No le queda otra salida a Oltra que dimitir. Se pondrá punto y final a una mala gestión de los centros de menores, y hay un caso que, por la relación que tiene en el tiempo (2017), es de justicia recordarlo: el cierre del centro de menores de Segorbe por parte de Oltra, justo cuando se produjeron –y conocieron en la Consellería, intentando ocultarlos y, en vez de ayudar a la víctima, acorralarla y asustarla- los abusos por parte de su marido Luis Eduardo Ramírez Icardi. Ya en 2017 se corrió como la pólvora que Oltra tomó la decisión de cerrar de inmediato el centro de menores para desviar la atención: “hay otros abusos, en Valencia, que se quieren tapar”. Insisto: quien quiso saberlo, lo supo, y es muy fácil a una consellera y vicepresidenta acusar a unas religiosas abnegadas. Fue cruel. Segorbe salió a la calle. Es justo recordarlo ahora.
No tuvo piedad. En Segorbe no hay precisamente un buen recuerdo de Oltra a raíz de esos hechos, por la gran labor que hacían las religiosas que llevaban ese centro de menores. Menores, religiosas y un profesional pagaron la crueldad de Oltra, como luego se ha demostrado en sede judicial. ¿Alguien ha escuchado a la consellera pedir perdón? Es su estilo: tapar, jugar con la fama y decir que los jueces no recogen la verdad.
El TSJCV anuló la multa de 15.000 euros y el cierre durante tres años impuesto al centro de menores de Segorbe. La líder de Compromís actuó con una rapidez inusitada y, todo hay que decirlo, más que sospechosa, como luego se demostró. Corrían los meses de abril y mayo de 2017, cuando Maite se afanaba por encontrar a alguien en la Consellería que diera crédito a los abusos sexuales que había sufrido. Desmanteló el centro de menores que gestionaba las religiosas de la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia en tiempo récord: alegó que servían comida caducada, que se castigaba a los menores con duchas de agua fría, y que había habido un abuso a una menor por parte de un educador ¡que había sido despedido un año antes! Oltra dio detalles públicos de ese educador, al que la Justicia absolvió: nunca fue indemnizado por ello. Este educador ha dicho que “el monstruo no era yo, era su marido”. Segorbe y Maite, unidas en una cruel y vengativa historia.
El Tribunal Supremo determinó que el cierre fue ilegal, y que el traslado de la veintena de menores que allí residían fue “una grave infracción del ordenamiento jurídico”. Los tribunales dieron la razón a las religiosas, ya que Consellería incumplió los plazos en la elaboración del expediente sancionador. Maite no ha sido la única víctima de Oltra.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.