Los últimos atentados de Londres, la ruptura de relaciones diplomáticas con Qatar y la venta por un euro del Banco Popular tienen en común la desinformación.
No son pocos los conocidos y amigos que estos días me preguntan por estas tres cuestiones, como si un periodista fuera un experto en todo, en cuestiones de terrorismo internacional, financiación del terrorismo y batacazos bancarios. Siento defraudarles, pero les reconozco que noto una falta considerable de información, por más que pueda tener algo más que un ciudadano que no se dedica al periodismo.
Una vez más, me he acordado de que la primera víctima en una guerra es la verdad. La información objetiva se vuelve a echar en falta, hasta de modo escandaloso, y se aviva la sensación de que la realidad no interesa darla a conocer, por parte de quienes tienen responsabilidades de gobierno y los grandes grupos bancarios y económicos. Se repite la historia, que ya sabemos, pero que duele cuando se ven las víctimas, que en el fondo somos todos.
Cuando escribo estas líneas, todavía no se sabe nada de los cuatro desaparecidos en los atentados de Londres del pasado sábado. En un ataque suicida con cuchillos, pasados ya varios días, en pleno centro de Londres, todavía no sabemos nada de los cuatro desaparecidos. No es normal.
Sobre la ruptura de relaciones diplomáticas con Qatar, todavía aumenta la convicción de falta de información, y ahí incluyo abundantes informaciones de diversos medios en estos días. Si Qatar financia el terrorismo, ¿con cuánto y a quiénes? Y otros países de su entorno también financian el terrorismo, y es conocido. Más bien parece que es cortar a Irán el suministro de gas de Qatar, Irán como objetivo real de esa medida. Mientras, Vladimir Putin dice que hay que resolver esa crisis con diálogo: escucharlo a quien invadió Crimen y golpea Ucrania es esperpéntico.
Y la venta del Banco Popular al Bando Santander por un euro, el “bombazo” de ayer, es un monumento a la mentira continuada, a la desinformación. Un conocido me comentaba el lunes: “he comprado acciones del Banco Popular, porque se resolverá y las acciones necesariamente valdrán más”. Y el propio lunes un amigo me comentaba que recibió ese día una llamada telefónica ofreciendo fondos de inversión precisamente del Popular.
Ahora los accionistas del Banco Popular han perdido todo, y también otros que tienen ciertos fondos. Unos 160.000 accionistas con 1.000 euros o menos, pero otros 90.000 accionistas con más participación: los ahorros de no pocas familias medias han volado.
Se quiera o no, es un mazazo a la credibilidad de los bancos en general, aunque tal vez en la solución se ha embarcado el Banco Santander –o le han embarcado– para que no se extienda la desconfianza a los bancos.
¡Si ahora repasáramos lo que se ha dicho y escrito sobre el Banco Popular en estos días, en estos meses! Para tranquilizar… mintiendo.
De nuevo vuelvo a defender que los medios de comunicación hemos de revisar cómo defendernos de las mentiras que nos llegan, de fuentes cualificadas. Y que en materias como la economía hay que contar con expertos, para que los periodistas no seamos un escalón más en la desinformación, por muchos años que llevemos en la profesión.
Días de luto por las víctimas del terrorismo, días de luto por la falta de verdad en la información, días de luto por la propia profesión periodística. Pero no tiremos la toalla: hay que aprender de nuevo, no desanimarse ni considerarse derrotados de antemano, aunque es complejo, más de lo que parece para quien no está dentro del periodismo.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.