me parece que nos estamos precipitando ante la nueva cepa Ómicron. Lo escribo con mayúscula, Ómicron, porque mayúsculo es el impacto que ha provocado a nivel mundial y tanto influye ya en nuestra vida cotidiana, en conversaciones y hasta planes para los próximos días y semanas.
El miedo a lo desconocido suele generar una alarma irracional, precisamente por ser desconocido, y generar pánico. El temor desproporcionado tiene unos fundamentos: el ocultamiento de datos y la tardanza en tomar medidas que en muchas ocasiones vivimos en el pasado a raíz del Covid-19, así como las víctimas en familiares o conocidos. El noble afán de proteger a nuestras familias también está detrás de reacciones que pueden ser alarmistas, pero el “por si acaso” aplicado a los seres más queridos está muy presente.
Hay que diferenciar lo que sabemos de lo que desconocemos, ser muy objetivos, también como defensa adecuada ante una nueva cepa. Mi impresión hasta ayer era la de alarmismo, tal vez cultivado entre todos, y me lo vuelve a confirmar la doctora que descubrió esta nueva variante.
Lo que sabemos es que la doctora Angeline Coetzee, la doctora sudafricana que descubrió esta nueva variante del coronavirus, ha explicado con toda claridad que los afectados tienen síntomas leves, muy leves. Por ello, ayer en la SER aseguró que es prematuro el nivel de alarma internacional, con un rigor que se agradece: lo que ella ha visto y estudiado lleva a estar atentos a su evolución, con datos en la mano. Ella alertó al mundo, pero el mundo ha exagerado.
La doctora ha especificado los síntomas que ella detectó, con una treintena de mutaciones: garganta irritada, cansando y dolor de cuerpo moderado, sin fiebre alta. Más clara no se puede ser: “si tienes síntomas, ve al médico”. Fiarnos de los médicos. Rigor informativo.
La doctora fue muy clara: las restricciones a viajar no sirven, porque Ómicron lleva semanas por el mundo, no se puede ni debe ceñir a algunos países africanos. De hecho, los casos que van apareciendo –Alemania, España, etc. – parecen corroborar que ya estaba el virus hace semanas, en Europa al menos desde el pasado 11 de noviembre, no siempre procedente con seguridad de países africanos.
Entre los pacientes de esta doctora sudafricana, hay mayoría de vacunados mayores de 60 años. Eso es aportar datos concretos, y de paso confirma la conveniencia de vacunarnos con una tercera dosis a los que tenemos mayores de 60 años. Pienso que no estoy alarmado, sino simplemente a la espera de esa tercera dosis, que parece muy aconsejable.
También el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lamentó que algunos gobiernos hayan tomado medidas contundentes, no basadas en pruebas ni datos, ni eficaces por sí mismas.
En este contexto, más razonable me parece lo que nuestro Ministerio de Sanidad ha hecho, que es recomendar límites en los participantes de eventos, prestando especial atención a las celebraciones navideñas. Recomendar, sin más.
Ante esta nueva cepa y con carácter estable, porque el virus –con sus diversas variables– nos va a acompañar más de lo deseable, las medidas de sentido común: medidas de distancia social, lavado de manos, ventilación -¡no encerrarse en casa, que es peor!– y usar mascarilla. Calma!
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.