Anoten en sus agendas tres domingos muy cercanos en que se van a celebrar elecciones particularmente importantes para el futuro político de España: el 21 de abril (las vascas), el 12 de mayo (las catalanas) y el 9 de junio (las europeas). Algunas reflexiones al respecto.
Los cuatro partidos principales que compiten en las vascas y catalanas -PNV, Bildu, JXCAT y ERC- son formaciones separatistas, convencidas de que el futuro de sus regiones está fuera de España y carentes todas ellas de sentimientos positivos hacia nuestro país. Son, digámoslo sin ambages, partidos antiespañoles.
En ambas autonomías, ninguno de los partidos podrá triunfar si no cuenta con el apoyo del PSOE o si se prefiere, del sanchismo, lo cual coloca a Sánchez ante una muy difícil tesitura ya que necesita a la vez el apoyo de los cuatro partidos para continuar en la Moncloa.
Las últimas encuestas dan a Bildu como vencedor en el País Vasco, algunos puntos por encima del PNV. Puesto que lo lógico hubiera sido que el PSOE apoyara al partido ganador, Sánchez se habría visto abocado a colocar a Bildu al frente del gobierno vasco algo claramente inconveniente para su imagen a escala nacional, de ahí el vuelco que ha dado en los últimos días, que tras haber blanqueado a los herederos de ETA como gentes de paz, de pronto está insistiendo en recordar el tenebroso pasado de Otegi y su banda.
No está todo perdido para Sánchez. Lo cierto es que los cuatro partidos separatistas, se vean apoyados desde La Moncloa o no, con nadie se siente tan cómodos como con Sánchez. Nadie les facilitará tanto el camino hacia la independencia como Pedro Sánchez, de ahí que, aun cuando el presidente apoye al partido rival, lo más probable es que sigan manteniendo al inquilino de La Moncloa.
Esa es la razón por la que partidos ideológicamente distantes del PSOE como son PNV o JXCAT apoyaron a Sánchez en la Moción de censura de 2017 y siguen apoyándole ahora. Una traición la del PNV que nadie ha olvidado en España. Ello es válido para el dúo Bildu-PNV y también para ERC-JXCAT. En este último caso habría que sacrificar a Illa -sacrificio al que éste ya está acostumbrado- e incluso cabría la posibilidad remota de un pacto entre Puigdemont y Junqueras.
En la campaña vasca, Bildu está conociendo una aceleración con la que no contaba. El partido tiene aún no pocos asuntos que resolver antes de acceder al poder cosa que contaba con hacer en 2028 de ahí que pueda frenar el paso de buen grado convencido de que el tiempo juega a su favor. Lo que no debe haberle agradado, sin embargo, es que de golpe y porrazo, sus socios sanchistas le hayan sacado los trapos sucios de su pasado terrorista.
Cuando el PP acceda al poder, probablemente antes de 2027, va a tener un panorama difícil de componer, también y sobre todo desde el ángulo autonómico.
En este sentido, las elecciones europeas del 9 de junio serán muy reveladoras. Aunque los índices de participación no suelen rebasar el 60%, el votante a aquellos comicios suele pronunciarse con mayor libertad por lo que tendremos en ellos una clara visión de la fuerza de cada uno de los cuatro partidos principales a escala nacional.
Apuesto en las elecciones europeas, por un desmoronamiento del PSOE y Sumar y un consiguiente reforzamiento adicional del PP y de Vox.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.