Sin familia no puede haber Patria

Sin familia no puede existir la Patria y, sin la Patria, el hombre no es nada. Por lo tanto, el hombre íntegro es el que se cría y educa en el seno de una familia y es miembro de una comunidad, que adquiere su plena potencialidad cuando es concebida y vivida, utilizando la definición recogida en el segundo punto de la norma programática de Falange Española, como una unidad de destino en lo universal, compuesta por hombres portadores de valores eternos, según la definición de José Antonio Primo de Rivera.

Pero no estoy hablando de la familia en abstracto. Me estoy refiriendo a la unidad familiar cuyo modelo es la Sagrada Familia (Jesús, María y José). Un modelo de familia al que los rojos, para desprestigiarla, denominan patriarcal, cuando, en esa Familia, el papel de la madre, de la Santísima Virgen, es primordial. Tan primordial que, por ejemplo, Jesús hace su primer milagro por la insistencia de su Madre. Y el Patriarca, San José, juega un papel que no es precisamente el de protagonista.

Esta familia es la que debe encargarse de la educación humana de la prole y de transmitirle esos valores eternos, para que el niño se convierta en lo que nuestros padres llamaban un hombre de provecho. Naturalmente, esa educación se ha de complementar con la formación académica y profesional, que les corresponde a la escuela, al instituto y a la universidad, sin que, en modo alguno, la familia y las instituciones educativas deban convertirse en compartimentos estancos, aislados los unos de la otra. 

Pero los centros educativos no están para transmitir valores, puesto que su función primordial es la de proporcionar formación humanística, científica y técnica. Y si transmite algún valor, ha de ser el ejemplo de los profesores, plasmado en valores como el rigor, la puntualidad, la cortesía, su preparación académica, el mantenimiento de la disciplina y de la jerarquía, puesto que la enseñanza no puede estar sometida a reglas democráticas. Es decir, y para que nos entendamos, la solución de un problema matemático no puede ser sometida a votación.

Naturalmente, en ese sistema educativo, los padres han de estar involucrados, pero no a través de asociaciones de padres y engendros semejantes, puesto que esos chiringuitos siempre acaban siendo instrumentos partidarios, cuyo interés primordial, por regla general, no suele ser la formación académica y humana del alumnado, sino la transmisión de las consignas que les dictan las organizaciones de las que son títeres.  

Cada familia se ha de ocupar de su prole, sin que se pueda delegar algo tan importante y sagrado en otros, porque eso, además, constituye una dejación de responsabilidades. Claro que eso nos lleva a la cuestión peliaguda del trabajo de ambos cónyuges, pero ese es un jardín en el que, de momento, no me quiero meter.

Dicho esto, hora conviene dedicarle un espacio a los planes de la élites globalistas, el Nuevo Orden Mundial en definitiva, una de cuyas órdenes de operaciones es la agenda  2030.

En mi opinión, se está intentando crear una sociedad esclavizada, pero, como el hombre integral es un ser esencialmente libre, se les hace necesario desintegrarlo y destruirlo, no físicamente, sino moral y psicológicamente, con lo cual se trata de destruir la obra de Dios, quien puso al hombre a la cabeza de su Creación. Eso supone inocularle e imponerle nuevos y disolventes valores, para lo cual, la familia estorba. Por lo tanto, al mismo tiempo que se destruye la familia, obra que ya casi tienen terminada, necesitan de alguien que transmita esos antivalores, yo prefiero llamarles valores satánicos. Ese papel lo va a jugar la escuela, a la que comenzaron por quitarle los maestros e imponerles los pedagogos, encargados de erradicar la laboriosidad, el mérito, la inteligencia, el esfuerzo y la capacidad de la vida académica, imponiendo un igualitarismo que, margine a los mejores y consagre la mediocridad. 

Con lo dicho, están desarrollando otra operación, una táctica más, subordinada a su estrategia disolvente. Me estoy refiriendo a la destrucción de la escuela pública. Pero como todavía no pueden eliminarla, se limitan, al menos por el momento, a degradarla y a ofrecérsela a los hijos de los más desfavorecidos, para que sigan permaneciendo en su estatus, mientras que los dirigentes llevan a sus hijos a colegios privados, donde los prepararán para seguir formando parte de la casta. Es decir: vosotros en Vallecas, yo en Galapagar.

En este plan, juega un papel fundamental lo que antes se llamaba el Magisterio. De ahí la importancia de copar las facultades, para crear planes de estudios ad hoc y adoctrinar a los alumnos. Para ello, comenzaron por cargarse las escuelas normales de magisterio, donde a los maestros se les proporcionaba una gran cultura general y se les instruía en técnicas didácticas, y no pedagógicas. Fijémonos en los actuales planes de estudio de las facultades de magisterio. A eso hay que añadirle el hecho de que las competencias de educación se han transferido a las comunidades autónomas, verdadero cáncer político, con lo cual las autoridades políticas están más cerca y pueden presionar más y mejor a los profesores y directivos de los centros educativos, en los cuales juegan un papel primordial las asociaciones de madres, padres y alumnos, que, como decía más arriba, son correas de transmisión de consignas, no educativas y académicas, sino políticas e ideológicas.

En fin, como veo que este escrito se está alargando, no por capricho, sino porque da para varias tesis doctorales, prefiero ponerle aquí el punto final, sin que esto sea óbice para que lo pueda ir ampliando en sucesivas entregas.

También quiero aclarar que, en puridad, no soy falangista, aunque, si lo fuese, tampoco pasaría nada, pero como he hecho al principio algunas alusiones a José Antonio Primo de Rivera, conviene decir que es una figura muy interesante, a la que conviene rescatar, así como recomendar la lectura de sus Obras Completas. Les aseguro que vale la pena.

 

  • Miguel José Alabort Jiménez es licenciado en Derecho y Graduado Social.