LA TAUROMAQUIA COMO SÍMBOLO DE UNA RAZA QUE PRETENDEN EXTERMINAR
El pasado jueves 27 de febrero, tuvo lugar una actividad más, organizada por el Club de Opinión y de Estudios Históricos Jaime I de Castellón de la Plana. El gran torero valenciano, y por lo tanto dos veces español, Vicente Barrera Simó, fue el ponente de la conferencia titulada: “HABLANDO DE TOROS”, dando una lección de señorío, torería y patriotismo.
No trato con este artículo de dar otra conferencia, ni de justificar mi afición por la Tauromaquia. Lo que trato es de exponer alguna de las reflexiones que me hice, al socaire de la magnífica lección pronunciada por el maestro Barrera; reflexiones que espero puedan ser de alguna utilidad para quienes participamos en la cruzada, de momento ideológica, a la que nos está lanzando el gobierno comunista de España y la red político-mafiosa que lo sustenta.
La primera reflexión es la siguiente: el torero se enfrenta a dos fieras, a las que ha de dominar y someter.
La primera de esas fieras es el miedo, al que transforma en valor, valor que combina con arte e inteligencia para dominar a la otra fiera: el toro bravo; dicho sea, lo de fiera, con cariño y un inmenso respeto. Y eso constituye un admirable ejercicio de hombría y virilidad.
Otra de las reflexiones suscitadas es sobre el antitaurinismo y el animalismo, teledirigido y manipulado por la progresía y la anti España, a quienes se le da un ardite los inexistentes derechos del toro bravo; animal que, por cierto, en la escala evolutiva, está muy por encima de estos soplagaitas. Lo que en realidad buscan, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, es utilizar la defensa de unos supuestos derechos, para atacar una fiesta de tan clara raigambre hispánica. Y porque en la fiesta nacional se concitan el arte, el valor, la bravura, la hombría y la virilidad, conceptos que repugnan a la progresía y al comunismo; porque ellos, en su plan de esclavización mundial, necesitan de la cobardía y de la sumisión de los ciudadanos.
Naturalmente, respeto a aquellas personas a quienes no les gustan los toros. Son absolutamente libres para ello, siempre que respeten nuestra libertad.
No obstante, invito a todos, taurinos y no taurinos, a que vean condensados en la Tauromaquia, unos valores que, entre otros, son los de una raza que no se está extinguiendo, sino a la que están tratando de exterminar.
Los verdaderos amos de quienes ahora ostentan el poder político en España, nos quieren sumisos, cobardes y dependientes de un Estado que se ha convertido en instrumento para destruir nuestra Nación y nuestros valores; para convertirnos en esclavos, haciéndonos creer que somos libres.
¡NO LO CONSINTAMOS!