Algunos se extrañan al ver hoteles, o intentar reservar plaza, que son solo para adultos, “only adults”. Ha ocurrido ahora en un hotel de Benicàssim, que no admite menores de edad pero sí mascotas. En la provincia de Castellón hay unos cuantos hoteles en playas y en el interior, masías, hoteles rurales y pequeñas casas rurales que son “only adults”.
Ahora perros y mascotas en general son muy apreciados, y los niños cada vez menos: basta ver la ínfima natalidad, y los 100.00 abortos anuales, y que hay 9 millones de perros en España frente a 6 millones de niños menores de 14 años. Un atleta olímpico colombiano, Jhancarlos González, afirmó hace unos días que, tras su eliminación deportiva y un gesto inapropiado, deseaba regresar a casa para estar con su madre y con su perro: me llamó la atención la casi equiparación madre-perro.
El hotel de Benicàssim presenta sus “valores”, entre los que figura que no admite menores. Afirma en su web que, para el hotel, las mascotas “son un huésped más”, que admite perros y gatos de hasta 5 kilos con un coste adicional por noche y limitándose a una mascota por habitación. “¡Es indignante, nuestros hijos valen menos que las mascotas, pues para ellos los perros son sus clientes!”, comenta el indignado, pidiendo que se frene la paidofobia (miedo o rechazo a los niños).
Los hoteles ‘solo para adultos’ suelen tener pocas habitaciones, menos de 15. Pocos saben que suponen ya en España el 5% de los establecimientos hoteleros, y los hoteleros comprueban que hay un público que busca la tranquilidad máxima sin menores. Los que acuden son padres en su mayoría, que no quieren estar rodeados de niños cuando no tienen a los suyos, vivir unos días de amor matrimonial exclusivo.
Hay restaurantes que no admiten niños. El coche en silencio del AVE incluye que no pueden viajar menores de 14 años. Hay quienes piensan que limitar el acceso a los menores va contra los derechos fundamentales y del artículo 15 de la Constitución. Otros defienden el derecho de admisión. Me temo que el amor a los niños se está volcando en las mascotas, sustituyéndolo. Como si asistiéramos a una “humanización” de las mascotas. Algunos lo afirman. La calle y las conversaciones arrojan luces.
Me resultan curiosas estas contradicciones: se permite abortar a una niña menor de edad, y no puede estar en un hotel “only adults”. Es una incongruencia. Los niños son una bendición, vida y alegría. Ahora no se tienen hijos o se dejan a los abuelos para ir unos días a un hotel “only adults”: molesta un niño pero no un perro. Para pensar.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.