Viajar se ha convertido en una de las actividades favoritas de la gente. Conocer tierras lejanas, otras culturas, otras gentes, otras gastronomías. Incluso personas de escasos medios sueñan con viajar y a poco que consigan ahorrar prefieren gastarlo en un periplo antes que en la compra de algún otro bien menos perecedero.
El admirado Woody Allen pensaba de otro modo cuando narraba la historia de aquel matrimonio que habiendo heredado una pequeña fortuna, duda si emplearla en hacer un crucero por el Caribe o divorciarse. Finalmente optaron por lo segundo ya que el crucero se acaba y se olvida en tanto que el divorcio es para toda la vida.
A los políticos también les gusta mucho viajar pero no solo por el placer de conocer mundo sino sobre todo por sentirse lejos de la tensión directa del día a día de su país. Veamos el caso de nuestro Presidente y su señora. Recientemente han visitado la India y Brasil y, de paso, Sánchez solo, Azerbaiyán. En esos lugares, frente a lo que ocurre en España, podrían salir a la calle, pasear sin que nadie les insultara o intentara agredirlos.
No niego que haya que asistir a reuniones del G/20 o a sesiones sobre el cambio climático, donde por cierto no asistió ningún líder de postín, pero a los Sánchez Gómez se les vio demasiado clara la intención de eludir sesiones de control de la cámara baja, o encuentros en el juzgado de guardia.
Es difícil imaginar las ventajas que tiene estar en política -especialmente si es a nivel presidencial- que compensen los sapos que hay que tragarse a diario.
Es también notable constatar que puestos a viajar, cuanto más lejos mejor ya que se da la paradoja que son los países cercanos y teóricamente nuestros mejores "amigos" aquellos con quienes tenemos mayores problemas diplomáticos, tales son el Reino Unido con el que nos "une" un problema casi insoluble como es Gibraltar; el "amable vecino del sur" (Marruecos) que entre el Sahara, Ceuta y Melilla nos tiene sometidos a un chantaje intermitente; con algunos países hispanoamericanos, nuestros hermanos o "hijos patria", tenemos grescas notables, como en las mejores familias. Veremos cómo nos lo montamos con Trump pero las cosas solo pintan regular.
Los políticos lucen mucho más fuera de la patria que dentro de ella. En éstas, los ciudadanos tenemos que sufrir día a día, sus errores, sus cambios de opinión, sus corrupciones, sus trampas. Cuando se desplazan a otros países, a aquellas gentes les importa bien poco lo que hagan o dejen de hacer en sus casas. Aquel político es un visitante, no mal plantado y hasta pueden aplaudirle.
Lo de nuestros Reyes es afortunadamente, otra cosa, tanto Juan Carlos I como Felipe VI, son nuestros mejores embajadores. Ellos nos han abierto puertas, han creado millones de puestos de trabajo y han prestigiado la marca España. Sin ir más lejos, en lugar de escaparse por el mundo, han visitado de nuevo pueblos dañados de Valencia, Chiva y Utiel, después de haber sabido mantener todo el prestigio en la malherida Paiporta en el primer y accidentado viaje.
Si el votante supiera lo que cuesta cada uno de estos viajes, con séquitos próximos al centenar, entre funcionarios, guardaespaldas, periodistas y empresarios; con hoteles, restaurantes y todo lo que haga falta, comprendería mejor por que en breve nos van a subir de nuevo los impuestos.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.