Cada partido político se aferra a la encuesta que más le conviene. Tras las encuestas de las últimas semanas a nivel nacional, sólo Podemos está “socarrado” de verdad, y con unas cifras que no le permiten ilusionarse bajo ningún argumento sólido: Pablo Iglesias es el líder peor valorado, la caída en picado de intención de voto es llamativa, y lo más significativo en mi opinión es que es lo que palpamos en la calle, que ese populismo ha defraudado, porque su “varita mágica” es subir los impuestos y en donde gobierna con otros partidos de izquierdas es más que polémico e, incluso, inane o irrelevante, con astracanadas y polémica que sustituyen a su “utopía”.
Ciudadanos está más que crecido por las encuestas, pues le sitúan como el partido político que sería más votado en estos momentos. Sólo la del CIS – la que reconocen casi todos que “es la que vale”- le sitúa en tercer lugar, tras el PP y el PSOE. Es muy relativo el valor de las encuestas, por diversos motivos: por la muestra de opiniones recogida – a veces muy reducida -, porque falta casi año y medio para las elecciones autonómicas y municipales, y más de dos años para las elecciones generales, porque conozco algunos que expresan cosas distintas a las que votarían de verdad – fruto de la desconfianza en este tipo de encuestas, o por “fastidiar” a alguien en ese momento, como me comentaba uno de los consultados -, y en definitiva en la mente de todos están las encuestas del pasado, que con frecuencia no han reflejado bien las “tendencias” o se han equivocado sin paliativos.
Nadie acertó que el 21-D catalán colocaría a la antigua Convergencia por delante de Esquerra Republicana, y así Puigdemont sigue haciendo su penoso juego para la mayoría de los catalanes y para los españoles. Nadie acertó en la Comunidad Valenciana, en las autonómicas de 2015, el crecimiento de Compromís: le votaron sectores que querían un partido que defendiera los intereses valencianos, le votaron sectores de la izquierda, y hasta los líderes de Compromís se sorprendieron.
PP y PSOE se aferran a los resultados de la encuesta del CIS de la semana pasada: salen bien parados para lo que se temían. Se dice que Isabel Bonig, la presidenta del PP valenciano, se la juega en 2019: todos se la juegan a los resultados, pero no hay que olvidar los pactos. La socialista Amparo Marco es un ejemplo: estaba en la “picota”, obtuvo pésimos resultados en 2015, pero es alcaldesa de Castellón, gobernando o contando con el apoyo de Compromís y CsM. ¡Faltan 13 meses!
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.